Capítulo 4 - Mi primer beso.

103 10 0
                                    

Hasta que, sin darnos cuenta, nuestros labios se unieron en un dulce, lento y largo beso. Mientras nos besábamos, Fran me acariciaba la cara, jugaba con mi oreja. Poco a poco íbamos besándonos más rápido, nuestra respiración se aceleraba cada vez más. Empezamos a acariciarnos la espalda, el cuello, el pecho.. Y sin darnos cuenta, a Fran se le fue la mano a cierto sitio.. Pero me sobresalté y lo paré.

—Lo siento Carlota, de verdad, no era mi intención, lo siento.. —dijo lamentándose. —Joder que inútil soy.

Entonces comencé a reírme, a carcajada limpia. Nunca antes me había reído tan agusto y tan fuerte.

—¿De qué te ríes? ¿Tengo cara chiste?

—No. —dije conteniendome la risa. —Es que estoy muy contenta.

—¿Por qué? —preguntó Fran con una pequeña sonrisa.

—Acabo de dar mi primer beso, ¿y sabes qué es lo mejor?

—¿Qué? —preguntó interesado.

—Que has sido tú a quien se lo he dado. —sonreí.

—Carlota.. Yo.. Acabo de conocerte y.. Esto.. —dijo tartamudeando. —¿Crees.. En el amor a primera vista?

—Sí, ¿y tú crees?

—Sí. —dijo mirándome serio.

Entonces, tras unos segundos mirándonos a los ojos, sin pensármelo dos veces, solté algo de lo que jamás me arrepentiré.

—Fran, me gustas. —dije seria y cargada de razón. —Desde que te he visto.

—Wow Carlota.. ¿Por qué?

—Cuando Marcos te presentó, parecías tan yo, tan igual a mí, tímido, callado.. No se, me gustas, y ya está. —le dije con una amplia sonrisa.

—He de decir.. Que tú a mí también me gustas, de verdad.. —dijo haciendo una pausa. —¿Quieres que nos conozcamos mejor?

—Claro que quiero. —lo abracé, tan fuerte como lo había hecho antes.

Nos quedamos unos minutos abrazados. Hasta que de repente las luces de mi casa se encienden.

—¡Ups! Mi madre se ha despertado, corre, mañana nos vemos. —dije dándole un último beso.

—Hasta mañana preciosa. —me dijo correspondiendo el beso.

Se fue corriendo, y se escondió tras unos arbustos. Entonces, mi madre abrió la puerta.

—¡Hija! Son las 6 de la mañana, ¿llevas aquí sola desde la 1:30?

—Sí mamá.. —dije mirando de reojo a los arbustos donde Fran se había escondido.

—Entra a casa, anda.

Entré, fui hacia mi habitación, me cambié poniéndome el pijama y me fui a dormir. A la mañana siguiente, me desperté a las 12:30, me dolía mucho la cabeza, eso de acostarme tan tarde..
Cogí el móvil, y había un mensaje de Fran, y otro de Lluvia. Bueno. Miento. De Lluvia había 5 mensajes. Pero como anoche me dejó sola, decidí contestarle cuando hablara con Fran.

Conversación por WhatsApp.

—Hola preciosa.

—Hola bonito.

—¿Dormiste bien? —escribió añadiendo un icono con un beso.

—Sí, pero estoy bastante cansada, ¿y tú?

—Sí. Estoy deseando verte, ¿Quieres quedar esta tarde?

—¡Claro! ¿A qué hora?

—Te recojo a las 16:30 princesita.

—De acuerdo, hasta luego cielo.

Fin de la conversación.

Decidí hablarle a Lluvia cuando terminara de comer, estaba muy enfadada con ella.
Bajé a ver a mi madre. Estaba preparando la comida.

—Buenos días hija, ¿cómo estás?

—Buenos días mamá. —dije
bostezando. —Tengo mucho dolor de cabeza, la verdad.

—Tomate una pastilla, la tienes ahí preparada, sabía que te dolería la cabeza.

Mi madre era adivina, cada vez me sorprendía más. Me tome la pastilla y subí a mi habitación.

Hermanos desconocidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora