34.

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Me volví a mirar en el espejo retrovisor del coche, como si así mi reflejo me fuese a asegurar que todo estaría bien. La decisión había sido tomada... ¿Pero por qué parecía doler tanto? No sabía cómo iba a reaccionar Stiles, y eso no dejaba de asustarme.

Tranquila, Lydia. Todo va a salir bien. Como si yo me creyera eso.

Inspiré profundamente antes de abrir la puerta de mi coche y bajar, dispuesta a entrar directa a clase. Por el rabillo del ojo, vi cómo Stiles hablaba con Erica, y al igual que en el momento en que les vi llegar juntos en la cafetería, no me gustó nada. ¿Qué intentaba Erica con él?

Aparté esos pensamientos de la cabeza en el instante en que crucé la puerta de entrada del instituto. Fui a mi taquilla a coger los libros que necesitaba, y lo hice a toda prisa. No quería cruzarme con Stiles aún, y mucho menos con la cara y actitud de superioridad de Erica. Entré en clase y vi a Aiden ya ahí, sonriéndome e invitándome a sentarme con él. Yo correspondí la sonrisa, pero negué con la cabeza. No podía sentarme con él sin haber hablado antes con Stiles, eso sólo generaría más problemas y discusiones.

Decidí centrarme exclusivamente en la clase, sin prestar atención a las miradas de Stiles o Aiden sobre mí. Fue difícil ignorarlas, pero al final lo logré. Notaba cómo mi cuerpo se iba tensando al ir acercándose el final de las primeras clases, señal de que el descanso iba a comenzar. No era el descanso lo que me preocupaba, sino la conversación que tendría con Stiles. Sabía que él me hizo escoger entre él o Aiden, pero aún había alguna posibilidad de poder escoger sin perderle, ¿no?

Cuando el timbre sonó, me levanté de inmediato de la silla, como si alguien me estuviese controlando o estuviese poseída. No era así, por supuesto, simplemente los nervios lo hicieron como acto reflejo. Por primera vez en toda la mañana, dirigí mi mirada hacia Stiles, que ya me estaba mirando.

—Creo que tenemos que hablar —dije lo más tranquila posible, que no fue mucho. Stiles asintió con la cabeza antes de recoger sus cosas y ponerse de pie. Se acercó a mí y me agarró con cuidado del brazo para salir de clase y asegurarse de que yo iba tras él. Cuando estuvimos lo suficientemente lejos de la gente y, más concretamente, de nuestros amigos, paró.

—Está bien. Puedes hablar ya —dijo simplemente. Yo cogí un poco de aire antes de empezar a hablar, sin ser capaz de mirar a sus ojos.

—Verás, es sobre el tema de Aiden... —No pude decir mucho más, ya que mi cuerpo temblaba cual gelatina. Stiles puso su mano sobre mi barbilla empujándola levemente hacia arriba, de forma que mis ojos se encontraron con los suyos.

—Quiero que me mires cuando me hablas. ¿Qué te asusta tanto? —preguntó con cierta curiosidad.

—Tu reacción... —admití. La expresión de Stiles en ese momento cambió por completo; acababa de averiguar cuál había sido mi elección.

—No lo puedo creer... ¿En serio le has escogido a él? ¿A ese tío? —El tono de Stiles no se parecía en nada al que había usado anteriormente. Ahora era duro y se podía notar cierto enfado y decepción en su voz.

—Bueno, sí... Pero no le he escogido, solo he decidido tener una segunda cita con él. —Yo intentaba descifrar lo que los ojos de Stiles escondían, pero no me resultaba sencillo.

—Pues eso, Lydia, significa que le has escogido a él. Espero que os vaya genial y seáis muy felices y comáis perdices. Me largo —comentó antes de echarse a andar, camino a la salida del instituto. Yo no podía permitir eso, por lo que eché a correr tras él hasta que le alcancé. Agarré la manga de su camisa de cuadros, obligándole a girarse—. ¿Y ahora qué demonios quieres?

—¿Que qué quiero? Stiles, quiero que esto no termine así. ¿Por qué no podemos seguir siendo amigos y ya está? —Stiles pareció perplejo antes mis palabras, como si no pudiese dar crédito. En este momento podía ver lo que sus ojos reflejaban: furia, pero especialmente, dolor.

Do we have a deal? || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora