Capítulo 16 - Al borde de un ataque.

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-¿Qué... Qué haces aquí? -tartamudeé mientras daba pequeños pasos hacia atrás.

-¿No buscabas gente? Pues aquí estoy yo. -me mostró una sonrisa malvada.

-Creo que... Seguiré buscando... ¡Adiós! -salí corriendo lo más rápido que pude.

Pero sin darme cuenta, se había plantado delante de mí sin dejarme dar ni un paso.

-¿Por qué no me dejas pasar?

-Porque quiero divertirme contigo. -me cogió del brazo.

-Suéltame o gritaré. -dije asustada.

-No lo harás. -me puso un pañuelo entre la boca y la nariz y caí al suelo desmayada.

Narra Lluvia.

Qué extraño que Carlota no haya venido aún por aquí...

-Chicos, ¿vosotros habéis visto a Carlota? -dije acercándome a Fran y Marcos.

-Que va, ¿y tú? -dijeron los dos a la vez.

-No... -me quedé pensativa. -Estoy un poco preocupada.

-Creo que saldré a buscarla. -salió Fran de su escondite.

-Iré contigo tío, no dejaré que vayas tú sólo. -dijo Marcos.

-Yo me quedaré aquí por si aparece... -agaché la cabeza.

-¡De acuerdo! -dijeron al unísono mientras se alejaban.

Qué estará haciendo esta chica...

Narra Carlota.

Cuando desperté estaba tumbada en una gran cama de matrimonio. A mi derecha había un aseo, a la izquierda otra habitación, parecía un salón. Seguro que esto era una cabaña.
De repente, una voz me habla.

-Hola Carlota, al fin has despertado. -dijo acercándose a mí.

-¿Líder? ¿Qué hago aquí? -grité asustada.

-Pues ahora mismo lo sabrás... -reía cual malvado en una película de terror.

El líder fue acercándose poco a poco a mí. Tenía mucho miedo, no sabía que iba a hacer conmigo.
Cuando llegó a la cama, se tumbó a mi lado con aire provocativo.

-No me toques ni un pelo... -le pegué una patada.

Mostró un gesto de dolor, pero en vez de golpearme, lo que hizo fue acercarse aún más.

-Eres mía Carlota. -se desabrochó los pantalones.

Oh no... Va a violarme, necesito escaparme... Pero... ¡Estoy atada!

-Déjame en paz por favor... -le supliqué a sollozos.

-¡Jamás! -me pegó un manotazo en la cara.

Rompí a llorar, como un niño pequeño recién nacido.
Cuando menos me di cuenta, ya me había quitado los pantalones, y se había puesto encima de mí.
Tenía ganas de pegarle, de gritarle, pero no podía hacer nada.

¿Así será mi primera vez...?

Entonces el líder, me entró. Entraba y salía de mí muy rápido. Me hacía mucho daño, quería que parara.

-Por favor... Para... -supliqué. -me haces daño...

-Ah... No puedo parar ahora... Oh... -decía con la voz entrecortada a causa del placer.

Estando a punto de llegar él al climax, alguien abre la puerta...

Narra Fran.

Estuvimos buscando por todo el campamento cuando de repente escuchamos unos gritos que provenían de la cabaña del líder.

-Hey, ¿escuchas eso? -me acerqué a la cabaña del líder.

Pegué la oreja a la puerta y pude escuchar algo.

-Por favor... Para... -suplicaba. -me haces daño...

-Ah... No puedo parar ahora... Oh... -se le notaba la voz entrecortada.

¡¿Líder?!

Abrí la puerta y allí me lo encontré, encima de Carlota.
Se bajó corriendo, y Carlota se subió los pantalones corriendo y rompió a llorar como un bebé.

-¡Marcos, no dejes que este idiota se escape! -grité y fui hacia Carlota.

-¡Dicho y hecho! -dijo Marcos.

Me tumbé al lado Carlota e intenté abrazarla, pero ella me gritó empujandome.

-¡No te acerques! -me miró con los ojos rojos de tanto llorar. -¿Me harás lo mismo que él...? -se volvió a venir abajo.

-Claro que no mi vida... Anda ven aquí... -la abracé y se dejó.

La tuve entre mis brazos durante un buen rato mientras ella se desahogaba.

-Tranquila cariño... Todo está bien... -la consolé.

Entonces, Carlota se quedó dormida.

Hermanos desconocidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora