Me levanté, por el frío que hacia en la habitación y vi, a todo el mundo durmiendo.
A mi lado, Dylan me abrazaba sin soltarme para que no tuviera frío. Cogí una manta y lo tapé a el. Intentando no pisar a nadie, salí de el cuarto en el que estábamos Dylan, Marcos, Sonia y yo y me dirigí hacia la planta de abajo, donde me sentaría en el porche y contemplaría, desde una hamaca, como las olas rompen en la orilla y cono las gaviotas piaban.
Mientras intentaba no caerme por las escaleras, vi a alguien tirado en el suelo. Me aclaré los ojos y vi que era el amigo de Oscar.
Me acerqué a el y vi que estaba dormido. Me tranquilice porque, pensé que estaba muerto.
Cuando salí afuera, me tumbe como dije en la hamaca y contemple el mar. De fondo se escuchaba la canción que mi madre y yo cantábamos todos los sábados por la mañana temprano. One I Was Seven Years Old.
Me hizo recordar esas mañanas con mi madre limpiando cada rincón de la casa, con mis primos chicos correteando y to detrás de ellos....
Algo azotó la hamaca fuertemente, lo que hizo que cayera al suelo y me golpeara la cabeza. Al ver de quien se trataba, intenté levantarme e ir a pegarle pero, cuando quise levantarme, un dolor agudo en mi cabeza hizo que volviera a sentarme en el suelo. Deslice mis dedos sobre la herida y al ver mis dedos húmedos supe de que se trataba. Me había hecho una herida.
- ¿Pero que mierda haces? - le dije a mi hermano, el cual estaba con la cara descompuesta mirándome.
- Miriam, yo..... yo...... - se le trababa la voz y, eso era muy extraño en el, ya que, todo lo suelta por esa pequeña boquita que tiene.
- Ve a la cocina y me traes hielo anda. - dije levantándome pero, al ponerme de pie, perdía el equilibrio y tenia que volver a sentarme.
- Si..... si...... ahora mismo vuelvo. - dijo corriendo hacia la casa. El porrazo tampoco me había dolido tanto, solo notaba como si mi corazón se hubiese colocado de bajo de la herida. Me hacia "bumbum bumbum"
Marcos trajo hielo, unos trapos y una aguja e hilo. Si el se pensaba que me iba a dejar coser la cabeza por el iba a estar muy equivocado.
- ¿A dónde vas con eso? - dije señalando la aguja. - No voy a dejar que me cosas las cabeza. ¡No sabes ni coserte unos pantalones! - dije casi gritando.
- No se coserme unos pantalones pero, si coser heridas. Miriam tranquilizate, se lo que hago.
- No puedo tranquilizarme. - dije alterada. El se acercó a mi, y me tumbó en el suelo. Me puso de perfil, ya que, la brecha que "el señorito" me había echo estaba en el lado izquierdo de mi cabeza. - Me las vas a pagar Marcos. - dije cogiéndolo de la muñeca antes de que clavara la aguja en mi cabeza.
- Confía en mi. - cuando dijo eso, clavó la aguja haciendo que yo soltara un horroroso grito y que después, se pusiera todo negro.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Me desperté y vi que, donde yo estaba ahora no era el mismo lugar que donde me encontraba antes. (vaya tragaleguas) El caso es que, me encontraba en mi cama en vez de estar tirada en el porche de la casa de Oscar.Intenté incorporarme pero, mi cabeza me empezó a dar vueltas y vi, a alguien acercarse a mi corriendo para ayudarme.
- No deberías incorporarte tan rápido. - dijo Oscar volviéndome a tumbar en la cama.
- ¿Por qué me duele tanto la cabeza? - dije mirándolo a los ojos o intentándolo.
- ¿No te acuerdas? - dijo Oscar sentándose a mi lado.
- Hombre me acuerdo cuando Marcos me tiró de la hamaca y me hizo una brecha. Después todo se volvió oscuro y, aquí estoy. - dije en modo sarcasmo, lo que hizo que sonriera.
- Si, el después te cogió en brazos y empezó a llamarnos a todos. Dylan y Jace tuvieron que contener a tu hermano porqué, se estaba echando las culpas de lo que te había pasado. - dijo el cruzándose de brazos.
- Técnicamente es su culpa. - dije sin pensar. El sin embargo, me miró y pensé lo que había dicho. El solo quería asustarme y la verdad es que le salió mal pero, con lo que me había dicho Oscar hace un momento, pues me sentía mal. - ¿Dónde está?
- Abajo con los demás. - dijo levantándose de la silla. - ¿Quieres que le traiga? - moví la cabeza en señal de <<si>> y bajó las escaleras. Yo, me quedé esperando a que mi hermano llegase. Espero que quisiera hablar conmigo. Quería decirle que fue un accidente, que el no tenía la culpa. Mientras pensaba lo que le iba a decir, apareció por mi puerta con la mirada fija en el suelo y dando un paso a delante para que Oscar pudiera cerrar la puerta.
Me quedé muda sin saber que decirle. Mierda, me acaba de pasar igual que pasa en las películas. Nos quedamos los dos mirándonos un rato, hasta que cuando quise empezar ha hablar, el se adelantó, se sentó a mi lado y empezó a hablar.
Empezó a decir que el tenía la culpa, ha echarse todas las mierdas. Me levanté de a cama, como pude y me puse de cuclillas para poder hablar con el.
- ¡Marcos! ¡Marcos! ¡Para! - cuando paró de hablar, se quedó sorprendido al verme. - Parece que estas viendo a un fantasma. Marcos, no se porque te echas la culpa de todo, quisiste asustarme y hubo un accidente. Estoy bien, lo ves. No tienes de que preocuparte. - dije abrazándolo y en ese momento se derrumbó. Empezó a llorar y yo lo apreté más fuerte para que supiese que estaba allí con el. Sabía que aunque le insistiese de que el no había echo nada, iba a seguir pensando lo mismo así que, me despegué de el y lo miré a los ojos. - Me apetece mucho un helado de oreo, ¿bajamos y nos comemos uno? - dije con una sonrisa en la cara para alegrarle. Después de que se levantase, nos dirigimos a mi cuarto de baño para que se lavara la cara y se la despejase.
Todos estaban en el salón hablando o comiendo y cuando me vieron, dejaron de hacer lo que estaban haciendo para mirarme.
- No me miréis como su fuera la duquesa de Alba. - dije por la expresión que tenían en sus caras de una Miriam indefensa. (Sin insultar a la duquesa que en paz descanse)
Bajé los escalones con ayuda de mi hermano, me acerqué a Dylan para darle un beso y dirigirme a la cocina a comerme mi helado. Mientras mi hermano y yo cogíamos la tarrina de helado y los demás seguían sin moverse de sus sitios, mi móvil empezó a sonar en lo alto de la mesa de la entrada de la casa. Dejé a mi hermano con la tarrina de helado y me fui a cogerlo. Mi móvil no reconocía el telefono pero aun así lo cogí.
Cuando escuché la voz de la otra persona que estaba al otro lado del teléfono, me quedé sin decir una palabra. No podía creer que me estuviese hablando. Tenía que seguir soñando. No podía ser.
El...... el estaba muerto.
ESTÁS LEYENDO
¿POR QUÉ EL? #2
Fiksi RemajaContinuación de ¿Por que el? Miriam entrará en su nuevo instituto, rodeada de gente nueva, mala y extraña. Allí conocerá a sus mejores amigas Sonia y Lucía. Ellas pasarán momento inolvidables juntas y..... ¡Dylan! El sueño de Miriam. Desde aquella ú...