La que me espera...

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- Abuela, tengo que irme. Vendré a las ocho y media. - dije cogiendo mi mochila y dirigiéndome a la puerta. Cogí mis llaves y al salir me encontré a Dylan y a los demás. - Hola. - dije saliendo de mi casa y cerrando.

- ¿A donde vas Miriam? - dijo Sonia dándome un abrazo y parándose a mi lado.

- Pues tengo que ir a estudiar con Kevin. El profesor me dijo que cuanto antes mejor y pues, allí voy. - dije riéndome.

- La que te espera..... - dijeron todos a la vez y riendo.

- Gracias a todos por apoyarme. - dije sarcástica y riendo. 

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Me llevé casi cinco minutos en la puerta, esperando a que mi subconsciencia dijera "abre la puta puerta Miriam"

Cuando subí los escalones y me decidí a llamar a la puerta, esta se abrió y ahí estaba el, apoyado en la puerta y para mi sorpresa......

Cuando subí los escalones y me decidí a llamar a la puerta, esta se abrió y ahí estaba el, apoyado en la puerta y para mi sorpresa

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(SIN CAMISA)

- ¿Puedes hacerme el favor de ponerte una camisa? - dije señalando su cuerpo semi desnudo.

- Claro preciosa. ¿Por qué has tardado tanto en entrar? - dijo cogiendo una camisa y poniéndosela.

- Acabo de llegar. - dije mintiendo. Al entrar, vi que su casa era enorme y preciosa. Su suelo era de madera y sus paredes color hueso. No dirigimos a su salón y me invitó a sentarme.

- No me mientas. Te he estado observando durante un rato y te veía dando vueltas de un lado a otro. - dijo riéndose y apagando la televisión. 

- No te estoy mintiendo. Acababa de llegar cuando tu había abierto la puerta. - dije soltando la mochila en el suelo. - Además, ¿por qué iba a estar esperando en la puerta ?

- Pues, a lo mejor es porque, no quieres estar cerca mía y estabas decidiendo de irte o no o, porque crees que puedo llegar ha hacerte daño y no te fías de estar a solas conmigo. - dijo acercándose a mi. Cuando vi que se estaba acercando a mi, me alejé de el poniéndome en pie. - Has visto, tienes miedo de estar cerca mía. - dijo tumbándose a un lado de el sofá.

- ¿Podemos empezar a hacer los deberes y a estudiar? - dije cogiendo mis cosas y sentándome en el sofá.

- Vale. Antes de empezar, ¿quieres algo de tomar o de comer? - dijo apoyándose en la puerta de la cocina.

- Con un vaso de agua, me conformo. - dije cogiendo mi cuaderno de mates.

- ¿Seguro que no quieres una palmera de chocolate ni unas magdalenas? - dijo metiéndose en la cocina con una sonrisita en la cara.

- Vale, no te niego la palmera. - dije riéndome. No podía creer que este chico que tenía delante, fuese Kevin. El playboy del instituto, que le encanta a todas las chicas, que todos los chicos le admiran y que siempre deja algún corazón roto. Ahora mismo, no le conocía. Cuando vino y me entregó mi palmera, nos pusimos a charlar un poco.

Enserio, no conocía al chico que tenia delante. Mi madre siempre me decía que me fijara en los ojos o en la manera de hablar por si estaba mintiendo pero, ¡se veía tan real! ¡tan convincente!

Al acabar de merendar empezamos a hacer matemáticas, que era lo que mas le costaba a Kelvin.

Le empecé a enseñar los trucos para hacer los logaritmos. Mientras se los apuntaba en un lado de el cuarderno, el me miraba fijamente como yo lo hacia. Después de que lo apuntara, le enseñe dos o tres ejercicios de los mas fáciles y cuando ya lo entendió, le puse unos cuantos mientras yo, hacia las oraciones de legua, cosa que a mi se me daba como el culo. VAMOS QUE NO SABIA UNA MIERDA.

Viendo como el hacia los ejercicios y como los iba teniendo bien, le dije que por hoy íbamos a parar con matemáticas. El decidió ponerse con lengua. Bien Kevin, lo que no se.

- ¿Sabes hacer las oraciones? - dijo Kevin poniendose al lado mía.

- Si te digo la verdad, hoy no he prestado atención y no se hacerlas. Voy a llamar a Lucía, ella sabrá hacerlas. - dije cogiendo mi móvil pero, el me cogió la muñeca, haciendo que soltara el móvil.

- Yo se hacerlas. - dijo muy convencido.

- ¿Seguro? - dije levantando la ceja y poniendo énfasis en mi voz. - Pues, sorprende me.

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- Y así es como se hacen las oraciones coordinadas. - dijo Kevin poniendo el ultimo complemento directo en la frase. Pues os digo una cosa, ME HA SORPRENDIDO. Me lo ha explicado de tal manera que hasta Marcos lo entendería. - ¿Que, sorprendida? - dijo riéndose y tumbándose de la risa que le entró.

- No te rías. - dije tirándole un cojín. Su risa aumentó haciendo que me contagiara. Me lo estaba pasando bien, y no me lo podía creer. Mientras estábamos los dos tirados en el suelo, sonó el timbre.

El se levantó de el suelo y yo, me puse de pie mientras ponía todos los cojines que habíamos tirado sobre el sofá. Me senté y escuché la conversación de Kevin y el invitado o invitada.

- Hola Mario. ¿Que haces aquí? - dijo mientras escuchaba unas palmadas sonar, como un saludo de esos que hacen los chicos.

- Te he enviado un montos de Whatsapp y te he llamado incluso pero veo que estabas ocupado dijo entrando y viéndome sentada en el sofá. - ¿Interrumpo algo?

- No, yo ya me iba. - dije recogiendo mis cosas mientras Kevin se acercaba a mi.

- Tu no te vas a ninguna parte. - dijo el, cogiéndome de la mano y quitándome la mochila. - Nosotros dos estamos estudiando y Mario ya se iba. - dijo Kevin llevándose a su amigo a la puerta.

- Kevin, no me importa. - dije agarrándolo de el hombro. - Falta solo cinco minutos para y media y no me voy a enfadar. - dijo cogiendo mi mochila. Cogí mi móvil y con dos besos a cada uno me despedí de ellos.

No ha sido para tanto la tarde de hoy.

¿POR QUÉ EL? #2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora