Siete treinta y ocho am, Samuel tan solo tenía veintidós minutos para llegar a su oficina, era su primer día y posiblemente llegaría tarde. Su auto se había descompuesto, su despertador no había sonado y su camisa estaba arrugada, ¿qué podría salir peor? Para suerte de Samuel nada podía salir peor, porque aunque hubiera corrido casi 7 cuadras de su casa a su trabajo había conseguido llegar diez minutos antes de su hora de entrada. Al momento de llegar a su lugar de trabajo se dirigió a la pequeña oficina que le habían asignado y se sentó en la silla frente al escritorio, era el primer trabajo que tendría después de terminar su carrera universitaria. Sería el asistente de ventas de una gran empresa en Madrid; pero este trabajo sería nada parecido a lo que él imaginaba. Él esperaba que le asignarán trabajos donde pudiera mostrar su talento, pero no fue así; en su primer día según llegó su jefe lo mandó a comprar cafés a la cafetería que había a lado del edificio, Samuel no objetó ni dijo nada solo lo hizo, era su primer día y tenía que hacer lo que su jefe le ordenara. Así que salió del edificio y entró a la cafetería, esta estaba casi vacía, había un par de personas y un par de empleados del otro lado del mostrador. Al acercarse a ordenar el café notó los pasteles y panes que tenían y recordó que no había desayunado nada, su estómago gruñó y decidió que compraría algo para él, también.
—Buenos días— saludó el joven empleado.
Samuel alzó la mirada y notó al atractivo chico que le atendía, en la etiqueta que tenía su nombre leyó que decía "Guillermo", quien posiblemente era un par de años menor que él. Samuel no desaprovechó la oportunidad de coquetear con alguien tan atractivo como él.
—Buenos días— regresó el saludo, pero con una sonrisa bastante coqueta.
Esta acción causó que inmediatamente el chico del mostrador se sonrojara.
—¿Qué va a ordenar?— dijo Guillermo, mientras luchaba con todas sus ganas que su voz no temblara.
—Un café americano grande, por favor— pidió, aún manteniendo la actitud coqueta.
Guillermo, asintió y tomó el vaso, junto con un marcador.
—Por supuesto, ¿a nombre de quien?
Samuel respondió con el nombre de su jefe y esperó a que él chico terminara de hacer la orden. Después de pagar lo de su jefe decidió comprar su desayuno, pidió un muffin de chocolate y un café con leche.
—Claro— afirmó la orden Guillermo. —Al mismo nombre, ¿verdad?— dijo con marcador y vaso en mano, a punto de escribir el nombre del jefe.
—No, a nombre de Samuel— aclaró y sonrió al joven empleado, quien pensaba que aquel nombre le quedaba muchísimo mejor que el otro que había dicho.
Pagó lo que pidió y esperó a que estuviera listo todo. Un par de minutos después el café de su jefe y el de él estaban listo y finalmente regresó a la oficina y entregó el café. Luego comenzó a trabajar, mientras le daba pequeños sorbos a la bebida, no fue hasta que casi se la acababa que notó un pequeño corazón a lado de su nombre. Un "Samuel ❤️", estaba escrito con marcador permanente sobre aquel vaso, el castaño no pudo evitar sonreír, al parecer Guillermo también le estaba coqueteando.
(...)
Ya habían pasado dos semanas y la misma rutina de repetía día a día. Samuel llegaba a su oficina, minutos después su jefe para mandarlo a la cafetería por el mismo café de todos los día, Samuel bajaba y entraba al lugar, Guillermo lo atendía y al entregarle su orden el vaso de Samuel siempre tenía un pequeño corazón a lado de su nombre. Los dos chico ya había entablado varias conversaciones, Guillermo sabía que trabaja en el edificio de a lado y el café que pedía era para su jefe; Samuel sabía que Guillermo apenas estaba en la universidad y trabajaba en la mañana para estudiar en la tarde, se hablaban como típicos amigos, pero ambos sabían que querían más que una amistad.
Aquella mañana de lunes las cosas cambiarían un poco, por primera vez Samuel no iría a la cafetería, su desempeño en aquellas dos semanas había sido muy bueno y su jefe había decidido que Samuel lo acompañaría a una junta muy importante, y cómo sería muy temprano no les daría tiempo de pasar por un café. Durante todo el día Samuel no pudo sacar de su cabeza a Guillermo, pensaba en lo que él habría pensado por no ir a la cafetería, de cierta manera le preocupaba, por desgracia no había ninguna manera de averiguarlo hasta el siguiente día, ya que la hora de salida de Samuel era dos después de la Guille y para cuando saliera estaría en la universidad.
Aquella preocupación le duró hasta la noche, no podía esperar a la mañana siguiente para ver a Guille, y estaba 100% seguro de que le pediría su celular, ya que no quería que si aquello se volviera a repetir no volver a saber nada de él en todo el día.
(...)
Finalmente había amanecido y Samuel estaba en camino a su trabajo, al llegar a la oficina hizo lo mismo que en las últimas dos semanas, esperar a que su jefe lo mandara a comprar café, lo cual por suerte ocurrió. Bajó casi corriendo las escaleras y al entrar a la cafetería lo primero que buscó con la mirada fue a Guille, quien al notarlo le sonrió. Samuel caminó al mostrador.
—Hola— le saludó sonriendo. —Lamento no haber venido ayer, pero mi jefe me hizo ir a una junta en la mañana y...
Samuel estaba hablando muy rápido y Guillermo solo sonreía al verlo darle explicaciones, no las necesitaba, aunque ayer se hubiera preocupado demasiado por él, hoy estaba bastante feliz de verlo bien.
—No te preocupes— dijo cuando finalmente dejo de haber Samuel. —También estuve preocupado, pero que bueno que hoy sí viniste— le sonrió.
Samuel se tranquilizó al verlo sonreír, y ya no le dio más vueltas al asunto. Ambos charlaron un poco, Guillermo le contó sobre su día ayer y al final le entregó su orden a Samuel; no faltaron sus sonrisas coquetas y luego se despidieron.
Al subir a la oficina Samuel entregó el café a su jefe, organizó un par de papeles y le dio un sorbo a su café; al ver el vaso recordó que el olvidó pedirle su número, pero al fijarse con detenimiento en el vaso notó que un número estaba escrito abajo de su nombre con un corazón. Era el número de Guille, Samuel sonrió como tonto y sin pensárselo dos veces agregó el contacto a su móvil y mandó un mensaje.
Y después de aquella mañana Samuel y Guillermo todo cambio, comenzaron a mandarse mensajes y quedar para verse los fines de semana, su relación se fue haciendo más y más fuerte hasta que finalmente tres meses después se oficializó todo, Samuel era novio de Guillermo y no podían ser más felices juntos.
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¡Hola! :D hoy les traigo un precioso y romántico drabble ^^ Tenía ganas de escribir y esto fue lo que salió, espero que les guste :3 También me di cuenta que el drabble anterior me quedó exageradamente largo .-. El doble de largo de lo que usualmente son, pero no pareció molestarles, aunque no creo que suba historias así de largas aquí, si me vuelve a salir tan largo algo posiblemente lo vuelva un One-Shot, pero bueh, solo quería aclararlo.
En fin espero que les haya gustado, muchas gracias por leer y no olviden que los amo. ❤️
-Pam
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Drabbles|| Wigetta
FanficEstá es una antología de Historias cortas del ship Wigetta, lo que significa que no necesariamente tienen que leer los capítulos en orden, cada uno es su historia separada. La mayoría son historias de amor, o dramáticas. Algunas basadas en la vida r...