Otra vez el bosque

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Tras recorrer pasillos y escaleras, Ron y Hermione llegaron frente a la puerta del despacho del director. Estaba cerrada.

-Contraseña-dijo una de las gárgolas.

-Sólo queríamos saber una cosa, ¿sigue ahí Harry?-preguntó Ron.

-Contraseña-repitió la gárgola.

-Es inútil, parece que sólo responde a las contraseñas-dijo Hermione con un suspiro.

-¿Qué hacemos entonces?-preguntó Ron angustiado ante la posibilidad de que Harry hubiera salido ya.

-Que Harry haya salido no significa que haya ido a...ya sabes. Puede que haya bajado ya al Gran Comedor-sugirió Hermione.

-¿Y cómo es que no nos hemos cruzado con él?-dijo Ron, que no quería perder la esperanza.

-Quizá haya bajado por otro camino.

Dado que allí nada tenían que hacer ya, bajaron de nuevo al Gran Comedor. No vieron a Harry por ninguna parte, tampoco en el Gran Comedor. La angustia apretaba con fuerza el corazón del pelirrojo. ¿Y si, después de todo, su amigo había decidido entregarse a Voldemort? Bien recordaba Ron que había intentado huir de la Madriguera al enterarse de que George estaba herido y Moody muerto, porque "nadie más debía morir por él". ¡Pero ahora Fred había muerto! ¡Y Nymphadora Tonks! ¡Y Remus, el antiguo amigo de Lily y James Potter, el último vínculo que le quedaba con sus padres!

Con un estremecimiento, Ron vio otro conocido más entre los cadáveres: Colin Creevey, el fan número uno de Harry. Vio también entre los heridos a Ernie Macmillan, que estaba siendo atendido por Susan Bones, a Cho Chang, a la que estaba atendiendo la señora Pomfrey, y también vio a aquél muchacho de las gafas al que había conocido hacía un rato en la Sala de los Menesteres y que estaba obsesionado con las criaturas mágicas, al cual estaba atendiendo Luna. Se preguntó por qué estaba allí y no había sido evacuado. Vio también que Ginny había regresado. La interrogó con la mirada y ella negó con la cabeza. Bien, eso significaba que no había visto salir a Harry. Aunque, ¿y si se había puesto la Capa para que no le viera nadie? Pero eso no tenía sentido, no. Intentó convencerse a sí mismo de que Harry estaba aún en el despacho de Dumbledore. Pero algo le decía que no, que Harry había hecho lo que temía.

Miró a Hermione y Ginny, que lloraban la una en los brazos de la otra. Su hermana, que rara vez lloraba... Miró a sus padres, que estaban el uno en los brazos del otro. Bill...¿podría desahogarse con él, como había hecho en Shell Cottage? Tampoco, estaba ocupado en consolar a George, y tenía cogida a Fleur por el hombro. ¿Había alguien con quien pudiera desahogar un poco la terrible angustia que le invadía? Finalmente, lo encontró.

Vio a Neville, que acababa de quitarse la camisa para que le curaran los numerosos cortes y cardenales que tenía en el pecho y la espalda y vio que una chica rubia estaba frotándole las heridas con díctamo. Se les acercó, y vio que la chica era Hannah Abbott. Les contó que estaba muy inquieto por Harry.

—Yo he visto a Harry hace un ratito—dijo Neville. Ron se fijó en que su hermana y Hermione se habían girado hacia Neville, y se lo comían con los ojos, dominadas por la angustia...

—¿Dónde está?—preguntó Ron.

—Le vi hace un ratito, cuando estaba ayudando a Oliver Wood a entrar cadáveres. Me dijo que tenía que hacer una cosa e insistió en que debía matar a la serpiente de Voldemort. Me dijo también que vosotros sabíais eso ya.

—Cierto—respondió el pelirrojo.—¿Pero te dijo qué era lo que iba a hacer?—El miedo y la ansiedad volvían a invadirle: tenía una leve sospecha de qué era.

—No. Sólo parecía preocupado de que le pasara algo, y quizá por eso me lo contó.

El corazón de Ron empezó a latir con más fuerza. ¿Habría sido su amigo capaz de...? No, no podía ser. Perder a Fred había sido horroroso. Si perdía también a Harry...Miró hacia su hermana, que estaba blanca, rígida, inmóvil de espanto. Miró a Hermione, que hacía grandes esfuerzos por no llorar. Se sintió desesperado por no saber qué decir. Porque había visto claramente que su hermana y Hermione pensaban lo mismo que él: que Harry había ido él solo al encuentro de Voldemort. ¿Estaba loco? ¿Pensaba matar él solo a Nagini la serpiente? Incluso en el improbable caso de que Voldemort no le matara, incluso en el caso de que consiguiera matar a Nagini, incluso si se diera que Harry matara a Voldemort, estaba claro que no podría con todos los mortífagos.

Ginny, entonces, se levantó, se acercó a Neville y le dio un bofetón. Neville la miró atónito. Estaba a punto de darle otro pero no pudo porque Hermione y él la retuvieron.

-Ginny, ¿a qué ha venido eso?-preguntó Neville, frotándose el lugar del tortazo.

-¡Viene a que has permitido que Harry vaya a entregarse!-dijo Ginny, fuera de sí.

-¡Él me aseguró que no, que sólo tenía algo que hacer!-protestó Neville. -¡Y me insistió en que debíamos matar a Nagini, la serpiente de Voldemort!

Ron sintió que su corazón se hundía un poco más. Si Harry había insistido tanto en eso es que pensaba que no iba a salir vivo del encuentro con Voldemort. Su mirada se cruzó con la de Hermione, y vio que pensaba lo mismo. Pero antes de que pudiera decir nada, Neville le preguntó por qué era tan importante matar a la serpiente.

-Me encantaría decírtelo, tío, pero Harry nos pidió que lo mantuviéramos en secreto.

-Pero sí es verdad que es esencial matar a Nagini.

-Sí: para poder destruir a Quien tú sabes, es preciso destruirla a ella primero.

Ron temió que Neville le hiciera demasiadas preguntas, pero para su alivio, no insistió. Se limitó a decirle:

-Creo que deberíamos decírselo a todos los compañeros del E.D. y a los profesores. Si Quien tú sabes interviene en el ataque, tienen que saberlo.

Ron asintió. Neville hizo señas a los supervivientes del E.D. de que se acercaran y les explicó que había que matar a Nagini. Todos asintieron y se mostraron muy dispuestos a colaborar. Cuando Hannah terminó de curarle las heridas (rematando la cura con un beso en la mejilla que le hizo ruborizarse, se dirigió hacia donde estaban Kingsley y McGonagall y les contó lo que le acababa de decir Ron, que les vio asentir. Luego, Neville volvió a donde estaban y se sentó al lado de Hannah, que apoyó la cabeza en su hombro y le rodeó con los brazos. Neville le pasó un brazo por detrás y la achuchó contra él, tras lo cual le dio un beso en la coronilla que la hizo sonreír débilmente. Ron normalmente habría soltado alguna bromita de adolescente sobre enamoramientos y ligues y todo eso, pero en ese momento no se sentía con ganas de hacerlo. Más que nada, porque en ese instante Hermione se sentó junto a él y se apretó contra su cuerpo como si buscara seguridad.

Pasaron los minutos. Harry no volvía y tampoco se Y justo en ese momento, la silbante voz de Voldemort llenó todo el Gran Comedor:

"HARRY POTTER HA MUERTO".

Ron Weasley y las reliquias de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora