Ahí me encontraba yo en la monotonía de todos los días, escuchando a la profesora de biología, sentada al lado del peor chico del instituto. Rex, el capitán del equipo de football, el chico mas arrogante e inalcanzable para prácticamente todas las chicas. Incluyéndome a mi.
Llevaba dos meses asistiendo a este instituto, sentándome en el lugar en donde siempre me sentaba, recorriendo los pasillos una y otra vez pero aún así no tenia ni una sola amiga, aunque era buena haciendo amigas. Al parecer pensaban que yo era una chica rara y no querían tan siquiera mirarme.
Literal no querían mirarme. O simplemente yo no me esforzaba en mirarlos a ellos y no notaba que si lo hacían. Yo solo pensaba que debía darles tiempo a mis compañeros. Bueno, eso lo pensaba hace un mes, tres semanas, cuatro horas, veinte minutos y cuarenta y cuatro micro segundos.
La vida en el instituto se hacía fácil y un poco llevadera ya que mi hermano Nickolas había estudiado ahí los años anteriores. Nickolas fue adoptado por mis padres ya que pensaban que no podrían tener hijos, ese mismo año surgió un milagro y nací yo. Mi madre decidió cambiarme de instituto ya que me la pasaba peleando porque me molestaban a la hora de recreo en el otro instituto.
Mentí al principio, la verdad no era buena haciendo amigas así que aquí estaba yo, tratando de imaginar que estaba en un mejor lugar con mariposas al rededor o murciélagos tal vez. Solo esperaba que sonara el maldito timbre para salir de la apestosa cárcel que era para mi ese instituto. Al sonar el timbre rápidamente sin mirar a nadie alcance mis libros y mi mochila para caminar hacia la salida y desaparecer por la puerta del salón. Cuando iba por el pasillo extremadamente ruidoso y que por cierto estaba lleno de estudiantes empujando y pisoteando sin compasión sentí como jalaron mi mochila hacia atrás haciendo que retrocediera fuertemente unos tres o cuatro pasos.
Pense"Pobre de quien me halla tomado de la mochila porque hoy no se la acaba". Me gire hacia la persona alzando mi mano.
—¿Estas idiota?—grité. En ese momento vi unos grandes ojos marrones que me miraban apenado y sentí una mano que aguantaba la mía para no recibir el fuerte puñetazo que le daría seguramente en la cara o en el pecho. Sus ojos dieron un destello color amarillo que no pude pasar por alto.
—¿Hey que haces?—preguntó con su mirada perdida en el pasillo.
—¡Nickolas!, estas tonto casi te dejo la marca de mis cinco—. Me quede pensando y observe mi mano para estar segura de que tenia cinco dedos, y si los tenia. Nicko me miro con una burla en sus ojos y rió .
Mi hermano es muy guapo, su cabello es castaño y tiene una hermosa sonrisa blanca, hasta podría jurar que le brilla un diente al sonreír. Es alto de tez blanca y unos músculos formados a la perfección.
Me di con la palma de mi mano en la frente a la misma vez que reía. Entre empujones y pisotones logramos salir al estacionamiento donde se encontraba su coche color rojo. Nos subimos al auto y Nickolas condujo por la carretera cuidadosamente. Tenía la esperanza de que algún día mis padres me regalaran uno igual o parecido.
—¿Como te fue hoy en clases?—pregunto con un tono dulce. Al parecer pensaba que algún día me pasaría algo bueno en el maldito instituto ya que me pregunta lo mismo todos los días. Lo fulmine con la mirada y abrí mis labios para soltar sapos y culebras.
—¿Tanta fe tienes de que me ocurra algo bueno?, sabes que no me a ido bien todos los días tengo que soportar estar sentada al lado de ese estúpido y molestoso sexy Rex y que no tengo amistades, ya estoy cansada de lo mismo. Un día no vendré más juro no volver—. Nickolas giro su cabeza hacia mi con una mano pegada en el volante y la otra en la palanca de cambios.
—La amistad toma tiempo y tu no te dignas siquiera a decir hola, eso es de mala educación, lo sabes papá y mamá no nos enseñaron eso—. No le conteste y el dirigió de nuevo su mirada a la carretera. Mis padres han hecho muy bien en enseñarnos valores. Han luchado para que seamos hijos de bien, para que tengamos buenas notas y un buen futuro. La verdad era que no teníamos quejas de nuestros padres, habían sido los mejores hasta ahora. Además trataban a Nickolas como su verdadero hijo. No habían diferencias.
Al llegar a casa vimos sentados a nuestros padres en la mesa esperándonos con una enorme sonrisa y Sofi nuestra hermana pequeña también. Mi familia es muy unida, mis padres se aman y nos aman a nosotros por igual. Mi hermana tiene ocho años vino al mundo para darnos alegría a mi y a Nickolas y claro esta, a mis padres. Ella es una niña muy dulce y su melena color castaña la hace ver más inocente de lo que es. Es raro pero Sofi se parece mucho a Nicko aunque no sean hermanos de sangre. Ella de mi solo tiene la nariz fina y la tez blanca ya que mi pelo es mas bien color negro como el de mi padre.
Hola mi nombre es Carylis y esta es la primera historia que escribo. Espero que mientras la valla escribiendo y publicando puedan encontrarle el sentido e incluso enamorarse de ella. Mientras la historia siga se entenderán muchas cosas y se pondrá mas intensa. Acepto sugerencias no soy perfecta. Espero les guste y aquí tienen a una cómplice.
( La historia esta terminada pero en proceso de edición)
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El Chico Vestido De Negro
Vampir-Una noche y un grito en el bosque cambiaron su vida. -Un mundo que penso que no existía. -Guerra, amor, odio, secretos, amigos, una familia. -Un chico se mete en sus sueños. -Un hermano adoptivo y sus 4 amigos. -Lobos, vampiros, angeles, gargolas...