Capítulo 15 - Desaparición.

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Salí de la cabaña para ver dónde estaba la gente, pero... Tampoco había nadie.

¿Será una broma no? Porque es de muy mal gusto.

—¿Hay alguien por aquí? —dije mirando detrás de los arbustos.

Sin resultado, fui hacia el lago, seguramente estarían allí.

—Estáis aquí, ¿eh? —sonreí.

Pero no había nadie.

¿Pero qué pasa aquí hoy? No lo entiendo.

Narra Lluvia.

Fuimos hacia la cabaña y Carlota decidió quedarse fuera.

—Chicos, he pensado en hacer algo para animar a Carlota, está un poco extraña, ¿no creéis?

—Si... No se qué le pasará... ¿Será conmigo? —dijo Fran con los ojos cristalizados.

—¡Que va! Si está enchochada contigo tío. —dijo Marcos dándole un toque en la espalda.

—No le des así hombre. —reí. —¿Qué os parece si le decimos al líder de escondernos todos los del campamento en el bosque de aquí al lado y que nos busque? —dije con los ojos iluminados.

—¡Perfecto! —dijeron Fran y Marcos al unísono.

Salimos de la cabaña mirando que no estaba Carlota y fuimos corriendo hacia el líder.

—¡Líder, líder! —grité fuerte.

Al oírme se acercó hacia nosotros con una mirada extraña.

—Hola chicos, ¿no os falta Carlota?

Espera espera... ¿Cómo sabe su nombre? Sólo lo hemos dicho una vez, y tengo entendido que no suele quedarse con los nombres...

—De ella queríamos hablarte, líder. —dijo Marcos.

—¿Dónde está? ¿Le ha pasado algo? —dijo preocupado.

De verdad, su comportamiento es muy extraño.

—Eh... No, queremos hacer algo para que se anime, está un poco decaída y no sabemos por qué es, ¿nos ayudarías?

—¡Claro! Nada mejor que animar a la gente. —Sonrió.

Entonces el líder hizo que todos lo supieran, seguidamente fuimos a las cabañas a dormir, por suerte Carlota aún no había llegado a la cabaña.

A los 15 minutos de estar tumbados, llegó, y se tumbó al lado de Fran abrazándole, son tan monos...

Cuando amaneció, nos despertamos una hora y media antes de que sonara la alarma de Carlota.

Salimos fuera y ya estaban todos allí, así que fuimos hacia el bosque a escondernos.

—Chicos, yo me quedaré más alante, ¿vale? —dijo el líder.

—Vale. —contesté yo.

Nos dirigimos hacia el bosque y nos escondimos. A los 10 minutos, sonó la alarma...

Narra Carlota.

Tampoco había nadie en el lago. Decidí ir hacia el bosque, fijo que estaban ahí, no había ningún sitio más.

Me acerqué poco a poco y de repente alguien me tapa los ojos y la boca, cogiéndome en brazos y llevandome a un sitio desconocido.

¿Qué está pasando aquí? Tengo miedo...

Quise escapar pero de pronto aquella persona me puso un papel en la boca y acto seguido, me dormí.

Cuando desperté, estaba tumbada en una especie de camilla, blanca, atada de pies y manos, no podía moverme, me sentía muy incómoda, tan sólo quería llorar.

De repente veo como alguien se acerca a mí.

—Hola Carlota, ¿qué hay? —comenzó a reír.

Aquella voz... Aquella risa... Me era familiar.

Se acercó tanto, que dejó que viera quién era. Abrí la boca todo lo que pude al descubrir quién era.

—¡¿Tú?! —grité.

—Sí, yo. —afirmó.

Hermanos desconocidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora