Capítulo 2. Tormenta de lobos

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La herida de la flecha lo hizo caer, los hombres llegarían por él, litros de sangre bañaban el suelo del túnel. Si los soldados no lo mataban la herida de muerte lo haría.

Caspian alzó los ojos, fue entonces cuando la luz surgió entre las penumbras del profundo túnel. Sintió y escuchó el pisar de sus patas en el suelo, alzó la mirada y una vez más admiró al gran león, Aslan.

—No temas rey de Narnia—dijo con su profunda voz que hizo desaparecer los gritos de los soldados—. Eh venido a llevarte.

—¿Estoy muerto?—preguntó Caspian desde el suelo, pero el dolor de la herida le hizo saber que aún seguía con vida—. ¿A donde me vas a llevar?.

—Al infierno—rugió el león abriendo el hocico, enseñándole los colmillos blancos manchados de sangre, el pelaje dorado y radiante de Aslan se había tornado en negro y café, no era Aslan. Era el león de las tinieblas.

Caspian se levantó de golpe de la cama con la camiseta y la frente llena de sudor. Se llevó la mano al corazón, donde le habían clavado la flecha, por fortuna no había cicatriz alguna.

Solo había sido una pesadilla más.

Ese día Caspian tendría junta con El Consejo de la Corte Real.

La mesa larga rectangular de manteles de seda rojos ya estaba lista, esperando por él, sentados sobre sus sillas, hombres y criaturas lo esperaban para dialogar acerca del porvenir de la nación.

De toda esa gente Caspian no lograba distinguir entre los que tenían máscara y los que solo llevaban antifaz. No podía contar, ni confiar en nadie.

Saludó a los presentes tan pronto entró en la habitación, estos le hicieron la correspondida reverencia. El rey hundió sus ojos en Lord Parish y Lord Pherrell, los hombres que atentaron contra su vida en su sueño, tal vez sus pesadillas no eran solo eso, tal vez se trataba de alguna clase de premonición.

No había notado su presencia hasta que se percató de que era el único hombre que no le dedicaba una reverencia. Era Lord Neville.

—¿Qué hace aquí?—preguntó Caspian con seriedad desando sacar a aquel hombre a patadas del castillo.

—Majestad—comenzó a hablar la voz de anciano de Lord Pherrell—. El Consejo ha decidido someter a votación para que Lord Neville pudiese tomar el lugar del recientemente fallecido consejero espiritual.

—¿Y con qué autorización?—preguntó Caspian sin sentarse aun.

—Majestad le recuerdo que El Consejo, tiene el mismo peso y poder en el voto y la palabra como lo tiene el rey.

Caspian sabía que tenían razón. Aquellas leyes Telmarinas aun reinaban en Narnia, si bien las criaturas y los hombres convivían en armonía pero aun así las leyes de los conquistadores dominaban al reino.

—Pero, ese hombre representa al león negro—alegó Caspian.

—Astan—le interrumpió Lord Neville—. Su nombre es Astan.

—No es buena influencia para Narnia—Caspian continuó como si no lo hubiese escuchado.

—Majestad, debo de recordarle que este hombre representa a un nuevo grupo de creyentes, cuyo número aumenta cada día, y ese número proviene de cada uno de sus súbditos. Muchos ahora creen en él, más de la mitad de la población, no puede darles la espalda, porque entonces ellos dejaran de seguir órdenes de usted para empezar a seguir las órdenes de él.

Al joven rey no le quedó otra opción que no fuese meter a votación. Aveces sentía que por ser un rey joven podían manipularlo, pero entonces pensaba en aquellos hermanos que fueron reyes incluso cuando eran más jóvenes que él y recobraba las fuerzas para lograr tomar las riendas del poder de la nación.

𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora