Capítulo 11

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     Tomó el mismo camino de siempre hacia el lago, se sorprendió al ver a Bruce ahí. Estaba con Winona, ambos sentados a la orilla del lago, besándose. Esa escena era algo que ella jamas esperó ver, su corazón parecía latir muy lentamente, se sintió débil. Ignorando completamente aquel momento, avanzó sigilosamente hasta el lugar donde había estado con Bruce. Se sentó a la orilla del lago y comenzó a lamentarse.
-Fue un error. -Comenzó a decir para si misma.- Nunca debí haberlo hecho. Fue un error conocerte, fue un error amarte. ¡Nunca debí venir a este jodido pueblo! ¿Por qué acepté venir, por qué? Fue un maldito error, todo tu eres un jodido error. Un jodido y hermoso error, al cual amo.
     Las lágrimas no tardaron en salir, eran abundantes. Llena de angustia, temor y desesperación, estaba aterrada por lo que pudiese pasar en los próximos días, no podía parar de llorar, y solo pensaba que quizá estuviese mejor con su madre en su antiguo barrio en Aberdeen.
-¿Marie? -Pronunció Bruce.- ¿Estas bien?
-Si, si. Estoy bien. -Dijo rápidamente mientras limpiaba sus lágrimas y se ponía de pie.- ¿Que haces aquí? -Cuestionó aun de espaldas.
-Quería estar un momento solo, no te vi llegar y...
-Descuida, yo ya me iba. Nos vemos luego. -Dijo mientras avanzaba apresurada, pero fue en vano, sintió la mano de Bruce sostener su brazo.
-¿Que sucede, Marie? Sabes que puedes confiar en mi.
-¿Confiar en ti? -Se giró bruscamente.- Claro, así como cuando confíe en ti e hicimos el amor, y luego te encuentro besándote con Winona. -Una lágrima corrió por su mejilla.
-Marie, eso tiene explicación.
     Al escuchar eso, ambos se sentaron a la orilla del lago y Marie escuchó lo que había sucedido entre Bruce y Winona. Se lo describió desde el principio con lujo de detalle, y pronto, Marie comenzó a sentirse culpable por haber pensado que Bruce le había fallado.
-Disculpame. -Pronunció.
-Esta bien, no quise hacerte sentir mal. -La miró a los ojos.
-No, es que, ni siquiera había razón para reclamarte. -Comentó.
-¿Que no hay razón?
-No la hay. Tu y yo somos amigos. -Volteó a verlo.
-No, no lo somos. Somos mas que eso. -Tomó su mano.- Marie, quiero que seas mía, de nadie mas.
-Me entregué a ti, Bruce. Te pertenezco, soy solo tuya. -Acarició su mejilla, una leve sonrisa apareció en su rostro y esta reposo su cabeza en su pecho como respuesta.
-¿Pasa algo mas, cierto? -Cuestionó mientras la abrazaba.
-Algo esta saliendo mal en Detroit con mi padre, mi abuela saldrá para allá esta noche. -Pronunció.
-¿Te quedaras sola?
-Eso quisiera. -Suspiró.- Mi tío llegará en tres días y se encargará de mi.
-No entiendo. -Se separó para verla a los ojos.
-Él es muy impulsivo y... No me agrada, eso es todo. No quiero estar con él. -Agacho la mirada.
-Eso puede arreglarse. -Sonrió.- Puedes quedarte en mi casa.
-Pero Bruce, tu madre...
-Ella no está, salió de viaje esta mañana. -Respondió interrumpiendo.
-Gracias, Bruce. -Sonrió.
-No tienes que agradecer, eres mía, ¿recuerdas? -Rió un poco a la par que la abrazaba.
     Después de varias horas disfrutando de su mutua compañía, Marie decidió que era hora de volver a casa, no dejaría que su abuela se fuera sin despedirse antes de ella. Caminaba acompañada de Bruce, este le sostenía la mano y la llevaba abrazada a él. Las luces de un auto se hicieron presentes, Marie pronto se dio cuenta de que era un taxi, y pudo ver a su abuela subir un par de valijas al maletero.
-¡Marie! -Exclamó su abuela.- Que bueno que llegas, no quería irme sin despedirme de ti. -La abrazó.- Te llamaré a diario, querida. Cuidate mucho, te quiero.
-También te quiero, abuela. Manda saludos a mi padre de mi parte, y dile que estoy con él. -Sonrió.
-Claro que le diré, cariño. -Miro de reojo a Bruce, quien estaba parado a cierta distancia observando la escena.- Cuidate mucho, Marie, enserio. Protegete. -Marie sabia a lo que se refería, le sorprendió al ver la rapidez con que su abuela se había dado cuenta.
-¿Como lo supiste? -Cuestionó apenada.
-Ese mismo día, querida. -Miró el reloj en su muñeca.- Es tarde, debo irme. -Abordó el taxi.- Adiós, cariño. Trataré de volver lo más pronto posible.
-Adiós, abuela. Cuidate mucho. -El auto arrancó y vio como se alejaba. Estaba sola.- Ahora si, estoy sola.
-Eres una mentirosa. -Se acercó Bruce.- Me tienes a mi. -Sonrió, algo que Marie no pudo evitar hacer también.

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-¿A donde vas? -Cuestionó Marie al ver a Bruce levantarse de la cama.
-Iré a casa por algo de ropa y quisiera ducharme. -Dijo mientras se ponía los pantalones.
-No te preocupes, yo puedo ir por ella y puedes ducharte aquí. -Sonrió.
-¿Segura? -Alzó una ceja.
-Claro. -Se levantó de la cama con una sabana cubriendo su cuerpo desnudo.- Yo iré. -Dejo caer una blusa de manga larga y unos jeans sobre la cama.
-De acuerdo, no tardes. -Besó delicadamente su frente y se giró para entrar al baño.
     Se apresuró a vestirse y bajo rápidamente por las escaleras. Podía respirarse un aroma delicioso, parecía que llovería, a Marie le encantaban los días así, para ella era el clima perfecto. Entró a la casa de Bruce y subió las escaleras, sabia donde quedaba su habitación por aquella vez en que lo había visto desde su ventana. Se adentro en la habitación y tomó un par de prendas. Hubiera deseado tardar un poco mas escogiendo la ropa para Bruce, y así cuando saliera de su casa, no se hubiese encontrado con Winona.
-¿Que mierda haces tu en la casa de Axl? -Se cruzó de brazos delante de ella.
-Eso es algo que no te importa. -La hizo a un lado y empezó a caminar.
-Escuchame bien, Jones. Axl es mio y no voy a dejar...
-Escuchame tu a mi, perra. Bruce es mio, y voy a hacer lo que tenga que hacer para alejar de él a las putas como tu. -Soltó Marie y siguió caminando hasta estar dentro de su casa.

Psicópata  //Terminada//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora