Ron Weasley y las reliquias de la muerte

El relato del príncipe

Los tres amigos se quedaron quietos durante un tiempo sin saber qué hacer. Harry estaba arrodillado junto a Snape, simplemente mirándolo, sujetando entre sus manos el frasquito. Ron se acercó a Hermione y casi instintivamente la rodeó con su brazo. Justo en ese instante, se oyó resonar en el aire la voz de Voldemort, amplificada mágicamente, de forma que parecía que Voldemort había vuelto a entrar a la habitación.

- Habeis peleado - dijo la voz, fría y aguda - valientemente. Lord Voldemort sabe valorar el coraje.

"Aun así, habeis sufrido grandes pérdidas. Si continuáis resistiéndoos a mí, todos vosotros morireis, uno por uno. No quisiera que esto pasara. Cada gota de sangre mágica que se derrama es una pérdida y un desperdicio.

"Lord Voldemort es piadoso. Ordeno a mis tropas retirarse inmediatamente.

"Teneis una hora. Preparad vuestra muerte con dignidad. Tratad a los heridos.

"Ahora te hablo a ti, Harry Potter. Has permitido que tus amigos mueran por ti en vez de enfrentarte conmigo. Esperaré durante una hora en el Bosque Prohibido. Si cuando acabe esa hora no has venido a verme, si no te has rendido, entonces la lucha se reiniciará. Pero esta vez yo mismo entraré en la batalla, Harry Potter, y te encontraré, y castigaré a cada hombre, mujer o niño que trate de protegerte. Una hora.

Tanto Ron como Hermione sacudieron sus cabezas frenéticamente, mirando a Harry:

-No lo escuches - dijo Ron.

-Todo irá bien - recalcó Hermione, con firmeza - Sólo... volvamos al castillo, si ha ido al bosque necesitamos otro plan...

La chica miró el cuerpo de Snape, y luego se apresuró en ir hacia la entrada del túnel. Ron fue detrás de ella. Se juntaron en su regreso por el túnel, sin que ninguno de los tres hablara.

Pequeños trozos de algo parecían estar esparcidos en el frente del castillo. Faltaba una hora más o menos para el amanecer, y aún así todo estaba en completa oscuridad. Los tres se apresuraron a ir hacia los escalones de piedra. Un perro solitario, del tamaño de un bote pequeño, yacía frente a ellos. No había ninguna señal de Grawp o de su atacante.

El castillo estaba inusualmente silencioso. No había destellos luminosos, ni explosiones, gritos o exclamaciones. Las gárgolas de la desierta entrada estaban salpicadas de sangre. Aún había esmeraldas esparcidas por el suelo, junto con trozos de mármol y madera astillada. Parte de las barandillas había sido destrozada.

- ¿Dónde estarán todos? - susurró Hermione.

Se dirigieron hacia el Gran Comedor y vieron que estaba abarrotado de gente. Los supervivientes estaban reunidos formando grupos aquí y allá pero justo en el medio de la sala estaban los muertos, puestos en fila. Con un estremecimiento, Ron vio que toda su familia estaba agrupada en torno a uno de ellos, y adivinó al instante de quién se trataba.

Ron entró en el salón para unirse a su familia, mientras Hermione iba directa hacia Ginny, que estaba un poco más apartada, con la cara toda hinchada y sucia. Vio que su hermana le echaba los brazos al cuello a Hermione y sollozaba débilmente, mientras que él se acercó a sus padres, que lloraban uno en los brazos del otro. Se acercó a Percy y le miró. Éste sólo le dijo: "Perdóname por haber sido tan imbécil, hermano". Ron se limitó a asentir, luego se dejó abrazar por su llorosa madre, y por su padre. Vio que Fleur sollozaba en los brazos de Bill. Se acercó a George, pero éste parecía estar en un completo estado de shock, sin ver ni oír nada a su alrededor. Le dio unas palmadas fraternas, pero su hermano no reaccionó. Era como si le hubieran hecho un Petrificus Totalus. Se quedó durante un tiempo, mirando hacia Fred. En ese momento, oyó la voz de Ginny detrás de él.