Pronto

127 19 3
                                    

Capítulo 29: "Pronto"

"Te amo"
"Te amo más"
"También yo"

Trataba de imaginar mil y un respuestas para un "Te amo". No son difíciles e incluso pueden ser hasta instantáneas. Pero en cambio yo, no había obtenido nada. NADA. Ni siquiera un abrazo como respuesta o un cariño en el dorso de la mano, Matt sólo había ignorado por completo lo que había dicho.
Me sentía fatal, es como cuando saludas a alguien en la calle y ésta no te devuelve el saludo, pero mucho peor. 

—Anda, no seas niña y ayúdame con la ropa—dice Sarah carcajeandose.

Estamos en el centro comercial por la brillante idea de Sarah de comprarle su primera tenida de ropa al bebé. Aunque por mi parte la idea no me emociona mucho, sobre todo si en mi cabeza lo único que da vueltas es la no respuesta de Matt.

—Tú estarías mucho peor que yo, así que déjame —refunfuño.

—Parece que la que está embarazada es otra... —dice con voz cantarina.

—No. Sólo estoy molesta.

—Lo sé—dice—. Por eso he querido distraerte.

Con una sonrisa de oreja a oreja me tira del brazo fuertemente y me lleva a la primera tienda para bebés que ve. El corazón se me encoge al entrar, hay muchas cosas lindas puestas en pequeños estantes blancos con colores pasteles y me emociona la idea de que Tyler las use.

—Creo que gastaré todo mi dinero en esta tienda —digo emocionada.

—¿El azul o el verde? —dice Sarah mostrándome dos pequeños enteritos.

—El azul. Definitivamente.

Y en eso pasaron las horas, salimos hasta que nuestros bolsillos se quedaron sin ningún peso, con miles de cosas para Tyler y para nosotras. Sarah me dejó en la puerta de mi casa y se marchó ya que "tenía cosas que hacer". Más tarde averiguaría qué.

Entré a mi casa arrastrando los pies, el sol alumbraba con sus últimos rayos de luz pero lo único que quería hacer era echarme en mi cama. Mis pies dolían de tanto caminar y mis ojos aún pesaban tras la fiesta de cumpleaños de anoche.

—¿Mamá? —digo.

No obtengo una respuesta. Mi casa esta más sola que un cementerio. Subo a mi cuarto y me desplomo en la cama.

—No, no. Para —susurran.

Me paro alarmada y salgo rápida hasta la habitación de Ryan, y como siempre lo hago, abro la puerta sin tocar.

—¡Oh por Dios!—grito.

Becka esta ahí. En la cama. Con Ryan.

Los dos se mueven rápidamente tratando de cubrir sus cuerpos con las sábanas pero no es tan fácil como eso, la imagen aún está grabada en mi cabeza. Ryan arriba de ella, teniendo sexo, ¡en mi propia casa!

—¡Qué creen que hacen! Asquerosos, sucios, depravados. Cubranse por Dios, ¡Becka veo tu teta izquierda desde la otra cuadra! —exclamo.

Ella ríe nerviosa y su cara se torna del color de su pelo. Rojo vivo como un tomate. Mi primo comienza a reír relajado y me dan ganas de estamparle un cojín en su estúpida cara de niño bueno, no tiene ningún respeto por mi.

—No seas mojigata y cierra la puerta. Por fuera —dice arrogante.

—¿Estás loco? Esta es mi casa.

—Prácticamente es de tu mamá y ella es mi tía, así que tengo la misma jurisdicción aquí que tú, prima.

—Me das asco, en serio. Por favor vístete.

Siempre entre DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora