Estar enferma es horrible. Y más si esa enfermedad es un resfriado horrible, que exprime tus energías como un limón. Es como si te dejaras caer por una montaña y luego te golpearas en un captus y luego te persiguiera un perro.
Exacto.
Horrible.
Mi cabeza dolía con un dolor agudo que no me dejaba dormir, al igual mi poca capacidad de respirar debido a la cantidad de moco acumulado en mi nariz.
Mis oídos también parecían estar mal ya que no escuchaba muy bien, y mi apetito parecía haber desaparecido. Y sin hablar de esa odiosa sensación de querer llorar.
Y que mejor que quedarse en casa acurrucada en tu cama tranquilamente mientras esperas a que el resfriado matador pase.
Me acomodo en la cama y me enrollo con el edredón como si fuera un lindo y sensual tamalito.
Cuando la puerta de la habitación se abre, levanto la mirada a Kyler quien entra con un bandeja de comida. Sonríe al verme despierta y se acerca dejando la bandeja sobre la mesita de noche.
—Que bueno que despertaste.
Se sienta a mi lado en la cama y su sonrisa se ensancha cuando encuentra mi mirada.
—¿Cuánto llevo dormida?
—Prácticamente todo el día.
—¿Qué?
—Sí —suspira—, estaba muy preocupado por ti. Estabas ardiendo en fiebre y no dejabas de hablar dormida, tuve que llamar a un doctor.
—Oh, Dios, ¿y qué decía?
—¿Qué? —se ríe haciendo una mueca de incredulidad—. ¿Te preocupa más lo que dijiste dormida que lo que dijo el doctor?
—Suelo decir muchas tonterías dormida, así que dime, ¿qué dije?
Kyler parece pensarlo o trata de recordarlo. Cuando finalmente parece que los recuerdos llegan a él, sonríe comenzando a acariciar mi cabello.
—Dijiste muchas cosas —es lo único que dice.
—¿Qué cosas?
—Que soy increíblemente guapo...
—Kyler —protesto.
—Que soy increíblemente genial, que me amas con locura...
—No es chistoso —espeto.
—Que me amas sobre todas las cosas...
—Kyler, hablo en serio.
—Yo también —le lanzo una mirada de muerte y él ríe—. Está bien, sólo hablaba incoherencias, cómo "saca la ropa de la lavadora", o "no te olvides de hacer la cena" y así... También llamabas mucho a Kylie.
—Bueno, eso no es tan malo.
—Eras tierna —sonríe, siguiendo con mi cabello—. Aunque el doctor dijo que la fiebre era por el resfriado. Y... —toca mi frente con su mano unos instantes y luego la retira—, ya estás mejor. Nada de temperatura.
—Eso justifica los unicornios que veía.
Kyler ríe y su mano que acaricia mi cabello baja a mi mejilla, acariciando suavemente.
—De verdad estaba muy asustado, nunca te había visto tan mal.
—Sí, bueno, cuando me enfermo suelo hacerlo muy fuerte.
—No me vuelvas a asustar así —susurra.
—Trataré —sonrío somnolienta—, ¿qué más dijo el doctor?
ESTÁS LEYENDO
A Pesar Del Tiempo.
Teen FictionHan pasado dos años desde la última vez que se vieron. Kyler y Hayley se vieron obligados a separarse para sanar sus heridas. Pero ellos saben que en dos años pasan mucha cosas, perdonas, olvidas, cambias, y sobre todo, conoces nuevas personas. El d...