Ha vuelto

96 12 3
                                    

Capítulo 31: "Ha vuelto".

2 meses después.

—Me declaro culpable, señor.

—¿Me está jodiendo una maldita broma, Baker?

—Claro que no, profesor... Le estoy diciendo la verdad de lo sucedido.

Escuchaba poca cosa de lo que decían porque debía concentrarme totalmente en aguantar la risa.

—¿O sea que por su culpa la mitad de la escuela quedó llena de comida?

—Así es director, así es —contestó Matt guiñándome un ojo.

La verdad es que ya ni sé por qué me encuentro aquí, en la oficina del director, empapada con bebidas y comida desde mi cabello hasta la punta de los pies y con un olor que inunda toda la estancia. Sólo sé que esto comenzó hace algunas horas y que es muy difícil de explicar.

Horas antes.

—¿Verdad que es muy lindo? —chillaba Sarah.

—Sí, sí, tu hijo va a ser lindo, ya me lo has dicho mil veces —rezongo—. Ahora cállate y concéntrate en la clase.

Ella me mira con un puchero y sigue disfrutando de la foto de su ecografía. No entendía cómo podía estar tan entusiasmada por un bebé que ni siquiera planeó tener, pero verla feliz también me ponía contenta a mí, además de que me divertía con las pequeñas patadas que pegaba algunas veces Tyler y de cómo la gente mira a Sarah, que no se molesta en ocultar su barriga de treinta semanas.

—Pstt, Talía.

—Becka, estoy al lado tuyo, te escucho.

—¿Ryan está bien? —pregunta.

La miro a los ojos buscando el mínimo sentimiento de culpa en su rostro, pero sólo hallo curiosidad. La pelirroja y mi primo no terminaron para nada bien, después de un mes de idas y vueltas ambos rebelaron que se habían besuqueado con otro u otra y todo se esfumó. Pero a mí nadie me hacía de tonta, no podía ignorar como se miraban a veces, ni mucho menos esa "simpatía" que en realidad eran celos.

—Supongo, su ex novia estuvo ayer en mi casa. Creo que están arreglando algunas cosas —digo subiendo y bajando mis hombros.

—Ahm... qué bien —dice con una voz más que fingida—. Ya se estaba tardando mucho en superarme.

—Sí... lo mismo digo.

—Bueno, chicos. Copien y realicen los ejercicios de la pizarra y luego pueden retirarse —anuncia el profesor.

Comienzo a hacer los ejercicios de matemáticas lo más rápido que puedo, pero estar sentada en medio de mis dos amigas no ayuda mucho, y sobre todo cuando las dos son más nulas que yo en esta asignatura.

«Si el ángulo de inclinación de una recta es 45° y pasa por el punto (—1,5). ¿Cuál es la ecuación de la recta?»

—¿Cuando vimos esta materia? —susurro para mí misma.

—Cuando estabas conversando, probablemente —susurra Max volteándose hacia mí.

A pesar del constante tira y afloja que vivimos en algún momento, Max ahora sólo es un compañero más de clases. No se molesta en hacerme la vida imposible y yo no se la hago a él. Sencillo.

—Ja-Ja. Muy gracioso de tu parte —respondo.

—Señorita Collins... —dos golpes en la puerta interrumpen mi reprimenda.

Siempre entre DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora