Narra Dylan:
No sabía lo que estaba pasando. En un momento, toda mi vida había dado un giro inesperado. De estar feliz, con todos a los que quiero, a estar aquí, viendo como mi novia...... mi novia está entre la vida y la muerte.
Marcos estaba destrozado, lloraba abrazado a la abuela de Miriam como si se tratase de madre e hijo. Lucia estaba en el suelo, llorando enmorecia junto a Jace quien intentaba consolarla, Alex había salido corriendo detrás de Sonia, la cual había salido corriendo de la noticia que acabábamos de recibir. Y aquí estaba yo, sin saber que hacer, llorando como un alma sin rumbo alguno abrazada a mi abuela. No había llorado tanto, ni cuando mi madre me abandonó. Solo quería que Miriam se pusiese bien, que ojala todo esto no hubiera pasado y, si hubiera pasado, que me hubiera pasado a mi.
- Yo tengo la culpa. - dije entre lágrimas. - Yo tengo la culpa de que le haya pasado esto a Miriam. - dije agarrando el chaleco de mi abuela con tanta fuerza que pensé que lo rompería. - Todo esto debería de haberme pasado a mi. - dije chillando y derrumbándome en el suelo.
El medico se quedó allí parado, sin hacer nada, mirando nuestras caras de como cada uno, nos íbamos viniendo a bajo, como nuestra luz en los ojos se iba apagando por cada lágrima que soltábamos. Sentía tanto dolor que, mi diafragma, ya no subía ni bajaba, mis músculos se tranquilizaron y mi respiración paró. No sentía nada, solo el gran dolor en el pecho. Ese dolor que solo una persona podía quitar y, no estaba aquí para ayudarme.
- Se que es triste esto que os he dicho pero, tenéis que ayudarla a que se quede. Vais a tener 7 horas para estar con ella y, solo una persona y esa será la misma, será la que se quedará aquí para dormir con ella y avisar a los demás por si pasa algo.
- ¿Cuando podremos empezar a verla? - dije costosamente y intentando levantarme del suelo.
- ¿Queréis verla ahora? - dijo el medico con una sonrisa.
No hizo falta contestar cuando ya estaba dentro de la sala, enfrente de mi novia y verla así, me hacía llorar a un más. Estaba tan quieta y llena de tubos que al coger su mano, mis lágrimas brotaron sin control. Solo hacía acariciar su mano.
- Hola fea. - dije limpiándome las lágrimas. - Abre los ojos por favor, no te mueras. - dije apoyando mi cabeza sobre la cama y llorar como un loco. - Quiero que vuelvas aquí con nosotros. No te vayas, no me olvides.... - dije costosamente. No podía verla así. Era como si me clavaran un puñal en mi corazón lentamente, mientras me arrebatan la vida sin yo poder hacer nada. - Voy a estar aquí para lo que quieras, eh... - dije besando su mano. - Para lo que quieras eh. - dije sonriendo como si me estuviera escuchando. - Vuelve con todos nosotros fea. - dije volviendo a besar su mano.
Me quedé en la silla, sentado sin hacer nada, solo mirándola. Llevaba allí más de tres horas y no me cansaba de verla. Cuando la miraba, recordaba todos los momentos buenos que he pasado con ella y en los que voy a pasar. En nuestras peleas, en nuestras estupideces, en nuestras gamberradas...
- Te amo Miriam. Se que todas las veces que lo he dicho, sonaba solo como palabras dichas al azar pero, Te amo y quiero decírtelo, mientras tu me miras a la cara y ver esas mejillas sonrojarse y esa sonrisa que tanto me gusta. Te amo, nunca lo olvides. - dije besando sus labios que estaban tapados por la mascara de oxígeno.
Al salir de la habitación, me encontré solo con Alex. El estaba mirando por el cristal por donde se podía ver a Miriam. Alex era la persona que más cariño le había cogido a Miriam desde que llegó, ya que, ella según el le hacía sentirse único, libre de todos problemas cuando estaba con ella.
- No puedo creer que esté así. - dijo secándose las lágrimas y metiendo sus manos en los bolsillos. - ¿Qué pasó Dylan? ¿Qué pasó? - dijo dirigiéndose hacia donde estaba y mirándome fijamente.
2 horas antes:
- Puedo hablar contigo Dylan. - dijo Miriam acercándose a mi, con ese vestido blanco que hacia que todo su cuerpo se envolviera en una luz que cegaría a todo aquel que no viera lo guapa que estaba.
- Claro. Aquí no vamos a poder hablar tranquilos, ¿qué te parece fuera? - dije estirando mi brazo y abriendo mi mano para que ella me la cogiera. Ella solo asintió y se fue hacia la puerta principal. Cuando salí, la encontré sentada en los columpios balanceándose como si se tratase de una niña de unos ocho años. Me senté a su lado y comencé a explicarle todo lo que habíamos hablando los chicos ese mismo día. Confiaba en ella y pondría mis manos en el fuego por ella, solo que no confiaba en Kevin. - Y por eso, dije que no confiaba en el... - dije mirándola.
Ella no había hablado ni interrumpido desde que yo empecé a hablar, solo se limitó a escuchar todo lo que dije sin protestar ni un solo segundo. Su expresión era siempre la misma y no había cambiado desde que salimos a fuera al parque de enfrente de la casa.
- ¿Por qué no me habías contado esto antes? - dijo balanceándose pero sin mirarme.
- Te lo iba a decir el día que empezaste a darle clases, pero lo más seguro es que pensaras que solo te quiero alejar de el, ¿o me equivoco? - dije mirándola. En ese momento, ella paró de balancearse y me miró por primera vez desde que estábamos allí. Quiso disimular la sonrisa que se había dibujado en su cara pero era demasiado tarde, yo ya la había visto.
- Eso es cierto. - dijo sonriendo. - Pero aun así deberías de haberme contado todo lo que te pasó con el. - al decir eso, me quedé sorprendido. Los únicos que lo sabían eran los chicos y yo no se lo había contado a nadie más. - Espero que no estés pensando quien me lo ha dicho porque no te lo voy a decir y, solo quiero que me respondas a una cosa. ¿por qué no me lo contaste?
- No quería recordar malos momentos. Además es agua pasada, ya no me importa. - dije agachando la cabeza. Cuando volví a levantarla, Miriam estaba allí de cuclillas mirándome a los ojos.
- La vida es muy corta para sufrir tanto por una niñata, por no decirte otra cosa y, que no supo apreciar tu amor. Ella se lo pierde. Seguro que el amor que tu le dabas a esa g....... no será el mismo que le da el. - dijo besando mi mejilla. - En ningún momento me enfadé contigo, solo me dolió que salieras de mi habitación, sin decirme una explicación de porqué te ponías así cada vez que escuchabas el nombre de Kevin. Dylan, eres el mejor chico y se que, por más que quisiera odiarte, pelearme o olvidarme, siempre estarás ahí. No eres igual a los otros chicos, has pasado por momento malos como casi todo el mundo y eso te ha hecho ser mejor persona y miraté, aquí estamos los dos juntos otra vez sin que nada pueda separarnos. - dijo sentándose en mis piernas. Después de que se sentará, me besó. Echaba tanto de menos esos labios...
- Te quiero tanto. - dije con las lágrimas saltadas.
- Yo tambien te quiero Dylan. - dijo poniéndose de pie y extendiéndome la mano. - Será mejor que volvamos a la fiesta.
Los dos caminamos por el césped del parque hasta llegar a la carretera. Cuando se puso en verde para nosotros, los dos comenzamos a caminar pero en menos de un segundo, un coche a toda velocidad iba a atropellarnos. A mi no me dio tiempo a reaccionar pero sentí como mi cuerpo era empujado hacia la delante y no había sido el coche. Miriam me había empujado y cuando quise darme la vuelta para cogerla, el coche pasó por encima de ella haciendo que quedara debajo del coche.
Me arrastré para sacarla de debajo del coche pero, su pierna estaba atrapada por la rueda del coche. Cogí con mis manos su cara llena de arañones y grité su nombre una y otra vez pero sin respuesta. Me levanté y le grité al conductor que llamara a la ambulancia. Estaba aterrado. Miriam estaba allí debajo del coche y yo aquí sano y salvo. Cuando vino la ambulancia, les indiqué donde estaba y cuando lo hice, una punzada grande me dio en la cabeza lo que hizo que casi perdiera el equilibrio y cayera. Una enfermera me llevó hasta una camilla y empezó a toquetearme a cabeza. Le dije que estaba bien y que no tenía nada. Cuando por fin conseguí despistarla, corrí hacia donde estaba la gente rodeando a Miriam y allí la vi, en la camilla toda llena de moratones y de una mascarilla. Me hice espacio entre los médicos pero cuando se dieron cuenta, me cogieron dos por los brazos e intenté soltarme.
- Miriam, Miriam te amo. Te amo.... - dije con todas mis fuerzas mientras los médicos me llevaban a la camilla donde estaba antes. Antes de que me llevarán, vi como mi novia se alejaba de mi en la otra ambulancia.
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¿POR QUÉ EL? #2
JugendliteraturContinuación de ¿Por que el? Miriam entrará en su nuevo instituto, rodeada de gente nueva, mala y extraña. Allí conocerá a sus mejores amigas Sonia y Lucía. Ellas pasarán momento inolvidables juntas y..... ¡Dylan! El sueño de Miriam. Desde aquella ú...