Ron Weasley y las reliquias de la muerte

El trato

Durante los dos días siguientes, ni Ron ni sus amigos tuvieron noticias del elfo doméstico, lo cual hizo cundir el desánimo. Tampoco ayudó mucho que la comida esos días estuviera compuesta sobre todo por pan mohoso sobre sobre el que Hermione había intentando una variedad de Trasfiguraciones sin éxito, sobre todo en el caso de Ron que siempre había sido muy tragón y que echaba de menos las comidas de su madre. Para colmo, esos días aparecieron en la plaza dos hombres encapuchados que no cesaban de vigilar.

-Mortífagos, seguro, -dijo Ron, mientras él, Harry y Hermione miraban por la ventana del salón de estar-. ¿Seguro que no saben que estamos aquí?
-No creo -dijo Hermione asustada-. o habrían enviado a Snape a por nosotros, ¿verdad?
-¿Creéis que ha estado aquí y tiene la lengua atada por la maldición de Moody? -preguntó Ron.

-Si, -dijo Hermione- de otro modo habría podido decirles como entrar aquí, ¿verdad? Pero probablemente estén vigilando para ver si aparecemos. Sabían que Harry es el dueño de esta casa, después de todo.

-¿Cómo lo... ? -empezó Harry.
-Los testamentos de magos son examinados por el Ministerio, ¿recuerdas? Saben que Sirius te dejó este lugar.

Otro factor que hizo aumentar la tensión fue que no sabían nada de la familia de Ron ni del resto de la Orden. Ron estaba especialmente nervioso: aparte de no saber nada de su familia,eso de estar parado sin hacer nada no iba con él. Soñaba con poder hacer algo, lo que fuera, lo cual le volvía inquieto e irritable. Finalmente, se dedicó a matar el tiempo jugando con el Desiluminador en sus bolsillos, lo cual ponía de los nervios a a Hermione, que había abandonado la espera por Kreacher para estudiar Los Cuentos de Beedle el Bardo y no apreciaba la forma en que las luces seguían encendiéndose y apagándose.

-¡Quieres parar! -gritó la tercera noche de ausencia de Kreacher, en la que Ron había estado especialmente activo en ese entretenimiento, y Harry había salido porque estaba harto de oírles.
-¡Lo siento, lo siento! -dijo Ron-. ¡No sé qué estoy haciendo!
-¿Bueno, puedo sugerirte que encuentres algo útil en que ocuparte?
-¿Algo como leer cuentos para niños?
-Dumbledore me dejó este libro, Ron...
-... y a mí me dejó el Desiluminador, ¡quizás se supone que tenga que usarlo!

En ese momento, se oyó un golpe en la puerta delantera, después chasquidos metálicos y el rechinar de la cadena: alguien había entrado. Oyeron la voz de Moody preguntar.

"¿Severus Snape?".
-No fui yo quien te mató, Albus, -dijo una voz tranquila. Ron y Hermione se miraron atónitos: parecía la voz de Remus Lupin.
-¿Parece...?-empezó Ron.
-¿Remus Lupin? Sí, pero tenemos que asegurarnos primero. Podría ser una trampa-dijo Hermione, levantándose.

"Buena observación, como siempre", pensó Ron.-Vamos a asegurarnos-dijo, sacando su varita. Hermione hizo lo mismo. Ambos bajaron con las varitas alzadas hacia el vestíbulo. Pasaron por delante del retrato de Walburga Black, que empezó a proferir insultos como de costumbre. Vieron que Harry ya apuntaba con su varita al supuesto Remus Lupin, que estaba con las manos en alto.

-¡Alto el fuego, soy Remus! -dijo.

-Oh, gracias a Dios, -dijo Hermione débilmente, apuntando con su varita al retrato de la Señora Black; con una detonación, las cortinas se cerraron de nuevo y se hizo el silencio. Ron también bajó su varita, pero Harry no.

-¡Muéstrate! -gritó.

Lupin se adelantó hasta la luz de la lampara, con las manos todavía alzadas en un gesto de rendición.
-Soy Remus John Lupin, hombre lobo, algunas veces conocido como Lunático, uno de los cuatro creadores del Mapa del Merodeador, casado con Nymphadora, normalmente llamada Tonks, y te enseñé como producir un Patronus, Harry, que tiene forma de ciervo.