El ascenso del Señor Oscuro

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  -Ha quedado muy bien, ¿verdad, hermanito?-dijo Fred.
-Sí. No sé, pero yo creo que queda mejor que el original-terció George.
-Podríamos dejarle en tu cama y que tú te fueras a vivir al ático-dijo Fred.
-Dejad de bromear-dijo Ron, molesto. -Sabéis muy bien que esto no es para que os divirtáis, sino para proteger a papá y mamá cuando yo me largue a esa misión de la que es muy probable que no salga vivo.
Esta conversación se desarrollaba en el ático de La Madriguera. Ron, George y Fred estaban arreglando al espíritu del ático para que cuando Ron se fuera, se metiera en su cama y se hiciera pasar por él enfermo de spattergroit. Así, si algún mortífago sospechaba cuando Ron no apareciera por Hogwarts (y Ron estaba seguro de que los mortífagos tendrían espías en Hogwarts, quizá esa rata asquerosa de Draco Malfoy), tendrían una buena excusa.
-No digas eso, hermano-dijo Fred, muy serio.
-Pues claro que no. Solo queríamos aliviar un poco la tensión-dijo George, que también estaba muy preocupado.
-Vale, dejémoslo-dijo Ron, que no quería entristecer a los gemelos. A fin de cuentas, su sentido del humor era una auténtica bendición dada la sombría atmósfera que flotaba en las reuniones de la Orden del Fénix. Aunque Molly no lo veía con buenos ojos, los gemelos habían pasado a ser miembros plenos de la Orden. Habían reclutado a Lee Jordan, Katie Bell y Angelina Johnson, y estaban buscando entre antiguos compañeros suyos gente dispuesta a luchar contra Voldemort. Lee Jordan había pasado a menudo por la Madriguera y estaba trabajando con Arthur en la puesta a punto de una nueva radio mágica que pudiera captar emisoras clandestinas de forma que sólo las oyeran gentes dispuestas a luchar contra Voldemort.
En cuanto a Ron, Moody había tenido largas conversaciones con él sobre el E.D. esas últimas semanas. Se había quedado gratamente impresionado por el método de las monedas encantadas. Le dijo que estaba considerando la posibilidad de, si en Hogwarts nombraban un director afín a Voldemort, reactivarlo, pero esta vez con el pleno apoyo de la Orden. También tenía la idea de enseñar hechizos defensivos a quienes estuvieran dispuestos a formar parte, pero eso sí, esta vez serían él y Remus los encargados de enseñarlos. Ron, entonces, le dijo que ese año Harry. él y Hermione no iban a volver a Hogwarts.
-¿Por qué?-había preguntado el ex auror.
-Es una misión secreta que nos encargó Dumbledore.
-Entonces no se la contéis a nadie, ni siquiera a mí. Eso sí, si necesitáis algún consejo, no dudéis en pedírmelo-dijo el ex auror.
Pero aquello no había sido todo. Esa mañana, Hermione había aparecido por sorpresa en la Madriguera, hecha un mar de lágrimas. Cuando Ron le preguntó qué le ocurría, sólo había podido farfullar algo sobre sus padres y un hechizo Obliviate antes de derrumbarse llorando en los brazos de Molly.
Estaba Ron bajando del atico con sus hermanos mientras reflexionaba sobre todo esto, cuando oyó la voz de su padre que les llamaba. Bajaron al salón, y vieron que acababan de llegar Kingsley Shacklebolt, Nymphadora Tonks, Remus Lupin, Alastor Moody y Mundungus Fletcher. Vieron que Kingsley estaba muy preocupado.
-¿Ha pasado algo, Kingsley?-preguntó Ron, mientras se sentaba a la mesa al lado de Hermione.
-Me temo que sí, Ron-respondió el Auror-. Pero espera a que estemos todos sentados.
Se sentaron así: Moody presidiendo, Kingsley a su derecha y Remus a su izquierda. Nymphadora a la izquierda de Remus, Molly a la izquierda de Nymphadora, Arthur al lado de Molly y a la derecha de Ginny (que insistía en participar en las reuniones de la Orden a pesar de las objeciones de Molly), Bill a la izquierda de Ginny y a la derecha de Fleur, Hermione a la izquierda de Fleur, Ron a la izquierda de Hermione, Fred a su izquierda, y por último, George se sentó entre su gemelo y Kingsley.
-La noticia que tenemos que daros es ésta-dijo Kingsley en tono serio-Pius Thicknesse, el jefe del Departamento de Seguridad Mágica está bajo la maldición Imperius.
Todos miraron helados a Kingsley. Sabían bien lo que eso significaba: que ahora Voldemort tendría a su disposición todos los recursos del Departamento de Seguridad Mágica para vigilar a Harry.
-¿Estás seguro de lo que dices?-preguntó Moody.
-No hay duda-respondió Nymphadora Tonks. -Hace un rato despaché con él, y créeme, estoy segura.
-¿Pero cómo es posible?-preguntó Remus.
-¡Eso qué importa ahora!-bufó Moody.-El caso es que lo está, y eso nos pone las cosas más difíciles. Imagino que habréis pensado algo al respecto-dijo a Kingsley.
-Nymphadora le ha hecho creer al auror Dawlish que trasladaremos a Harry a un lugar seguro, escoltado por Aurores-respondió Kingsley, sin hacer caso de la mueca que hizo Tonks cuando oyó su nombre de pila-la víspera de su cumpleaños. Probablemente, Dawlish informará a Thicknesse, y éste a Voldemort.
-Entiendo-dijo Moody muy pensativo. -El problema es que estamos hablando de Quien tú sabes. Él sabe que tenemos Aurores de nuestra parte y que podemos dar pistas falsas. De modo que seguramente habrá hecho vigilar la casa de Harry Potter.
-Ha hecho más que eso-dijo Nymphadora Tonks-. Thicknesse está poniendo una vigilancia especial en torno a la casa de Potter para poder detectar a cualquiera que intente aparecerse o trasladarse desde allí usando un traslador.
-Y nos ha ordenado que detengamos a cualquiera que haga alguna de esas dos cosas-añadió Kingsley.
-Pero-dijo Remus-según tengo entendido, nuestro plan inicial era que Alastor trasladara a Harry aquí usando Aparición conjunta cuando se marcharan sus tíos.
-Seguramente, Quien tú sabes se lo ha olido-dijo Moody en tono sombrío. Es obvio que tenemos que cambiar el plan si no queremos a todos los gorilas del ministerio aquí apenas traslademos a Harry.
-¿Y qué hacemos?¿Trasladarle en escoba?-preguntó Arthur muy inquieto.
-Es obvio que Quien tú sabes habrá apostado un par de vigilantes-dijo Moody.-En cuanto le vean aparecer, convocarán a los suyos usando sus Marcas Tenebrosas y le perseguirán hasta el fin del mundo.
Ron miró angustiado a Hermione, que tenía cara de gran preocupación. Era obvio que su amigo estaba atrapado. Voldemort tendría que estar frotándose las manos en ese mismo instante...
-Creo que tengo la solución-dijo Mundungus Fletcher de repente. Todos le miraron con extrañeza.
-¿Sabes pensar, Dung?-dijo Moody.-Yo que creía que sólo sabías mangar.
-Obviamente, si hay vigilancia, que la habrá, en la casa de Potter, los mortífagos se echarán encima de él. Pero, ¿qué pasa si no saben a quién perseguir?
-¿Qué quieres decir, granuja?
-Supongamos que hubiera varios Potters partiendo en varias direcciones. Si sólo hay un par de vigilantes, no sabrán qué Potter es el auténtico, no sabrán a quién perseguir. Colocamos una red de trasladores en casas seguras, que cada Potter vaya a uno de ellos, y que el traslador le lleve aquí. A fin de cuentas, todavía no está prohibido montar trasladores en otros sitios que no sean la casa de Potter.
-¿Y cómo vamos a conseguir que haya siete Potters?-dijo Remus, con escepticismo.
-Es obvio, ¿no? Con la poción multijugos-dijo Moody.
-Pero esa poción tarda un mes en prepararse-objetó Hermione.
-Eso no es problema, Granger: siempre tengo existencias de sobra-dijo Moody.
-Y yo puedo tomar prestada un poco de la que tenemos siempre en la Oficina de Aurores-dijo Nymphadora Tonks.
-De acuerdo, pues-dijo Moody. ¿Cuántos Potters falsos llevamos allí?
-Tantos como casas seguras tengamos-propuso Kingsley.
-Contad con mi casa-dijo Remus.
-Nuestra casa-corrigió Nymphadora.-Contad también con la de mi madre.
-Y con la mía-dijo Kingsley.
-Y con la mía-dijo Bill.
-La nuestra, querido-dijo Fleur, dándole un beso.
-Podemos usar también la de tía Muriel-propuso Arthur.
-También podemos usar la mía-dijo Moody-Y la tuya también, Dung.
-Eso hace siete Potters-contó Kingsley.
-Es suficiente-dijo Moody.- Así pues, habrá siete Potters, y a cada uno le asignaremos una escolta. ¿Voluntarios para hacer de Potters?
-Yo soy voluntario-dijo Ron con energía. Molly le miró con espanto y Arthur con orgullo paterno. Ron adivinó lo que estaba pensando su madre y dijo:
-Lo siento, mamá, pero ya soy mayor de edad. Harry le salvó la vida a Ginny, a papá y a mí. Se lo merece.
Hermione se levantó y también se ofreció voluntaria.
-Es muy peligroso, Hermione-dijo Ron.
-Si vas tú, voy yo también-dijo la castaña con orgullo.
-Nosotros también-dijeron Fred y George al mismo tiempo. -Es nuestro principal inversor, así que es justo.
Molly puso una expresión aún más aterrorizada. Arthur intentó tranquilizarla, aunque sin mucho éxito.
-Eso hacen cuatro falsos Potter-dijo Moody. -Dung, tú eres voluntario, con eso tenemos cinco. Nos falta uno más.
Ginny quiso ofrecerse, pero su madre se lo impidió.
-Yo voy-dijo Fleur. -Harry le salvó la vida a mi hermana.
-Estupendo. Ya tenemos seis. Ahora tenemos que escoger a los escoltas. Veamos, estaré yo, estará Remus-Remus asintió-estará Tonks-la metamorfomaga asintió y le tomó la mano a su marido-, Kingsley...nos faltan tres.
-Yo iré con Fleur-dijo Bill.
-Bien, sólo faltan dos.
Molly miró a Arthur suplicante. Éste entendió al instante.
-Yo voy también. Si cuatro de mis hijos van a jugarse la vida, quiero estar con ellos.
-Con eso hacen seis.
-Alastor, ¿por qué no se lo pedimos a Hagrid?-sugirió Remus. -Que él vaya con Harry. Además, puede traernos un par de thestrals, muy útiles para quienes no son muy buenos volando en escoba-miró a Hermione, que asintió.
-De acuerdo. Pongámonos en marcha. Arthur, ocúpate de montar los trasladores. Tonks, ocúpate de hacer creer a quien te parezca oportuno que no trasladaremos a Potter hasta el día anterior a su cumpleaños. Kingsley, tú vuélvete con el primer ministro. Remus, ve a Hogwarts y busca a Hagrid.
-Una cosa más, Alastor-dijo Arthur-¿No habría que decirle algo a Harry?
-No: nunca se sabe quién puede estar escuchando. Limitaos a comunicarle la nueva fecha de la partida.
-Otra cosa-preguntó Remus. -El otro día hablé con la profesora McGonagall y me dijo que una profesora había desaparecido en circunstancias extrañas.
-Te refieres a Charity Burbage, la profesora de Estudios Muggles, ¿no?-dijo Nymphadora Tonks.
-Así es.
-Estamos buscándola, pero no la hemos encontrado. Mucho me temo que pueda haber caído en manos de Ya Sabéis Quién-dijo Kingsley.
-Entonces, teniendo en cuenta que siempre fue partidaria de una buena relación entre muggles y magos, o al menos eso es lo que vi cuando estuve en Hogwarts, podemos darla por muerte, ¿no?-dijo Remus con voz sombría.
-Así es-dijo Moody fríamente. -¿Alguna cosa más?
Nadie respondió.
-Bien. En marcha la operación rescate de Potter, entonces-dijo el ex auror.
Y dicho esto, la reunión se disolvió. Ron subió con Hermione a su dormitorio, donde le contó todo lo que había hecho con el ghoul, y Hermione relató entre lágrimas lo que le pasaba: ni más ni menos, había desmemorizado a sus padres para que no recordaran que tenían una hija y así no corrieran peligro en caso de que los mortífagos vinieran a su casa. Ron no supo qué decir, de manera que se limitó a abrazar torpemente a Hermione y a consolarla.
Decididamente, aquél estaba siendo un verano muy duro. Primero, el asesinato de Dumbledore. Luego, tuvo que consolar a Ginny por su ruptura con Harry. Y ahora tenía que consolar a Hermione, sin saber muy bien qué decirle. Más tarde, a la hora de acostarse, Ron aún estaba pensando en todo aquello.  

Ron Weasley y las reliquias de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora