El doble Josh

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Capítulo 3: "El doble Josh"

Ha llegado el día que he estado esperando toda la semana. Ya es sábado y estoy muy emocionada. Lo único que quiero es ir a la fiesta, pero seamos realistas, no creo que pase algo con Teo por más que quiera, sin embargo con el sólo hecho de que lo vea y que tal vez hable con él se me derriten las piernas. Tal vez soy una perdedora por pensar aquello, sé que es sólo un chico, lo tengo muy claro, pero era un sueño hecho realidad y tenía que disfrutarlo.

Aún queda la parte más complicada: decirles a mis padres, ¿por qué simplemente no puedo tener padres permisivos?

Cuando estábamos cenando, y tenía en la punta de mi lengua la preciada pregunta sonó el timbre, mis padres me miraron e hicieron un ademán para que fuera a abrir la puerta, siempre hacían lo mismo, como si yo fuera su esclava en la casa. Me encaminé hacia la puerta y la abrí, al instante mi mirada se encontró con unos medianamente pequeños ojos cafés como los míos, Josh, mi hermano, está aquí.

Odiaba nombrarlo, es mi hermano y lo quiero, pero él siempre ha sido el favorito, se fue de la casa el año pasado con diecinueve. Y el es la razón de por qué todos me molestan. Siempre gastándome bromas para quedar bien él y yo ahí como una inadaptada social. Aún así cuando no había nadie el me juraba que me quería y que nunca me haría daño, raro ¿no?

—Peque —me revolvió el cabello. —He vuelto.

—Lamentablemente —Murmuré, aun así el me escuchó y me agarró del brazo algo brusco.

—No se lo has dicho a nadie ¿cierto? —Susurró.

—¿El qué? ¿El que has estado todo este tiempo en el siquiátrico? —Lo miré seria—¿O el que te burlabas de mí en el colegio y luego me decías te quiero?

—¿Josh? ¡Josh! —Mi padre nos interrumpió, lamentablemente, estaba a punto de liberar toda mi furia en una patada en su "parte baja"—Me alegro mucho que hayas vuelto.

—Son mis vacaciones de el curso de Inglés pa—Sonrió, iug odio esa sonrisa, es tan adorable, refleja su otro yo—Y además vine a cuidar a mi dulce hermanita.

—Yo me sé cuidar sola —Grité enojada—. Ah y papito hermoso, tengo una fiesta hoy ¿me dejas ir?

—No irás—mi padre gruñó, su ceño funcido desapareció en un micro segundo y una sonrisa apareció a cambio. Miró a Josh y luego a mí con esa misma sonrisa—. Pensándolo bien, sí, puedes ir sólo, escúchame bien Talía, sólo si va tu hermano.

—¿Qué?

¿Y a este viejo que le picó? ¿qué se cree?

Debo ir a la fiesta, debo ir a la fiesta.

Bufé. —Argh, está bien—dije sin emoción.

—Cuidaré de ti hermanita—Josh revolvió mi pelo de nuevo.

Vi la hora, 19:45 aun quedaba mínimo hora y media para ir. Se me quitaron las ganas de comer con la visita que llegó por lo que subí a mi habitación.

Mal nacido, siempre tenía que ocultarle sus cosas y aun así le hacían mimos porque nadie sabía la verdad como yo.

Todo había comenzado hace un año y medio, la familia Collins en su máximo explendor disfrutando de la ciudad de Chicago, era verano y estábamos en un campamento de la escuela, nos asignaron una cabaña por familia y ahí nos encontrábamos. Cuando dieron las once me acosté, al igual que mi hermano, después de quince minutos el se escabulló, seguramente para cogerse a una fácil o para emborracharse con sus amigos.

Siempre entre DosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora