A Pesar Del Tiempo.

1. El reencuentro

—Copien la tarea antes de salir. —les dije a mis alumnos antes de que todos empezaran a salir.

—¿Para cuándo es esa tarea, señorita Hayley? —preguntó Josh, uno de mi alumnos más aplicados.

—Para el lunes y por favor, esos dibujos sin salirse de la línea, ¿Sí?

—Sí. —contestaron todos.

—Está bien, entonces pueden salir.

Los niños empezaron a salir y cada uno de ellos se despidió de mí. Borré la pizarra suspirando.

Ya hace tres meses que tengo este trabajo. Después de mi graduación hace seis meses, que por mi gran esfuerzo me gradué antes, estuve buscando trabajo, hasta que finalmente pude encontrar esta vacante en una escuela del distrito. Mis alumnos apenas iban a primer grado, es decir que todos estaban pequeñitos. Amaba trabajar con ellos, pero era muy cansado.

—¿Vienes a comer con nosotros? —me preguntó Hannah, asomándose por la puerta del salón. Ella era otra compañera que daba a quinto grado.

—No puedo, tengo cosas que hacer. Además le prometí a Skyler que le ayudaría con la cena.

—Está bien, pero a la próxima tienes que venir con nosotros.

—Claro. —sonreí.

Aún vivíamos en el mismo lugar después de tres años. Skyler iba a pasar por mí para comprar la despensa, así que tenía que darme prisa. No sé si Kyle y Jake se iba a unir a nosotras en la cena, pero lo más seguro que sí.

Después de que...de que Kyler se fuera, me alejé de los chicos. Skyler había estado molesta con Kyle por un tiempo pero luego solucionaron todo como la pareja que son. Jake empezó a salir con una chica y ver a mi hermana y amigos felices me hacían feliz a mí.

No había sabido nada de Kyler desde el día que se fue. No quise preguntarle a Jake o Kyle, porque sinceramente no podía.

Me dolió su partida, de una manera incomparable, pero llegas a un punto en que te acostumbras a su ausencia. Y yo lo había hecho.

Terminé de juntar mis cosas y esperé a Skyler afuera. Después de unos minutos y ella no llegara, la llamé.

—¿Dónde estas? —exigí.

—Lo lamento, tengo un contratiempo en la librería. No puedo ir.

—Entonces, tú sola compras la despensa.

—Claro.

Terminé la llamada y fui caminando al departamento. Al llegar a la entrada estaba buscando las llaves en mi bolso cuando alguien chocó conmigo dejando caer mis libros y cartera.

—¡Oiga! —protesté. Levanté mis cosas y me puse de pie para encontrar un par de ojos azules que ya conocía y que jamás olvidaría.

El aire dejó mis pulmones.

No podía creer que era él.

Creí que no volvería a ver esos hermosos ojos azules. Pero ahora que estaba frente a mí, nuestras miradas se negaban a alejarse.

Era él.

Después de tanto tiempo, estaba frente a mí de nuevo.

No sé en que momento el aire se volvió tan denso. Ambos nos mirábamos el uno al otro como si nada hubiera pasado, como si el tiempo se hubiera detenido y sólo fuéramos él y yo.

—Hayley. -suspiró mi nombre. Mi corazón dio un salto al escuchar su voz de nuevo, esa voz que cantaba para mí diciendo lo mucho que me amaba.

—Kyler...—susurré, mi voz salió en un hilo de voz. No sabía que decir y sé que él tampoco. Estaba tan sorprendida, pero convencida de que lo único que quería era abrazarlo de nuevo.