Un rato para nosotros cap 24

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El calor comenzó a trepar por mi cuerpo y descargas eléctricas recorrían mi espalda pidiéndome estar más cerca, los labios de Rezick se movían ágiles y suaves mientras me abrazaba con mas desesperación su mano en mi espalda baja y la otra en cuello atrayendo mi rostro a el aún más.
Comencé a besarlo con más intensidad, creo que hasta ahora no era consciente de lo mucho que me hacía falta, comenzamos a bajar la intensidad, tras unos besos suaves y un poco más cortos nos separamos con la respiración agitada y yo temblando un poco.
Levanté mi vista a Rezick y palidecí.

- Si por mi fuera no me separaría de...
- ¿Qué te a pasado? -le pregunto interrumpiéndole y asustada colocando una mano en su mejilla.
La mascara no me había dejado verlo hasta ahora pero estaba lleno de heridas, tenía la mejilla inflamada y de comenzado a ser morada, una herida en su frente estaba medianamente tapada con dos tiras pequeñas que cerraban la raja pero aún así parecía profunda, y su labio el cual había estado sobre el mío hace unos segundos tenía la marca de una herida en el borde, parecía estar casi curada pero estaba ahí.
Rezick tiró de su máscara y volvió a ponersela, tapando así todas sus heridas salvo la del labio y yo intente quitarsela de nuevo.

- Rezick, dime que te ha pasado -le digo con seriedad tomando su barbilla.
- No es nada que importe ahora.
- ¿De qué estás hablando?
- De que he vuelto a encontrarte y una herida en el labio no importa ahora mismo -aparta con desprecio mi mano de su rostro y se aleja.

Sé con seguridad que mi cara expresa todo lo que estoy pensando, es algo que no puedo evitar, y que me trate así cuando me preocupo por el no me hace la más mínima gracia.

- Muy bien haz lo que quieras yo vuelvo ahí dentro -dicho eso me giro y empredo mi camino para volver al baile sujetando con enfado mi falda para no tropezar.
- Mizu no te pongas así -me pide con voz triste.
- Dejame tranquila Rezick.

Continuo decidida hacia el salón cuando oigo un quejido de dolor detrás de mi, Rezick esta de rodillas en el suelo con una mano en la cabeza.
- Oh no, no -sabía que no eran heridas leves, corro a su lado y me agacho para ayudarle- Rezick qué te pasa, hablame.

No contesta.
- Rezick -estoy cada vez más alarmada.
Y entonces empieza a temblar, no, no esta temblando, se esta riendo.
Levanta la cara y me mira aguantándose una carcajada a mi costa.

- ¿Cómo puedes ser tan imbécil? -le empujo con todas mis fuerzas y hago un ademán de levantarme e irme pero Rezick aprovecha el impulso para levantarse y cargarme en su hombro a duras penas por el vestido.
- Rezick bajame no estoy bromeando -le grité golpeando su espalda.
- Y tu demasiado tozuda -asegura soltandome de nuevo a los pies del árbol.
- Lo prefiero a ser tan idiota como para bromear con algo así -le digo aún alzando un poco la voz, no me gusta gritar pero estoy realmente furiosa, intento volver al interior pero su brazo se apoya en el árbol interponiéndose en mi camino- Rezick lo digo seriamente.
- Y yo también cuando te digo que eres tozuda ni siquiera me has dejado explicarme.
- Te he preguntado.
- Lo que quiero explicar no es eso -me asegura con voz fuerte, el también comienza a exasperarse es evidente, me mantengo en silencio mirando el alrededor y con los brazos cruzados dando a entender que le escucharé- hemos estado separados, mucho tiempo por lo menos lo ha sido para mi, no me es fácil decir esto pero la playa realmente me cambió y sé que a ti también, y tras la prueba no sabía que pasaría y tener que dejarte ir de esa manera tan desesperada no fue fácil, no era así como quería que empezáramos lo que sea que somos ahora mismo.
Hizo una pausa le miré embelesada, no esperaba algo así.

- Y volver a verte, saber que estabas aquí al alcance de mi mano, y con ese vestido, y esa máscara -me dio una sonrisa ladeada remarcando máscara con voz provocativa, solté una pequeña risa y continué escuchandole- no quiero que hablemos de eso, no ahora, tan solo quiero estar contigo y que nos divirtamos juntos.
Tomó mis manos y me miró con ojos soñadores:
- Quiero creer que tenemos tiempo para eso, y para hablar de lo que me pasó, y lo que tu has vivido mientras y mucho más -de nuevo hizo una pausa para enfatizar sus palabras y poner un expresión más seria- pero no ahora, no esta noche.

Me quede sin habla, realmente no sabía que contestar, era demasiada información para mi arrogante cerebro, que tan solo pensaba en lo que quería saber.
- Siento haberme puesto así -le digo avergonzada mirando el suelo debajo de nuestras manos aún entrelazadas.
- No digas eso, me gusta que te preocupes por mi tan solo, dejemoslo para mas tarde.

Asentí y tras un suave beso le abracé con añoranza, parecía que de nuevo había echado de menos tenerle cerca aunque no nos habíamos separado.

Nos mantuvimos, yo acurrucando mi cara en su pecho y el dejando besos de vez en cuando en mi cabeza, así hasta que me separé de el para ofrecerle algo.

- ¿Qué te parece si volvemos adentro?
- No ni de broma, aún no he tenido suficiente de ti.

Con una sonrisa cómplice me apresó contra el árbol comenzó a besar mi cuello mientras yo soltaba una risita, la cuál fue sustituida por algunos suspiros cuando continuó subiendo, de nuevo sonreí cuando besó mi mejilla con suavidad para después acabar en mis labios, comenzó con suavidad al igual que antes y así continuó hasta que comenzó a acercarme más a él como si temiese que fuera a desaparecer en sus manos, su lengua comenzó a profundizar en mi boca acompañando el gesto con caricias en mi cuello y espalda con sus manos no eran realmente suaves pero su tacto seguía despertando algo en mí, una de mis manos le acercaba a mi cuerpo mientras la otra jugaban en su cuello con su pelo, ese pelo rojo teñido que tanto me gustaba.
Tras un tiempo se separó de mi, al igual que antes con suaves y cortos besos, disminuyendo poco a poco, como si no quisiera acabar nunca.
Por supuesto era mutuo.
Finalmente me alejé con un suspiro y le pregunte:

- ¿Entramos ya?
- Aún no quiero pero supongo que lo haré -dijo depositando un último beso en mis labios, los suyos estaban rojos por mi maquillaje y sospechaba que yo estaba igual, entre risas le quité el pintalabios con mi pulgar he hice lo mismo conmigo.
- ¿Queda algo?
- No.

Sonreímos entrado de nuevo al salón de la mano y entonces mi corazón se aceleró ante algo que no había pensado.



¿Qué se supone que le diré a Marissa?

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