El baile cap 23

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De acuerdo.
Debía admitirlo el vestido era increible.

Cuando salí de mi ensimismamiento con el vestido volví a mi tarea, Marissa y yo habíamos regresado del pueblo mucho después que los chicos, no solo porque dimos más vueltas sino también porque queríamos mantener en secreto los vestidos para sorprenderlos en la noche, ellos por supuesto no hicieron lo mismo con sus atuendos, al llegar todos habían sacado sus corbatas y se las enseñaban entre ellos, irían todos de esmoquin por supuesto pero no se detuvieron a decirnos el color, prácticamente Marissa y yo sabíamos como iban todos gracias a su poca discreción con la vestimenta y menos aún con las máscaras que llevaron puestas en la casa desde que llegaron jugando a ser las tortugas ninja hasta que llegase la hora de arreglarse.
Los gemelos, quiero decir, los hermanos, llevarían unos antifaces verdes que favorecían sus ojos, Jon optó por un antifaz que cubría parte de su frente y parecía estar hecho de piel de cocodrilo marrón por supuesto sintética, por último David llevaría un antifaz recubierto de brillantes plumas negras, nos mostró el antifaz a Marissa y a mi cuando llegamos a la casa y e de admitir que sus ojos combinados con esa mascara ñe daban un aire realmemte intimidante, aún sin el traje puesto y con ropa de calle.

- Mizu recuerda que quiero maquillarme contigo -gritó Marissa desde su cuarto a través del pasillo, estaba segura de que incluso con la puerta de nuestra parte de la casa cerrada los chicos podían oírla gritar.
La separación de las partes y habitaciones en esta casa me pareció absurda al principio pero ahora me daba la libertad de poder salir de la ducha y quedarme en albornoz, caminar por el pasillo, el salón, picar algo en la cocina, irme a la habitación de Marissa, todo ello en albornoz y segura de que ningún chico nos vería.

- Espera un segundo -le pedí a Marissa, apagué el secador que estaba usando y continué- quiero terminar de secarme el pelo asi que cuando acabe me pongo la bata seca y me llevo las cosas allí ¿De acuerdo?
- Perfecto -contestó Marissa con notable felicidad.

Termine de secar mi cabello y contemplé mi reflejo con detenimiento, sería agradable alisarlo pero quedaría aburrido, unos tirabuzones serían demasiado con ese vestido pomposo, sin embargo algunos rizos caídos y desiguales serían buena opción, incluso podría cambiar la linea de mi pelo y ponerla a un lado, a lo largo de mis pensamientos había cambiado mi pelo de posición intentando imaginarlo y ahora estaba enredado.
Tomé mi peine y lo cepille, dejando de la lado esa misión por el momento me hice un moño rápido, entre al baño para cambiarme, me quité el albornoz y me puse la ropa interior que marissa me había obligado a comprar que consistía en un culote negro y un sujetador sin tirantes también negro con encajes blancos que realzaba un poco mi pecho por lo que no me importaba usarlo.

Por último me puse la bata encima y cogiendo el maquillaje nuevo fui donde mi amiga se encontraba sentada delante de un espejo poniéndose crema en la cara.

- Oh ¿ya has terminado? Espera un segundo -extendió un poco de crema que le quedaba y se levantó en dirección al baño, volvió enseguida con un taburete y lo colocó al lado de la silla donde ella había estado hace un momento- venga veamos que hacemos con estas caras tan hermosas.

Con una sonrisa me senté a su lado y comenzamos a pensar posibilidades, no sé si en la maleta que había en mi cuarto habría algún móvil pero no lo busqué, aún así Marissa si usó el suyo para buscar imágenes de diferentes estilos y encontrar uno que pudiesemos hacer nosotras.

Marissa apoyó mi idea de los rizos caídos y me pidió que le planchase el pelo para llevarlo liso esa noche, creo que estuvimos cerca de media hora hasta que todos sus rizos habían desaparecido, ahora tenía el pelo mucho más largo que yo y muy brillante.

- Te queda perfecto -le aseguré frotándome las manos, me quemaban después de estar tanto rato con la plancha de pelo.
- ¿Tu crees? Pero,¿le gustará a James? -pregunto apenada mirando su reflejo y colando algunos mechones en su flequillo.
- Por supuesto que si, pero tu aún no me has contado cómo fue el cambio de David a James -la miré de reojo y vi como se sonrojaba, después empecé con mi maquillaje convencida de que Marissa comenzaría a contarme qué ocurrió.

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