Narra Marina.
Nos sentamos en el sofá y comencé a contarle lo sucedido años atrás, cuando ella aún estaba dentro de mi barriga.
Flashback.
Salí a comprar patatas, ya que esta noche venían a cenar todos nuestros familiares para celebrar mi embarazo y tenía pensado hacer tortilla de patatas, pero, de camino hacia allí me encontré con una vieja amiga.
-¿Marina? -preguntó aquella mujer.
-Sí, soy yo, ¿cómo sabes mi nombre? -fruncí el ceño.
-¡No te acuerdas de mí! Soy Sofía, tú antigua vecina de pequeña, nos llevábamos super bien. -pensé durante unos segundos y continuó hablando. -¿Te acuerdas?
¡Claro! Como olvidar a la chica que me ayudaba cuando tenía problemas.
-¡Ah sí! Ya me acuerdo de ti. -nos abrazamos. -¿Cómo te acuerdas aún de mí después de tanto tiempo? -nos separamos del abrazo y nos miramos sonrientes.
-Cielín, tu cara sigue siendo la misma cara de chiquilla desde la última vez que te vi, aunque... Tienes más arrugas. -estalló a reír.
-Ja ja ja, me parto de risa. -levanté una ceja. -¿Dónde vives?
-Pues acabo de mudarme y tenía pensado comprarme un piso de por aquí, ¿podrías ayudarme?
Entonces, en ese instante se me iluminó una bombilla imaginaria encima de mí cabeza.
-¡En mi edificio, el piso de arriba está en venta! -grité emocionada.
-Sigues siendo la misma niña, en serio, mírate. -estalló con otra carcajada y volvimos a abrazarnos.
De camino hacia mi edificio, decidí contarle lo de mi embarazo, quería comprobar si ella también seguía siendo la misma niña que entonces.
-Sofía, hay algo que quiero contarte... -puse intriga y drama al asunto.
Ella me miró con cierta expresión de susto.
-¿Ha pasado algo?
-Pasó hace dos semanas o así... -agaché la cabeza.
-Marina, no me asustes que no estoy yo para eso, que me da un patatús, me quedo en el sitio y hala, ¿quién me recoge? -me zarandeó cogiéndome de los hombros.
-Es que... -hice una pausa. -Estoy embarazada.
Su expresión de asustada cambió de repente a una expresión de alegría y emoción, comenzó a dar saltos cual loca y a gritat como si no hubiera un mañana.
-¡WOW MARINA ME HABÍAS ASUSTADO! -la gente que pasaba nos miraba raro. -¡YUJU! -¡JÁ! Sabía que tú también ibas a ser una niña aún como yo.
-Ay Sofía, Sofía... -la miré y seguía saltando. -Ves como tú también eres aún una niñita. -dejó de saltar automáticamente tras oír eso.
-Un momento... ¿Era una trampa? -me miró desafiante.
-Ehm... Sí. -salí corriendo, y ella detrás de mí.
Ahora sí que parecíamos crías.
-¡Espérate mala amiga! ¡Cuando te pille te vas a enterar! -gritaba mientras corría.
Así a lo tonto, corriendo una detrás de la otra, llegamos a mi edificio.
-¡Sofía! Es aquí. -le grité ya que aún no había llegado a causa del cansancio.
Una vez que llegó, se apoyó en mí.
-Uf Marina... -dijo jadeando. -Siempre me superas corriendo. -miró hacia el edificio mientras seguía jadeando. -Entonces es aquí... ¿Cuál es tu piso?
-Mi piso es el seg... -me quedé callada y con cara de espanto, tuve que ponerme hasta pálida.
-El segundo, ¿y qué más? -me miró la expresión. -¿Qué pasa? -me zarandeó. -¡Marina habla!
La ventana de mi casa estaba abierta de par en par.
-La ventana de mi casa... -comencé a temblar. -Está abierta... -una sensación de pánico inundó mi cabeza y mi cuerpo, provocando que me flojearan las piernas y cayera al suelo.
-Tranquila Marina, vamos a subir y si es algún ladrón llamaremos a la policía, mantén el número marcado. -cogió mi teléfono y lo marcó.
Entramos al portal y poco a poco fuimos subiendo las escaleras, conforme llegamos al segundo vimos que la puerta de mi casa estaba cerrada.
-Oye, ¿no será tu marido? -dice Sofía en un tono muy bajito.
-Trabaja siempre hasta las 14:30, y son las 12:00... -tragué saliva.
-Bien... Voy a abrir con mi orquilla, para que no haga ruido.
Sofía abrió la puerta sin hacer ruido alguno.
Cuando asomamos las cabezas comprobamos que la casa estaba en perfecto estado.
-¿Qué es ese ruido? -dijo Sofía acercándose a mí.
Eran como golpes en mi habitación, como en la cama.
-Quédate aquí, iré yo a mirar. -dije seria, pues ya me olía algo.
Asintió y fui hacia la habitación.
Un paso...
Dos pasos...
Tres pasos......
Y allí estaban.
Mi marido se había acostado con Margo, mi mejor amiga.
Fin flashback.
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Hermanos desconocidos
Novela JuvenilUna chica llamada Carlota, se va a un campamento de verano con su amiga Lluvia. Allí, se encuentra con el chico que conoció en una fiesta. Los dos se enamoraron al verse, pero.. No saben las aventuras que les esperan. ¡No os lo perdáis!