Capítulo 24 - "No te alejes de mí nunca más".

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Narra Fran.

Aquel sabor a fresa de sus rojos y carnosos labios... Dios, echaba tanto de menos ese sabor, estoy jodidamente enamorado de ella.

Noto como sus brazos me envuelven hacia ella, puedo oler perfectamente su perfume, es un olor tan agradable, ese típico olor a rosas, mezclado con el champú que utiliza para el cabello, todo junto provoca dentro de mi una explosión de emociones lo que hace que me enamore de ella más aún de lo que ya estoy.

Ok Fran, estás quedando muy empalagoso, stop please.

Tú siempre estropeando todo conciencia.

De repente, nos separamos y Carlota me mira con ojos entristecidos, pero a la vez, llenos de amor.

—¿Qué sucede, amor? —poso mis manos en sus mejillas.

Niega con su cabeza, como diciendo que no pasa nada, pero su mirada me oculta algo. Opto por abrazarla, y se deja, así que la estrecho fuerte entre mis brazos.

Echaba tanto de menos esto... No me cansaría nunca de hacerlo.

—No te alejes de mí nunca más. —suelta Carlota, sin mirarme, y, acto seguido, hunde su cabeza en mi pecho.

Narra Carlota.

De repente, siento la necesidad de separarme, algo así como un impulso.

Fran me mira con ojos de preocupación, mezclado con un poco de amor y ternura.

—¿Qué sucede, amor? —posa sus manos en mis mejillas, qué bonita sensación...

Mi respuesta tan sólo es una negación con la cabeza, en señal de que no me pasa nada, pero tengo miedo, sí, miedo.

¿Miedo? Por favor Carlota.

Agh sí, miedo, mi madre no quiere que yo esté con él. ¿Y si es igual que su padre y me engaña con mi mejor amiga?

Tan optimista como siempre.

Obvio.

Fran me abraza, y me dejo, me gusta que lo haga, adoro su olor, lo adoro a él. Me estrecha fuerte entre sus brazos con la intención de no soltarme nunca más, por lo que tuve la necesidad de decirle que no lo hiciera.

—No te alejes de mí nunca más. —le digo, mientras que hundo mi cabeza en su trabajado pecho.

*…*

Situación actual: Lluvia y yo tiradas en la cama cuál mendigas tiradas en la acera. El diario de Noa puesto en la televisión. Helado de oreo. Resultado: lágrimas como puños.

He intentado animar a Lluvia de todas las formas posibles, y nada, no hay manera.

—Entonces te has arreglado con Fran, ¿no? —dice mientras se suena los mocos.

—Pues... Bueno... Se podría decir que... —tartamudeo.

—No te preocupes en decírmelo, tranquila. —sonríe.

Entonces, asentí diciéndole que sí había arreglado las cosas con Fran. Lluvia dice que se alegra mucho por mí, pero sigue teniendo esa expresión de tristeza en sus ojos, tenía que hacer algo...

Hermanos desconocidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora