Primer día de vacaciones, primer día de entrenamiento.
Me encontraba durmiendo plácidamente y tal vez roncando también. Arropada de pies a cabeza en la suavidad de mis sábanas.
Sonaba como una corneta y se escuchaba dentro de mi cuarto. Di un brinco y podía jurar que había tocado el techo. Caí sentada y desarropada hasta la cintura. Frote mis ojos bruscamente y mire el reloj, tarde un poco en ver la hora ya que veía borroso, no veía del todo bien.
Estuve sentada un par de segundos esperando que se fuera un poco el sueño que tenia que quería tumbarme a la cama de nuevo, cuando sonó el mismo ruido que me levanto.
Pensando recordé que mi padre tenia una corneta para los juegos de Nickolas.
Volví a mirar al reloj, siete y cuarenta y cinco de la mañana. Suspire profundo y me tire hacia atrás.
—Soy tuya de nuevo morfeo—. Por tercera vez la corneta sonó dejándome sorda por un par de minutos. Mi corazón se había acelerado de momento.
—A desayunar!— grito mi padre para parecer cruel conmigo. El primer día de vacaciones no lo espere así. No estaba en un internado o un colegio militar, yo estaba en mi casa.
—Adiós morfeo—. Puse cara triste y me levante, mi padre estaba al lado de mi cama mirando como casi me arrastraba para ir al baño. Los brazos colgando a mis lados y la cabeza hacia atrás. Algo cruel. No creo que sintiera pena ninguna.
—Nickolas me mando—. Escuche que grito mi padre cuando cerré la puerta. Me recosté de la misma y revolotee los ojos, me mire al espejo y me eche agua en la cara, cepille mis dientes y mientras lo hacia tarareaba una canción.
—Esa es una canción muy linda, no te parece?— dijo una voz a las afueras de mi baño. Deje de cepillarme los dientes y rápidamente escupí, trataba de esconder mi cara en el lava manos del baño de mi cuarto como si alguien mas estuviera allí dentro. Y la verdad era que no lo sabia. Podía estar en cualquier lado.
— Mierda— dije en voz baja.
—Por que dejas de tararearla?, me gusta—. Estaba confundida, no sabia si la voz que de seguro era de Mathew se escuchaba en mi cuarto o en mi cabeza, ya comenzaba a ser confuso. Escupí de nuevo y enjuague mi boca, mire al espejo y estaba realmente desastrosa. Mi cabello despeinado y mis ojos caídos no me ayudarían en nada. Abrí la puerta del baño y asome la cabeza a ver si lo veía. Rápidamente lo vi.
—Que te a pasado?—pregunto. Mathew estaba sentado en mi cama con las piernas un poco abiertas, sus codos encima de sus rodillas y su quijada apoyada en sus manos. Como siempre venia vestido de negro, su capucha tapando su cabeza y una tela negra tapando su boca y nariz. Sus ojos color vino y el ambiente ligeramente pesado.
—Que haces aquí y tan temprano?—. Salí por completo del baño con mi pijama manga larga color negra y mi suave y largo pantalón color negro también. Estábamos vestidos prácticamente iguales. — Esto no puede ser—.
—Solo vine para decirte que quizás venga en la noche así que espérame despierta y...... a desearte buena suerte, estas practicas no serán nada fácil y con tu hermano menos así que ....—. Mathew se levanto de la cama e hizo reverencia y termino por decir lo que ya había comenzado .—Me retiro—.
—Espera, conoces a mi hermano?—. Me acerque a el pero el me dio la espalda. Alce mi mano para tocarlo pero me dio miedo que se enojara así que la baje de inmediato.
—Anda, puedes tocarla—. Sacudí la cabeza de lado a lado. Escuche la risa de Mathew. —Quien no conoce a Mathew?—. Salto por la ventana que quedaba mirando al bosque y corrió hasta desaparecer ante mi vista. Me quede mirando el camino recorrido por Mathew pensando que había querido decir con quien no lo conocía?. El era un chico misterioso y eso me daban deseos de saber mas sobre el. Se veía un chico muy solitario, peligroso pero dulce. Yo quería conocerlo también.
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El Chico Vestido De Negro
Vampiros-Una noche y un grito en el bosque cambiaron su vida. -Un mundo que penso que no existía. -Guerra, amor, odio, secretos, amigos, una familia. -Un chico se mete en sus sueños. -Un hermano adoptivo y sus 4 amigos. -Lobos, vampiros, angeles, gargolas...