El secreto de Bathilda

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Las semanas siguientes, Ron permaneció bastante retraído de Bill y Fleur. Comía con ellos, ayudaba en la casa cuanto podía, pero pasaba la mayor parte del tiempo sentado junto al mar, pensando en dónde estarían sus amigos. Aquellas semanas probablemente lloró más que en sus diecisiete años anteriores. Fleur había hecho alguna objeción al retraimiento de Ron, pero Bill la había atajado, diciendo que debían respetar su silencio.
Ya no estaba tan preocupado por su familia, ahora que tenía noticias suyas. Sabía que sus padres estaban bien, que Fred y George de momento seguían con la tienda abierta, que Ginny estaba liderando, junto con Luna y Neville, una resistencia pacífica contra Snape y los Carrow. También había podido escuchar algún programa de "Potterwatch", gracias a lo que sabía que Harry no había sido capturado, puesto que la recompensa por su cabeza había aumentado a diez mil galeones. Pero nada de eso le hacía sentirse mejor. Pensaba en Hermione, que había tenido que desmemorizar a sus padres para protegerles. Se sentía culpable por haber pensado que a Harry no le importaba su familia. Se consideraba la peor persona del mundo por lo que había hecho, y una noche, mientras comía con Bill y Fleur, lo dijo abiertamente.
-No egues una mala pegsona, Gon-dijo Fleur afectuosamente.
-Claro que no, hermano. Eres una gran persona.
-Una gran persona que ha abandonado a sus amigos.
-Es cierto, pero lamentas profundamente haberlo hecho. Si fueras una mala persona, te daría igual, o peor aún, estarías poniéndote excusas para justificarte. Que no lo hagas prueba que eres una buena persona-dijo Bill. Fleur asintió con la cabeza.
Aquello animó un poco a Ron, pero no lo bastante para que quisiera presentarse ante su familia. La mañana del día 24 se lo dijo así a su hermano.
-Tú ve a celebrar la navidad con mamá y papá-dijo-pero yo me quedo aquí.
Y para sorpresa suya, Bill le dijo:
-No teníamos pensado celebrar la navidad con ellos. Teníamos pensado celebrarla nosotros solos-dijo Bill.
-Es nuestga pgimega navidad como casados-dijo Fleur. -Además, aboguezco a Celestina Wagbeck.

Y aquello dejó zanjada la cuestión. Al anochecer, una intensa nevada empezó a caer. Mientras cenaban, Ron hizo la siguiente pregunta:
—Si vuelvo con ellos, ¿creéis que Harry y Hermione me perdonarán?
—Harry, seguro que sí—respondió Bill—Si se lo pides con sinceridad, te perdonará en seguida.
—Estoy de acuegdo. Pego no estaguía tan seguga de que Hegmione lo haga—dijo Fleur.
Ron les miró extrañado. ¿Estaban diciéndole de verdad que Harry, tan propenso a cogerse unos buenos cabreos, le perdonaría fácilmente, pero que la dulce Hermione, no?
—Pareces sorprendido, hermanito—dijo Bill—Me parece que pensabas que Hermione te perdonaría con más facilidad que Harry—Ron asintió.
—Ya te lo dije, cuñadito. Aún no sabes nada de mujegues—sonrió Fleur—Si no guecuegdo mal, lo último que le dijiste almagchagte ega que ella pguefeguía a Hagui Poteg antes que a ti. Eso es pgobablemente el peog insulto paga una chica:decigle a la caga que pguefiegue a otgo antes que a ti. Le habgás goto el cogazón, y eso una chica no lo pegdonafácilmente.
—Y si eso lo mezclas con la preocupación que tendrá de no tener noticias tuyas de ninguna clase...—comenzó Bill.
—...tendgás que es muy posible que lo pguimego que haga al vegte sea dagte unas cuantas bofetadas.
Aquello no animaba demasiado a Ron, claro está. Fleur se dio cuenta, pues prosiguió diciendo:
--No obstante, si quiegues puedo dagte algún buen consejo.
--Soy todo oídos.
--Si no me equivoco, Hegmione se integuesa mucho pog los elfos domésticos. El año del Togneo de los Tgues Magos cgueo guecogdag que hasta quiso oggnanizagalgo.
-Sí, el P.E.D.D.O-recordó Ron.
--Bien. ¿Y tú qué pensaste de ello?
Ron se ruborizó: se había reído.
-Te buglaste, ¿vegdad?
-Sí. Es que...bueno, me pareció un poco ridículo.
Fleur movió la cabeza.
--A ti te ha paguecido un poco guidículo lo que hace ella con los elfos. Pego si de vegdad la amas, piensa en esto: Paga ella es impogtante. A lo mejog no te das cuenta,pego quizá tus bgomitas con algo que a ella le impogta, la hieguen pgofundamente. En vez de gueígte y bgomeag. intenta compgendeglo. Segugo que te llevas unasogpgesa.
-Es decir, ¿me estás diciendo que si vuelve a tratar el tema de los elfos domésticos, no debo bromear sino intentar comprenderlo?
-Coguecto.
-¿Y si no puedo?
-Sólo inténtalo.
-Vale. ¿Algún otro consejo?
-Sí. Si no me equivoco, discutes mucho con ella.
-Sí. Pero a ella no le importa...
-No le importa nogmalmente. Pego ahoga no estamos en una situación nogmal. La has heguido pgofundamente en el cogazón, y si discutes con ella pondgás las cosaspeog. Lo que tienes que hacer es no llevagle nunca la contgaguia.
-¿Qué?¿Que le diga que sí a todo lo que proponga?
-Coguecto una vez más-dijo Fleur con una risita.
-Tengo la sensación de que eso te va a costar un poco, hermanito-se rió Bill.
-Pero funcionagá. Lo que impogta es que ella vea clagamente que estás intentando agueglag las cosas. Y otga cosa más. ¿Alguna vez le has dicho lo que sientes pogella?
Ron enrojeció una vez más. Lo cierto es que no, no se lo había dicho nunca.
-Lo suponía-dijo Fleur moviendo la cabeza. -Bien, pues cuando veas que ella está menos enfadada, lánzate.
-¿Y qué le digo?
-Dile lo que realmente sientes-intervino Bill.
-Pog ejemplo, que estás loco pog ella, que no puedes dejag de pensag en ella, que te gusta muchísimo, que estás locamente enamogado...cosas así, no sé.
-¡No puedo!-dijo Ron, asustado.
-Claro que puedes, hermano-dijo Bill muy seriamente.
-¿Tú crees?
-Claro-dijo Bill, dándole una palmada afectuosa.
Aunque Ron no estaba demasiado convencido de ser capaz de hacer eso, sabía perfectamente que Bill y Fleur estaban en lo cierto: estaba enamorado de Hermione, lo mismo que Harry lo estaba de Ginny, pero había sido tan idiota que nunca lo había expresado abiertamente (de hecho, nunca se había besado con ella). Aquello, por supuesto, le reforzó en su determinación de volver con Harry y Hermione, aunque seguía persistiendo el pequeño problema de que no sabía dónde estaban.
Al terminar la cena, pusieron Potterwatch (la contraseña era "Fabian Prewett"). Lo presentaba Lee Jordan, y estaban de invitados Nymphadora Tonks y Remus Lupin (que se presentaban como "Camaleón" y "Romulus"). En las semanas anteriores, Ron había sabido por Bill que el hombre lobo y la metamorfomaga volvían a estar juntos, y que el embarazo de Tonks avanzaba bien. Oyendo el programa, supo que Ted Tonks, su padre, había tenido que fugarse y que Dolores Umbridge había caído en desgracia por una fuga masiva de hijos de muggles que había tenido lugar unos de meses antes (Ron se rió para sus adentros: no sentía la menor lástima por Cara de Sapo). Pero lo más notable fue lo que había ocurrido en Godric Hollow esa noche: había habido una explosión causada por una maldición explosiva en la casa de Bathilda Bagshot, y poco después se había visto salir de la casa a Voldemort en persona. También se había visto a una enorme serpiente emboscada en el cementerio del pueblo.
-¿Será por Harry que estaba allí?-dijo Ron, muy inquieto porque recordaba que Harry quería ir a Godric Hollow.
-No tiene por qué: puede que quisiera sacarle alguna información a la vieja Batty...quizá algo sobre Albus Dumbledore.-dijo Bill.
-¿Qué quieres decir?
Por toda respuesta, Fleur sacó un libro de un cajón. Se titulaba "Vida y Mentiras de Albus Dumbledore", por Rita Skeeter. Ron hizo una mueca, recordando la reseña y el extracto que habían salido en el Profeta.
-¿Por esto?
-Sí. Bathilda ha sido una de sus fuentes de información.
-Puede que tengáis razón. ¿Lo habéis leído?
-No, pero en el Profeta y en la WWN se pusieron las botas cuando salió: odiaban a Dumbledore de antiguo, y con este libro tuvieron ocasión de vengarse-suspiró Bill.-Cuando voy a trabajar, oigo hablar mucho de las historias que cuenta ese libro.

-Yo también-dijo Fleur.
-Es decir, que este libro cuenta toda clase de cosas horribles sobre Dumbledore, ¿no?-dijo Ron
Fleur y Bill asintieron.
-Pues no quiero leerlo, entonces-dijo Ron muy seriamente.
-Esperaba eso de ti, hermano-dijo Bill con una sonrisa.
Finalmente, la conversación decayó. Ron se fue a la cama, pero no pudo dormir: tuvo una horrible pesadilla en la que primero veía a Harry y Hermione devorados por la serpiente Nagini, luego les veía perecer en la explosión de la casa de Bathilda, y finalmente vio a Voldemort asesinar a los padres de Harry y luego al propio Harry cuando era un bebé.
Al amanecer, se levantó, se vistió y bajó a la cocina. Puso la WWN para escuchar algo de música. De repente, oyó su nombre pronunciado por una voz femenina. Pero salía de un sitio muy raro: ¡el bolsillo donde llevaba el Desiluminador! Sin saber por qué, sacó el objeto de su bolsillo, justo a tiempo para oír estas palabras que salían de él:

"...cuando rompió su varita, al estrellar el coche? Nunca volvió a ser la misma.Tuvo que hacerse con una nueva".

Ron sintió que su corazón se detenía por un instante al oír aquella voz. La habría reconocido entre mil. No sabía a qué se refería, pero sí sabía de quién era la voz. ¡Era la voz de Hermione!

Ron Weasley y las reliquias de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora