26. ¿Te vas?

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La mano de Kyler empezó a subir por mi muslo descubierto hasta detenerse en mi cadera.

Suspirando suavemente, subí una de mis manos por su pecho desnudo hasta su hombro.

Sus piernas estaban enredadas con las mías y su mano me acercó más a él.

—Buenos días —habló suavemente. Sentí como besó mi frente y sus labios permanecieron ahí, acariciando mi piel. Mis ojos permanecieron cerrados sintiendo su suave caricia.

—Buenos días —besé su pecho desnudo y lo sentí estremecerse. Su mano siguió su camino, subiendo la gran camisa blanca que usaba para dormir.

—Me encanta que hagas eso —murmuró con voz áspera.

—¿El qué? —bajé la mano por su brazo hasta llegar a su cintura y rodearlo.

—Que hables así de sexy y me toques —sentí como besó mi mejilla suave y largamente.

—¿Sí?

—Sí —murmuró en mi oído, un escalofrío recorrió mi cuerpo cuando sentí como besó mi cuello—. Aunque eso casi no me ayuda.

—¿Hmm? —estaba tan somnolienta y a la vez tan consiente de cada caricia de Kyler.

—Acabo de despertar.

—¿Y?

—Y despertar, verte a ti usando mi ropa, cuando sólo llevas esas braguitas debajo, y me hablas con voz sexy, mi amiguito allá abajo sufre —su mano bajó por mi espalda hasta acunar mi trasero y pegarme a él sintiendo como se presionaba contra mí.

—Kyler.

Calor inundó mi cuerpo. Me alejé un poco encontrando su mirada, parecía divertido pero a la vez hambriento.

Sentí mis mejillas sonrojarse y él se inclinó besando mis labios. Mis manos subieron por su espalda hasta su cabello acercándolo más a mí.

Kyler gimió he hizo un movimiento con sus caderas que me dejó en las nubes. Su beso era tan apasionado y a la vez tan desesperado que me hacía querer arrancarle esos pantalones de dormir que usaba.

Sus besos bajaron por mi cuello haciendo que respiraba con dificultad. Mis manos jugaban con su cabello y creo que estaba en llamas.

—Kyler —susurré. Él encontró mis labios de nuevo, besándome con ímpetu—. Kyler, debemos parar —susurré entre besos.

Él depositó un último beso sobre mis labios y descansó su frente sobre la mía, respirando con dificultad.

—Recuérdame porque no te puedo arrancar esa camisa y hacerte el amor ahora mismo —habló con voz gruesa.

—Porque estoy embarazada —hablé agitada. Y sí que lo estaba. Acaba de cumplir mis ocho meses de embarazo y no podíamos ponernos a tener sexo cuando Kylie estaba tan pronto a nacer.

Kyler gruñó y se inclinó sobre mí dándome un gran beso.

—Voy al baño —dijo al alejarse, dejándome algo perdida. Se le levantó de la cama—. Tengo que terminar lo que empezaste.

—¿Ahora yo tengo la culpa?

—La tienes por ser tan sexy.

Rodé mis ojos y él desapareció en baño de la habitación.

Llevábamos ya tres semanas viviendo en el departamento. Tres semanas increíbles en las cuales nunca jamás en la vida creí ser tan feliz. Kyler casi no había estado aquí por los viajes con la banda, pero igual me sentía muy feliz.

A Pesar Del Tiempo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora