Tan pronto y los cuatro muchachos terminaron de leer las viajas escrituras comenzaron a analizar si era bueno o no, decirles a los reyes de antaño.
—Debemos avisarles—dijo Thomas con la mirada aún perdida en las escrituras.
Todo el mundo pareció guardar silencio, revelando sus dudas, hasta que uno de ellos, muy seriamente contestó.
—No.
La palabra rebotó del techo al suelo con eco mortal de rechazo. Los tres mudos muchachos voltearon a ver a Dylan, quien se había negado.
—¿De qué hablas Dylan?. Debemos avisarles es lo correcto—trató de hacerlo entrar en razón su hermana—. Ellos confían en nosotros.
—¿Estas segura?—le interrogó Dylan—. Esto—apuntó hacia el escrito de piedra—. Sólo nos demuestra que no podemos confiar en nadie mientras estemos en estas tierras.
¿En el fondo acaso tendría razón?.
—Dylan, es mejor hacer hermandad con ellos que volverlos nuestros enemigos—Kaya hizo que el muchacho pensara dos veces lo ocurrido.
Al joven O' Brien no le quedó de otra más que asentir con la cabeza, asumiendo su error. Los cuatro muchachos acordaron regresar a sus habitaciones, cada uno se fue por su lado, con la cabeza agacha, pensando en cómo su vida había cambiado en los últimos días, tratando de disfrazar la evidente realidad de una guerra por una fantasía de cuentos de hadas, la situación pendía de un hilo llamado confianza.
Kaya avanzaba de nuevo hacia su habitación, confundida y tratando de asumir lo que les esperaba, caminaba lo más rápido que podía con deseo de que ninguno de los Pevensie la encontrara.
Dicen que en mientras más pienses en algo más probabilidades hay de que suceda. Y en esta historia no es la excepción.
—Creí haber sido muy claro cuando les dije que no salieran de sus habitaciones.
Kaya se detuvo al instante. Cerró los ojos como esperando el regaño del rey Peter.
Cuando dio la media vuelta se topó frente a frente con el sumo monarca, quien la amenazaba con la pura mirada.
—Solo salí por agua—mintió Kaya.
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Peter sonrío divertido mientras se cruzaba de brazos.
—Claro, claro. Tal vez podrás engañar a mis hermanos pero a mí no. Ordenes son ordenes. Ahora regresa a tu habitación—dijo el rey con tono decidido y tras esto dio la media vuelta con intención de alejarse de ella.
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