La venganza del goblin

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A la mañana siguiente, los tres amigos decidieron qué hacer. Harry y Hermione pensaban que era mejor no quedarse mucho tiempo en el mismo lugar, y Ron estuvo de acuerdo, con la única condición de que su próximo movimiento les llevara cerca de un sándwich de bacon. Así que Hermione quitó los encantamientos que había colocado alrededor del claro, mientras Harry y Ron borraban todas las marcas y señales sobre la tierra que pudieran revelar que habían acampado allí. Luego se Desaparecieron hacia las afueras de una pequeña ciudad comercial. Después de armar la tienda al resguardo de un pequeño grupo de árboles, y rodearla nuevamente con encantamientos protectores, Harry se aventuró a salir, debajo de la capa de invisibilidad, a buscar sustento. Pero no salió según lo planeado. Para sorpresa de Ron, Harry regresó poco después con las manos vacías, jadeando y farfullando "dementores".

-¡Podías haber hecho un brillante Patronus! -protestó Ron, que veía desvanecerse sus sueños de comerse un buen bocadillo.

-No pude... hacerlo. -jadeó-. No... aparecía.

-Así que seguimos sin tener comida-dijo Ron, gruñendo.

-Cállate, Ron. -dijo Hermione bruscamente-. Harry, ¿Qué ocurrió? ¿Por qué piensas que no pudiste hacer el Patronus? ¡Ayer lo hiciste perfectamente!

-No lo sé.

Se hundió en uno de los viejos sillones de Perkins, Ron pateó una de las patas del sillón.

-¿Qué? -le gruño a Hermione. -¡Me muero de hambre! ¡Lo único que he comido desde que casi me desangro hasta la muerte han sido un par de hongos!

-Entonces ve y ábrete camino luchando a través de los dementores. -dijo Harry, en tono irritado.

-Lo haría, pero mi brazo está en cabestrillo, ¡por si no te habías dado cuenta!

-Eso te es muy conveniente.

-Y que se supone que significa...

-¡Por supuesto! -gritó Hermione, golpeándose la frente con la mano sobresaltándolos a ambos,

provocando que se quedaran en silencio-. Harry, dame el guardapelo.

-Vamos -dijo impacientemente, chasqueando los dedos ante él por su falta de reacción-. ¡El Horcrux, Harry, todavía lo llevas puesto!

Ella extendió las manos, y Harry se pasó la cadena de oro por encima de la cabeza. Ron vio que tenía aspecto de aliviado.

-¿Mejor? -preguntó Hermione.

-¡Si, muchísimo mejor!

-Harry -dijo arrodillándose frente de él y usando el tipo de voz que se asocia a cuando visitas a alguien extremadamente enfermo-. No habrás sido poseído, ¿verdad?

-¿Qué? ¡No! -dijo a la defensiva-. Recuerdo todo lo que hicimos mientras lo llevaba. Si hubiera estado poseído, no sabría lo que había hecho, ¿verdad? Ginny me contó que había veces en las que no podía recordar nada.

-Hmmm -dijo Hermione, mirando hacia abajo al pesado guardapelo de oro-Bueno, tal vez no deberíamos llevarlo puesto. Podríamos dejarlo en la tienda.

-No dejaremos el Horcrux por ahí. -declaró Harry firmemente-. Si lo perdemos, si lo roban...

-Vale, esta bien, está bien -dijo Hermione, y se lo puso alrededor del cuello y lo escondió de la vista debajo de la camisa. -Pero lo llevaremos por turnos, para que nadie lo lleve demasiado tiempo.

-Genial -dijo Ron, cuyo estómago daba fuertes rugidos-, Ahora que hemos resuelto eso ,por favor, ¿podemos conseguir algo de comida?

-Bien, pero iremos a otra parte a buscarla -dijo Hermione lanzándole a Harry una mirada de reojo-. No hay necesidad de que nos quedemos en un lugar donde sabemos que hay dementores apareciéndose por ahí.

Ron Weasley y las reliquias de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora