Capítulo 28. -"Soy el diablo"

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Todo parecía estar listo. Frank había conseguido el lugar perfecto, rodeado de cada persona en el pueblo, literalmente. Todo estaba listo, excepto yo. No estaba lista. No quería tener que estar lista, pero si no lo estaba entonces estaría dejando que más cosas malas sucedieran. No sé que fue lo que le sucedió a este pueblo, o a sus habitantes. Ni siquiera sabía que fue lo que me había sucedido a mí misma con claridad, pero si había alguien tratando de hacer daño a los demás en todo esto y entonces se suponía que yo era la única que podía detenerlo. Estoy dentro.

La dichosa reunión sería a las ocho de la noche. Eran las once de la mañana, faltaban nueve horas exactas para presentarme a un puñado de gente que no conocía. Mi cabeza apenas podía lidiar con todo el tema de mi siendo Nikkie, y en menos de veinticuatro horas tenía que lidiar con algo aún peor. Esperaba poder estar viva para el final del día. Si ese asesino no terminaba conmigo esta noche, yo misma lo iba a hacer.

Todavía me encontraba en la casa del lago, y como Frank había dicho, nadie se había aparecido por aquí en toda la mañana. Algo que agradecía de verdad. Ahora mismo la única cosa en la que pensaba era en Xander, ¿Cómo estará? Esperaba que bien. Tiene que entender que tengo que hacer las cosas que me parezcan mejor, las cosas que hagan mejorar la situación.

El sonido estruendoso de una puerta me sorprendió. A través de la ventana de la cocina pude ver que había un auto fuera de la casa, y de este mismo iba saliendo una chica. La misma chica de las fotos, Katherine. La hermana que no recordaba. Diablos, se suponía que no vendría nadie. No sabía que iba a hacer ahora pero tenía que volver a esconderme o iba a terminar siendo atrapada, otra vez, por una persona diferente.

Me di la vuelta y subí rápidamente las escaleras de la casa, caminé y me detuve frente a la primera habitación que me encontré, entrando en la misma. Las luces estaban apagadas dentro, no se podía ver nada. Puse mis manos sobre la pared, tratando de encontrar el interruptor y así poder librarme de toda esta oscuridad. Para mi muy buena suerte, o no había interruptor alguno o realmente necesitaba la luz para poder verlo. Maldición.

Desde la habitación podía escuchar los pasos de la chica, eran pasos muy específicos y supe reconocer muy bien que llevaba puestos tacones. Tal vez venía de alguna fiesta o algún evento importante. Siendo lo más imprudente que podía ser, me dejé llevar súbitamente por la curiosidad abriendo la puerta un poco para poder ver hacia afuera. No lograba observar mucho debido a que no podía abrir la puerta más de lo que ya estaba, o iba a terminar siendo pillada y con problemas muchos más grandes. Solo escuchaba sus tacones contra el suelo, pero no la podía ver. Hasta que camino de nuevo hacia las escaleras, pude observar que llevaba un bolso oscuro algo grande. No era un bolso elegante para una chica como esa, tan solo era negro, y ya. Vi como sacó su teléfono celular y marcó un número, poniéndolo luego en su oído derecho.

—Ya las tengo, ¿En dónde se supone que debería dejarlas?—¿Dejar qué?—. Bien, no quiero terminar siendo atrapada por los policías y luego acabar fichada como una traficante de drogas.

¿Drogas? Por eso estaba tan paranoica ayer cuando Xander estaba en la casa, tenía esas cosas aquí dentro, probablemente estará vendiéndolas. Pensándolo bien era lo más remotamente lógico. Bien, tenía una hermana que vendía drogas, no se podía estar más orgullosa.

Luego de colgar el teléfono ella bajó de nuevo y salió de la casa lo más rápido que pudo llevando tacones como esos. Logré escuchar el automóvil encender y luego lo oí alejarse, por lo que salí un poco más relajada de mi escondite. Aunque muy confundida. Ser parte de esta familia podría llegar a ser muy interesante, después de todo.

El corazón se me aceleró nuevamente al escuchar como tocaban la puerta de abajo, impacientemente. Esa no podía ser ella, cuando llegó aquí abrió con llave así que solo podía ser alguien más. Frank.

PRETTY FACE ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora