Capítulo 7 - La gran pillada.

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De repente, alguien se paró frente nosotros. Carraspeó un poco. Al ver que nosotros no hacíamos ni caso. Unas manos nos separaron. Entonces decidí mirar a ver quien era, me quedé sorprendida.

"Muy bien Carlota, acabas de cagarla", pensé.

-¡Oye! ¿Cómo te atreves a separarnos? ¿Quién te crees que eres? -dijo Fran, furioso.

-Es mi madre.

-Ehm.. Creo que.. Debo irme.. -dijo Fran con cara de susto.

-Ah no, tú no te vas a ningún lado guapo. -dijo echándole una mirada que fulminaba.

Jamás había visto a mi madre tan cabreada, era como un tomate de lo roja que se puso.

-¿Tú eres Fran? -preguntó mi madre con tono enfadado y arrugando la nariz.

-S-sí. -balbuceó Fran, mientras agachaba la cabeza.

-Pues ahora os vais a venir los dos conmigo a casa, que quiero hablar seriamente con vosotros, ¿oído?

-Cocina. -respondemos Fran y yo al unísono.

La seguimos hasta casa, ella iba delante de nosotros, andando con la cabeza bien alta. Fran y yo íbamos atrás, nos mirábamos de vez en cuando, nuestras miradas lo decían todo. A veces nos sonreiamos, pero mi madre nos miraba y se nos borraba la sonrisa del rostro.

De repente, mi madre se para en seco, se dio la vuelta, estaba super seria. Se mojó los labios y comenzó a reír, a carcajada suelta, como si fuera la primera vez en su vida que reía.

-¿Mamá? -pregunté arrugando el ceño y acercándome poco a poco a ella.

-Ay hija mía, que os habéis creído que estaba enfadada, que buena actriz soy. -dijo como pudo, mientras no paraba de reír.

Fran y yo nos miramos extrañados. Entonces, al acordarnos del susto que llevábamos comenzamos a reírnos nosotros también. Mi madre nos había gastado una broma, ¡que fuerte!

-Mamá, te odio.

No respondió, no pudo. Seguía riéndose y cada vez más, y como la conocía perfectamente, me acerqué a ella y comencé a hacerle cosquillas.

-¡No!.. Carlota.. ¡Para!... -dijo mi madre a la vez que se retorcía en el suelo. -¡Ya vale!... ¡AYYYYY!

Fran observaba la escena con una mirada divertida, de vez en cuando soltaba alguna que otra carcajada, también decía, "¡Parecéis dos niñas pequeñas!", y se reía. La verdad es que sí lo parecíamos, pero me gustaba.

-Te dejo ya, porque sino te meas encima. -dije levantando la ceja. -Ahí está mi venganza por la broma.

-Eres mala Carlota, muy mala. -dijo levantándose con la ayuda de Fran.

Fran nos miraba, con esos ojos preciosos, de color café.

Oh Carlota, te estás enamorando. No caigas, no caigas aún.

Vimos entrar a mi madre a casa y nosotros seguimos dando una vuelta. Íbamos callados, no sabíamos que decirnos, y fue Fran quien rompió el hielo.

-Bueno.. Parece que tu madre y tú os lleváis muy bien, ¿no? -dijo con una sonrisa ladeada.

Madre mía, que perfección de sonrisa, si escuchara mi pensamiento, se asustaría.

-Eh.. Sí, a la vez que es mi madre, es también mi mejor amiga, nos lo contamos todo, por eso ha sabido tu nombre y no se lo ha tomado peor. -dije mirando al cielo. -Si me ve con alguien que ella no conoce dándome un beso, me cuelga de la farola más alta de la ciudad, sin exagerar.

Dicho esto Fran rompió a reír.

¿Qué le parecerá tan gracioso?

-¿De qué te ríes? -dije seria.

-De la farola, lo has dicho en un tono muy gracioso. -dijo riéndose a más no poder. -Eres muy graciosa, Carlota.

Awwww, un día de estos me lo como, con patatas.

Hermanos desconocidos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora