Capítulo 3. La manzana verde

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Edmund escuchó el sonido del caer de las aguas de la cascada, estaban por llegar a ella, las pisadas de los lobos aumentaron de velocidad resonando mas como trotes de caballos de carreras.

Continuaron el rastro de sus huellas hasta llegar a donde el agua caía y las plantas crecían.

Los lobos siguieron su curso, corrieron aún más rápido y no se detuvieron hasta atravesar las aguas de la fría cascada

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Los lobos siguieron su curso, corrieron aún más rápido y no se detuvieron hasta atravesar las aguas de la fría cascada.

—Esperen, debe haber rocas detrás de aquello—intuyó Susan disminuyendo el paso.

—Si ellos lo hacen debe de ser la entrada—comentó Lucy mientras se recogía las faldas del vestido para que no se mojasen con el riachuelo.

—Pero Aslan dijo que...

—Lo sé Peter, pero esto—le interrumpió Edmund señalando la cascada—. Esto no puede ser coincidencia, como ya lo dijo Susan, si hubiesen sido lobos ya estaríamos dentro de sus estómagos. Es.... Es una señal. Quiere que regresemos—tras una pequeña pausa de miradas entre los hermanos, Edmund por fin a completó su oración—. Todos.

Peter y Susan recordaban cada palabra de Aslan en aquella mañana de primavera mientras caminaban por los jardines del castillo Telmarino. Él les dijo que no regresarían, pero tal vez, solo tal vez sus hermanos menores tenían razón.

Lucy fue la primera que se arriesgó, corrió tan rápido como pudo, rumbo a la cascada, sin importarle que pudiese caerse a causa de su largo vestido, o que chocará de bruces con el posible trasfondo de piedra de la cascada, no, simplemente ella continuó corriendo.

Ella juró haber sentido el resbalar helado del agua por su cuerpo, pero realmente no había ni una sola gota de agua dulce como rastro de la cascada en su cuerpo.

—¡Lucy!—gritaron sus hermanos mayores y salieron corriendo hacia la cascada. Ella siempre sabía como hacer a sus hermanos entrar en razón.

Los hermanos chocaron con el caer del agua. Peter incluso sintió el golpear de esta contra su cuerpo haciéndolo perder el equilibrio. De un segundo a otro Susan dejó de ver los colores verdes de las plantas para comenzar a ver los tonos anaranjados y marrones. Era otoño, el frío aire inundó sus pulmones.

Edmund volvió a abrir los ojos cuando sintió el caer de una hoja sobre su cabeza. Sus ojos se llenaron de luz, frente a él aquel bosque de colores radiantes y brisas inmemorables se alzó como una pintura fresca, era aquel lugar donde cabalgaba con su armadura, sosteniendo una espada listo para la batalla, aquel lugar donde sintió por primera vez como el poder caía sobre su cabeza en forma de corona, aquel lugar lleno de años de recuerdos pero que también aguardaba penumbra.

Habían regresado a Narnia, la tierra de los reyes y de la magia.

El bosque era frondoso, lleno de árboles, desde pinos altos hasta arbustos pequeños con frutos. Los cuatro hermanos se frotaron los ojos y miraron detrás de sus espaldas para ver si aún estaba la cascada, no encontraron ni huella de ella, en lugar de esta había un gran barranco y en el fondo de este un río cuyo trayecto desconocían.

𝑵𝑨𝑹𝑵𝑰𝑨: 𝑳𝒂 𝑬𝒔𝒑𝒂𝒅𝒂 𝑫𝒆 𝑪𝒓𝒊𝒔𝒕𝒂𝒍✰︎ೃ °➫𝑪𝒐𝒎𝒑𝒍𝒆𝒕𝒂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora