Esto acaba de empezar cap 31

21 2 0
                                    


— Marissa...

Susurre entre lágrimas.
No respondía.

— Marissa, por favor...

La presión aumentó más de lo que imaginé que podría y note como mi cabeza atravesaba la pared hacia atrás, esta misma se rompía a mi alrededor, notaba arañazos en mi espalda y hombros, trozos de escombros me golpeaban con fuerza y me habían dejado confundida ni siquiera sabía bien que pasaba a mi alrededor.
Mi cuerpo calló hacia atrás con fuerza y el dolor desapareció, tan solo notaba un aire suave y frío rozando mi cuerpo.
Y comencé a caer, no se durante cuanto tiempo, me sentía drogada por la adrenalina que corría por mis venas, cerré los ojos y continué cayendo...
Entonces el agua me rodeó.

Aquello era desesperante, los golpes me habían dejado casi sin aire, y ahora el agua me inundaba, con las pocas fuerzas que me quedaban comencé a nadar hacia la superficie que parecía muy lejana hasta que alguien agarró mi muñeca con fuerza. Tiró de mi y finalmente pude respirar de nuevo, empecé a toser con tantas ganas que dolía y cuando pensé que ya estaba mejor vomité agua salada, de mar, comenzaba a odiar cada vez más los mares.
Derrotada me tiré al suelo respirando como podía, los brazos me temblaban por el esfuerzo y las piernas por el frío, abrí lentamente los ojos y lo único que me rodeaba era un paisaje oscuro, muy oscuro, de tonos negros y marrones, justo cuando intente levantarme unos brazos me rodearon dándome calor, rece mentalmente porque fuesen los de Rezick.

— Mizu —susurró en mi oído.

—Rezick —le contesté cansada sin terminar de abrir los ojos, no podía conmigo misma pero me sentía mejor teniéndolo cerca— ¿Qué ha pasado?

— No lo sé, pero aunque estés cansada tienes que levantarte por favor, tenemos que irnos de aquí, y tenemos que irnos ya.

Saqué fuerzas de donde pude y me levanté con dificultad, las piernas me pedían que me rindiera pero la advertencia de Rezick me mantuvo.

— ¿Dónde esta Marissa? ¿Y todos los demás? —le pregunté recordando su cuerpo inmóvil, las quejas de dolor de los chicos, mis vista empezaba a nublarse, advirtiéndome de que iba a comenzar a llorar. 

Fue entonces cuando Rezick me atrajo a el para darme un abrazo y entonces dijo:

— Ven aquí, lo siento pero lo primero de todo es alejarnos de ese mar —me dijo alarmado.
Le di la mano para después comenzar a caminar a su lado con rapidez, el tono de su voz despertó mi curiosidad así que me gire a observar el mar del cual me había sacado hace un momento.

Por lo que mi desenfocada vista pudo apreciar estaba anocheciendo y el cielo lleno de nubes negras hacía el paisaje terrorífico, el mar era de sucios tonos oscuros, se encontraba muy agitado con las olas rompiendo contra las enormes rocas grises sobre las que Rezick y yo estábamos, así que tenía sentido lo mucho que me costó salir de el, supongo que Rezick tuvo que hacer un gran esfuerzo, continué caminando con mis ojos inundándose en lagrimas, no podía evitar pensar en los demás y en si estarían bien, por no hablar del dolor que me rodeaba el cuerpo, cada herida escocía más por el agua salada, comenzaba a apreciar moratones en mis piernas, el dolor palpitante en mi cabeza, y por supuesto mi cara sería los más parecida posible a la de un cadáver.

Inconscientemente me lleve una mano a la frente y noté como ardía bajo la palma, mi respiración era rápida mientras intentaba seguir el ritmo de Rezick.

— Vamos Mizu, tan solo un poco más —me aseguró apretando mi mano con ánimos, pero mantuvo su vista al frente en alguna parte. 

No sé cuanto tiempo estuvimos andando pero mis fuerzas me abandonaron, mi vista tan solo me mostró el rostro asustado de Rezick y después todo se volvió negro.

Rezick

*Una hora antes*

— Iré a por algo de comer, niño chico —me dijo Mizu con una sonrisa tirando de mi mejilla de camino a la cocina, intente morderla pero no pude y Mizu se alejó de mi enseñándome su dedo de en medio.

Me reí para mi mismo y observé la habitación en la que estaba, cuando llegué con Mizu no me detuve a mirar, unos minutos después la puerta se abrió y vi como un chico moreno se acercaba a mi sonriente.

— Hola, ¿Rezick verdad? —me preguntó con curiosidad.

— Si —asentí con la cabeza a modo de saludo.

— Encantado, yo soy Jon.

Permanecí mirándole con una sonrisa forzada, no soy precisamente fácil de tratar a la hora de conocer a gente nueva, para mis adentros pedí que Mizu volviese rápido.

— Bueno... —era obvio que quería continuar hablando pero no sabía cómo— así que ¿monitor en prácticas?
Justo cuando iba a contestar con un si alguien mas entró en el salón con aires de superioridad, justamente la última persona que quería ver en ese momento.

— Oh, hola David —saludó Jon al chucho, quiero decir al chico, de aspecto patético al cuál odio desde que le vi cerca de Mizu.
Puede que este exagerando, a lo mejor podemos llevarnos bien.

— ¿No se supone que monitores y acampados no pueden tener relaciones?
Retiro lo dicho.
— ¿Un golpe un poco bajo no? Además de patético —le respondí con asco en cada palabra.
— Podría...—justo en ese momento Mizu apareció por la puerta y yo aparente normalidad, le di una suave sonrisa y cuando dejó la comida que cargaba en una mesa subió las escaleras.

En cuanto se alejó lo suficiente me levanté y me coloqué delante de David.
— ¿Podrías qué?
— Podría echarte de aquí, no tendría ni que tocar a una escoria como tú, has incumplido una de las pocas reglas que tenemos me basta con hacerlo saber a los jefes.
— Es el último maldito día de campamento ¿te crees que con este temporal harán algo?
— Creo que te equivocas de jefes —sonrió con malicia y he de admitir que un escalofrío me recorrió la espalda, señaló con su índice hacía arriba y se acercó a mi amenazante para susurrar— Aer necesito un favor...

Materia de sueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora