La amenaza en mi casa

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Capítulo 7: "La amenaza en mi casa"

Mi mente vagaba en un lugar absolutamente desconocido. Tendría que tener miedo en estos momentos ¿no? Exactamente era eso lo que debería estar corriendo por mis venas, pero no sentía ni una pizca, nada de nada. Ni siquiera desesperación, estaba como en un estado nulo, en shock, hasta que un click resonó en mi cabeza.

Miré a la ventana abierta y abrí la boca para gritar, pero una mano me lo impidió antes de que pudiera decir ni pío.

—Por favor no grites—susurró con una voz que hizo estremecer a todos mis demonios.

—¡Talía! Despierta ya de una vez, no quiero tener que gastar agua para despertarte, aunque harta falta te hace, apestas —dijo mi hermano.

Josh estaba con su atuendo habitual, recién salido de la ducha ya que su pelo estaba mojado y se encontraba precisamente en dónde había estado él.

—JA-JA. Muy chistoso, ahora largo o tendrás que oler mis pedos—dije con voz ronca luego de haber dormido nueve horas.

Sonreí cuando el salió casi corriendo pero ésta desapareció casi al instante.

Ayer... en la noche... él...

¿En verdad lo estuvo? Claro que no. Como siempre mis jodidas pesadillas jugándome una mala pasada. Aunque en verdad, aún recuerdo su mano tapando mi boca y un cosquilleo me estremece desde la espalda hasta la punta de mis pies.

Después de ducharme y desayunar y hacer todo lo que una "chica" haría antes de ir a la escuela estaba lista.

Mientras escuchaba a Imagine Dragons en el auto de mi hermano un pensamiento llegó a mis cavilaciones; me había peleado con West. Creo que ni siquiera se puede llamar pelea, he sido una estúpida por reclamarle algo que era personal de él. Aún así el no tenía por qué tratarme de esa manera. Admito que he sido una entrometida y debí haber esperado a que el tuviera el valor para decírmelo o no. Tal vez si fue algo tonta mi actitud.

Cuando la claridad del día desapareció me di cuenta que habíamos estacionado debajo de un techo.

—No puedes estacionarte aquí. Esto es el estacionamiento de los profesores. —dije a mi hermano con una pizca de burla por su error.

El había asistido a la misma escuela. Es un neandertal sí, pero no tiene memoria a corto plazo y debería recordar donde están los estacionamientos para alumnos.

—Prácticamente ya soy uno de ellos. —me respondió con el mismo tono de burla.

¿QUÉ? Díganme que esas palabras no han salido de su boca.

—¿A qué te refieres? —dije con una pizca de temor por su respuesta.

—Soy tu nuevo profesor de Educación Física—me sonrió.

Mátenme ahora. Según había escuchado algunos rumores el viernes: "El nuevo profesor de Educación Física está para chuparse los dedos" "A que yo salgo con el" " Podría besarle toda la noche, es un Adonis". Nunca se me había siquiera cruzado por la cabeza que fuera mi hermano. ¿Un adonis él? Qué vá, ni en sueños.

Sería mucho mejor tener un profesor obeso con bigote y lentes (iug no, olvídenlo).

—Me molesta mucho que me oculten cosas. Apuesto que lo haces sólo para espiarme. —le dí un pequeño golpe en el brazo y salí del auto.

En realidad no estaba enojada, lo hacía para molestarlo un poco. Además lo del estacionamiento VIP no estaba nada de mal, quedaba a pasos de la entrada del Instituto, no como los otros estacionamientos que quedaban por detrás.

Siempre entre DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora