En aquel barco fue donde su gran aventura a Narnia empezó...
Había regresado al inicio y al final de todo. Sólo que ahora todo era tan diferente, pues de los cuatro que emprendieron el viaje solo ella había regresado con vida.
El bullicio de la gente la hizo despertar de lo perdida que seguía su mente, pensando que seguía en Narnia pero miró a su alrededor y el mundo al cual solía pertenecer estaba ahí. Su vista pasó de sus manos a sus brazos y al cuerpo entero para corroborar que su ropa habia cambiado por ropa del mundo mundano, ni siquiera le había quedado su capa o su vestido narniano como recuerdo, ahora todo estaba en su mente y corazón...
El reinado había terminado pero la verdadera dinastía apenas iniciaba.
Sus pasos eran lentos pero sus deseos eran veloces estrellas fugaces que surcaban el cielo de sus pensamientos. Alison continuó caminando en la cubierta del barco, había pasado tanto tiempo en aquella tierra de magia que el mundo real parecía ser la fantasía y no la realidad, aunque para ella siempre fue así pero estaba segura que al encontrarlo la magia volvería a ella.
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Se llevó las manos a los bolsillos, y tras acomodarse la boina, su mirada regresó al extenso mar. Edmund no se había cansado de investigar, desde el día que regresó al mundo mortal, dedicó sus días y sus horas de sueño a investigar y encontrar cualquier antecedente de un portal a Narnia, intentó en el viejo armario por donde entró la primera vez pero solo consiguió llorar una noche entera a los pies del viejo mueble de madera pero su alma no se rindió y como un fuerte caballo cabalgando contra el mar, su corazón se aferró al no dejarse vencer.
Fue así como recordó el relato de Alison y su hermano del como habían llegado a Narnia, y dedicó cada uno de sus centavos para ahorrar para el llegar de ese día en el que sarparía en el mar de esperanza que su alma tanto necesitaba.
Edmund miró por último el mar, era momento de buscar la chimenea y esperar el milagro por el que tanto había suplicado.
Fue entonces que giró y en medio de la gente que iba y venía... La vio.
Y las paredes de llanto e inseguridad que había construido, se derrumbaron por completo. La luz apareció en medio de su corazón de viento y niebla, un nuevo día de vida al fin había llegado.
Que bien se sentía el mirarle, el volver a sentir que su alma estaba dentro de él, el volver a sentir el aire en sus pulmones y el escuchar su corazón latir de nuevo: Verla era sentirse vivo.
Podía ver el halo de luz a su alrededor, era tan hermosa como el cielo y el mar, al verla supo que siempre había tenido un ángel en aquellos ojos, siempre estuvo ahí, el cielo le había bendecido al darle a uno de sus más hermosos ángeles para acompañarle por lo que le restará de vida.
Muchos dijeron "No lo lograran", y después de tanto tiempo y tantas batallas, al fin lo habían conseguido, y al verla ahí sin importar todo el tiempo que habían estado gritando su nombre al viento y llorando en silencio, ella seguía siendo la única mujer a la que pertenecía, la única cuyos labios besaría y cuyo nombre pronunciaría.
