Capítulo 4: "Los tres hermanos"
Lunes, odio los lunes. Sólo por el simple hecho de que tengo que ir al Instituto.
Gracias al mismísimo Dios mis padres no se dieron cuenta de quién vino a dejarme el sábado, lo menos que quería era un sermón ni charlas sexuales.
Me siento en la cama y froto mis ojos, la luz que entra por mis cortinas de un crema claro me quema y los hace palpitar, está amaneciendo, es hora de apurarse si no quiero llegar atrasada. Tomo mi toalla y me dirijo al baño, en el camino me encuentro con un adormilado Josh.
¿Y este? ¿Hasta cuando estaría aquí?
Al terminar mi baño, me visto. Algo cómodo pero que me hiciera lucir bien, aplico quita ojeras a mi cara de espanto, acostumbrarse al horario de colegio era un gran trabajo para mí, rímel y a desayunar mi leche con cereales favoritos.
—Hija, ¿cómo lo pasaste el otro día?
Sí, mi madre me preguntó esto ayer pero siempre cree que le oculto algo y me pregunta las cosas dos o tres veces.
—Bien. —Sonrio, trato de ser convincente. Me giro hacia mi padre—. Hey pa, estoy lista, ¿Me llevas?
Sólo tomaba unos cinco minutos de mi casa al colegio, equivale a unas seis cuadras, es poco pero soy algo perezosa, ya me bastaba a mí tener que caminar a la salida de clases hasta mi casa. El ejercicio no es para mí, siempre lo he dicho, no sé por que mi profesora de Educación Física insiste con hacerme trabajar.
Llego justo en el instante en el que suena el timbre de inicio de las clases, me despido de mi papá dentro del auto ya que no quiero pasar el mismo bochorno que el otro día y corro apresurada hasta mi salón. Odiaba llegar tarde no sólo por el hecho de que todos miraban cuando pasaba por el umbral de la puerta, si no porque había que pedir el pase al director, que no es una persona muy amigable que digamos. Le decían el "Bestia" y sabía muy bien el por qué.
Para mi suerte -y créanme que tenía muy poca- no llegué tarde. Entré y fui hacia mi asiento. Fruncí el ceño al ver que Sarah estaba sentada al fondo de la sala con Matthew, un chico de pocos amigos desde que llegó el año pasado, era un poco raro, bueno mejor dicho se podría decir que "vivía en su mundo".
Aún así me senté en mi lugar habitual, sola en un lugar al cual odio, no entendía por qué Sarah se había sentado en otro lugar, ¿estará enojada conmigo? Por favor no, es mi única amiga desde cuarto grado.
El profesor entró y comenzó la clase, la primera hora siempre estoy adormilada al igual que la mayoría, excepto por Leah que es una maniática por las buenas notas, y que si pudiera le lamería los zapatos a los profesores.
De repente la puerta se abrió, un despeinado y reluciente West entró por la puerta como si no fuera lunes y como si no hubiera llegado atrasado. No sé cómo podía estar así: feliz, ¿de estar en clases? Por favor.
Le entregó el pase al profesor con pasos lentos.
—Buenos días. —le dijo a este y se sentó al lado mío.
No le pregunté por qué se sentaba ahí, sé que debíamos fingir pero no era necesario estar conmigo todo el tiempo como un chicle. Además aún estoy enojada, soy rencorosa, lo tengo claro. Y a parte, no quería que la gente me mirara tanto, siempre lo hacían cuando estaba con él, "disimular" ¿no les cabe esa palabra en sus cabecitas?
En un momento cuando no estaba tomando atención, mi mirada se posó en West, estaba no echado, si no desplomado en su pupitre, su cabeza estaba apoyada en su brazo derecho haciendo que su cara mirara hacia mí, estaba relajado, dormía o descansaba con los ojos cerrados. Por un momento me pregunté si había estado viéndome. Pero ese pensamiento se desvaneció tan rápido como vino.
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Siempre entre Dos
RomanceTalía Collins es una chica impulsiva, habladora y bipolar; una mujer a toda regla. Matt Baker es un chico atlético, misterioso y presumido; un popular por donde lo mires. Brian Walker es un chico amable, simpático y seguro; un Marine de pies a...