Capítulo 1 - Fin de curso.

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Último día de instituto. Última hora. Estaba yo sentada con mi mejor amiga, Lluvia. El profesor nos había puesto una película a los pocos que habíamos ido, era de dos chicas que se conocían por Internet y acababan siendo grandes amigas.

De vez en cuando cogía el móvil, para mirar la hora, estaba deseando que tocara timbre para salir pitando.

En una semana me iba a ir a un campamento de verano, era de baile. Me encantaba bailar, era mi mayor pasión.

De pronto, tocó el timbre. Lluvia y yo nos miramos, con complicidad, cogimos las mochilas y salimos corriendo, gritando, "¡LIBERTAD, LIBERTAD QUERIDA, AQUÍ ESTÁS! ".

Fuimos de camino a nuestras casas saltando y cantando. Estábamos muy felices.

Cuando llegamos a mi casa, me despedí de ella con un fuerte abrazo, los típicos cuando estamos muy felices.

-Nos vemos esta tarde a las 5, en el banco de siempre, no te retrases.. ¡Que te conozco! -dijo Lluvia, mirándome con una sonrisa de oreja a oreja.

-Mira que eres exagerada Llu, yo siempre llego puntual, tu eres la retrasada, en los dos sentidos. -Comienzo a reírme como una loca.

Entonces Lluvia se acercó a mí y me dio un pequeño empujón, yo se lo devolví y se fue. Entré a casa y estaba mi madre preparando la comida.

-¡Hola mamá, ya estoy aquí! -le dije a grito pelado.

-Tranquila hija, que se nota cuando estás aquí, menudos portazos que pegas, ¡animaluza! -decía mientras se reía con esa risa que me gustaba tanto.

Fui hacia ella. Tenía ojos tristes, se notaba que había estado llorando. Sinceramente, siempre que le pregunto qué le pasa, ella me dice que son disgustos del trabajo, pero yo no me lo creo. Mis padres se separaron cuando mi madre estaba embarazada de mí. Nunca supe el por qué, y sinceramente, no quiero saberlo. Como la vi así, me acerqué a ella y el di un gran abrazo.

-¿Y esto, hija? -Me preguntó extrañada.

-Nada mamá, sólo quería darte un abrazo. -dije disimulando.

Cogí mi mochila, la abrí y le di mis notas de este curso.

-Carlota, son unas notas excelentes, ¡no sabes la alegría que me das! -se me acercó a darme otro abrazo.

La verdad que mis notas eran bastante buenas, no eran sobresalientes, pero casi todas las asignaturas tenían 8, salvo una con un 9.

Fui hacia mi habitación, dejé la mochila y bajé a comer. Hoy tocaba macarrones. No eran mi fuerte, pero siempre me suelo comer toda la comida sin rechistar.

-Mamá, hoy he quedado con Lluvia a las 5, puedo, ¿no? -pregunté.

-Claro hija, pero tienes que estar aquí en casa a la hora de cenar. -Me dijo con una pequeña sonrisa.

-Vale mamá, seré puntual, como siempre.

Acabé de comer y subí a mi habitación. Cogí el móvil y había un mensaje de Lluvia.

Hermanos desconocidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora