Capítulo veinte y siete - Tiempo de cambio

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-¿No quieres callarlo?- Dice Amber

-Claro pero no por eso cambiaré.

-Cuando lo logres, volverás a ser la misma. No tomara mucho tiempo, sólo un idiota demoraría. E-Esperen Donghae es un idiota, bueno tal vez tome más tiempo.- Todas reímos al tiempo.

-Pero sólo un breve tiempo. ¿Una semana?

-El que sea necesario.- Responde Amber.

-Pero yo no quie...

-Pues no se diga más. ¡Hoy mismo! - Habla Krystal.

-!Krystal saca el automóvil!.- La madre de Krystal dice emocionada, temo por mi vida. Creo que no fue muy buena idea venir con ellas.


Vamos directo al centro comercial. No hay mucho que decir hay tiendas y tiendas.  No pueden decidirse, Amber y Krystal de mí hacia las tiendas y la madre de Krystal hacia el estilista. Luego de conspirar deciden llevarme al estilista.

Siempre he llevado mi cabello amarrado en forma de moño o amarrado en forma de cola de caballo y cuando esta suelto lo llevo casi hasta la cintura, no me preocupo por desenredarlo y mucho menos por "el famoso efecto friz". Tampoco me he preocupado por llevarlo con algún estilo de corte. En resumen es un desastre, y no se digan mis uñas, por suerte las corto.

El estilista me observa, pensé que me regañaría por el cabello pero no, lo que hacer es dar vueltas a mi alrededor con su mano en la mejillo. Luego de un momento  dibuja una sonrisa en su rostro. Al poco tiempo saca sus tijeras, secadoras, etc. Yo sólo rezo para que no me deje calva, se viene a la cabeza aquella película del joven manos de tijeras, varias veces me traumé a causa de esa película.

Después de dos horas de intervención, dos intentos de escapadas un golpe a Krystal, y después de contar mi vida al estilista estoy viva, siento mi cabeza menos pesada. Me siento extraña. Las chicas dan brincos de la emoción.

-¡Eunminnn! Estas hermosa.- Dice Amber

-Si fuera hombre ya estaría enamorado.- Dice Krystal mientras abraza a su madre.

-Señorita Park Eunmin, creo que debería quedarse así siempre. Ninguna semanita, quédese así siempre.- Dice el estilista.- Vaya y busque un hombre, y deje de pensar en dar celos a ese Donghae.

-Shhh. Ella sólo demostrará quien es el patito feo y luego buscará un buen hombre.- Habla Amber.

-!Dejen de buscarme hombre!

Me observo al espejo, mi larga cabellera desapareció. Aun es largo pero sólo unos pocos centìmetros bajo mi pecho, es totalmente lacio, el corte en recto desapareció, ahora es escalonado con un cerquillo hacia la izquierda. De igual forma mis uñas han sido tratadas otra hora sentada mientras le platico de mi perro Sam.

Es hora de comprar ropa, nos despedimos del estilista quien me ha dado y me ha pedido mi número, pues quiere que le cuente de mi situación.

Doy gracias de tener la tarjeta de papá conmigo, no acostumbro a gastar el dinero, tengo cierta fortuna ahorrada en ella. Ya saben no me gusta la comida cara, mucho menos andar presumiendo ropas de pingüinos, además mi vida con los Lee ha reducido aún más mis gastos.

Krystal y su madre corren de estante en estante. Todas me ven y mueven la cabeza de un lado a otra en signo de desaprobación. Me analizan.

-Será un día más largo de lo que pensaba.- Suspira Krystal.

Siempre he usado ropa desajustada. Una camiseta oscura o blanca, y sobre esta alguna camisa a cuadros, una chompa o un buso, unos jeans negros o azules, mis converse, a veces vans, un look bastante cómodo para mí.

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