𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂

Capítulo 10. Los murmullos de las sombras

La joven muchacha tragó saliva, no tenía miedo a la muerte pero si al dolor de esta.

Edmund levantó la espada, a punto de clavarla en el corazón de la joven.

El bosque parecía jugarle una mala acción, ya que el silencio total reinaba para que pudiese escuchar sus horribles gritos de dolor. Lo único que se podía escuchar eran las respiraciones agitadas de ambos.

Era el momento de terminar con la misión.

—Bien hecho hermano—le felicitó Peter, quien salió entre la maleza del bosque cual depredador.

Edmund volteó a mirarlo, su hermano poseía un semblante serio, pero en sus ojos se escondía el placer de la maldad.

Un duelo se desató entre él.
El rey Edmund miraba a su presa tirada a sus pies, lista para recibir a la muerte de mano de él, y del otro lado estaba su hermano mayor quien gustaba de presenciar la sanguinaria escena.

Edmund fruncía el ceño, cada vez apretando más la empuñadura de la espada.

Nervioso.
Indeciso.

—Vamos Edmund—lo alentó su hermano—. ¿Qué estás esperando?.

Los ojos del rey se clavaron en los tristes ojos de la joven.

—Quieres matarla Edmund—comenzó a susurrarle una voz de mujer, la cual Edmund no supo distinguir si provenía de su mente o del entorno—. Yo sé que quieres. Acaba con su miserable vida—era Jadis, la Bruja Blanca—. Ella es del lado contrario. Aslan estaría muy orgulloso.

Edmund bajó la espada.

Con fuerza la dejó caer al lado de un cercano árbol.

—¿Qué estás haciendo?—le preguntó Peter incrédulo al ver lo que sucedía.

Edmund sepultó la mirada entre el pasto y la tierra. Alison, no sabía como reaccionar, decidió confiar en el rey que le había salvado la vida, ya nunca volvería a huir de él.

—Como quieras—se alzó Peter de hombros y se encaminó hacia la muchacha mientras desvainaba la espada—. Si no lo haces tú, yo lo haré.

Justo a unos metros de que llegase el mayor de los Pevensie a su objetivo, la mano de su hermano menor lo detuvo.

—Basta—dijo Edmund con precisión.

—¿Qué te pasa Edmund?. Ella es de Astan. Si Aslan se enterara de que no...

—Estaría orgulloso—le interrumpió Edmund—. Peter, ¿no te das cuenta?. Nosotros mismos estamos formando la guerra.

El supremo monarca permanecía en silencio mirando a su hermano con orgullo y evaluación.

—¡¿Orgulloso?!—exclamó Peter con sarcasmo—. Orgulloso de ver cómo dejas con vida a los elegidos de Astan. ¡Claro que estaría orgulloso!—el monarca entonó una sonrisa burlona hacia su hermano.

—Peter, ¡entiende por favor!. Debemos unir fuerzas, será más inteligente y valioso unirnos con ellos y enfrentar al verdadero enemigo. Es una ventaja tenerlos de nuestro lado, así Astan y sus seguidores sabrán de nuestra fuerza, les restaremos esperanza.

—Entiendo Edmund que es una buena estrategia, pero no es la que buscamos en esta guerra. ¡Ellos son malos!.

—¡Por favor Peter, ¿hablas enserio?!. Mírala—señaló el rey a Alison—. ¿Qué ves ahí?.