Ron Weasley y las reliquias de la muerte

El espíritu en pijama

Al día siguiente cuando bajó a desayonar, Ron todavía podía percibir en el ambiente el shock por la pérdida de Ojoloco. Vio que Harry parecía estar especialmente entristecido por ello. Temiendo que volviera a intentar marcharse, decidió animar como fuera a su amigo mientras desayunaban.

-No puedes hacer nada con respecto a los —Ron formó con la boca silenciosamente la palabra Horrocruxes— hasta que tengas diecisiete. Todavía tienes el Rastro sobre ti. Y podemos hacer planes aquí tan bien como en cualquier otro sitio, ¿verdad? ¿O —dejó caer su voz a un susurro—, ya sabes donde está Quien-tu-ya-sabes?

—No —admitió Harry.

—Creo que Hermione ha estado haciendo algo de investigación —dijo Ron, que había visto la noche anterior a Hermione con la nariz pegada a un libro de magia oscura—. Dice que se la está guardando para cuando salgamos de aquí.

.—El Rastro se romperá el treinta y uno —dijo Harry—. Eso significa que solo tenemos que quedarnos aquí cuatro días. Después puedo...

—Cinco días —le corrigió Ron firmemente, que sabía que su amigo había estado a punto de decir "irme"—. Tenemos que quedarnos para la boda. Ellas nos matarán si nos la perdemos—.Viendo que su amigo iba a protestar, Ron prosiguió: —Es un día más.

—¿No comprenden lo importante...?

—Por supuesto que no No tienen ni idea. Y ahora que lo mencionas, quería hablar contigo de eso.

Ron miró hacia la puerta y al vestíbulo para comprobar que la señora Weasley no hubiera vuelto aún, entonces se inclinó más cerca de Harry.

—Mamá ha estado intentando sonsacarnos a Hermione y a mí. Preguntando que vamos a hacer. Lo intentará contigo pronto, así que prepárate. Papá y Lupin también preguntaron, pero cuando les dijimos que Dumbledore te había dicho que no se lo contaras a nadie excepto a nosotros, lo dejaron. Sin embargo Mamá no. Está decidida.

La predición de Ron se convirtió en realidad horas después. Poco después del almuerzo, la señora Weasley separó a Harry de los demás pidiéndole ayuda para identificar un calcetín solitario que podía haber salido de su mochila. "Me parece que lo que quiere mamá es impedir que hagamos planes juntos", pensó Ron.

Después de dos días de no parar de limpiar cubertería, de favores de emparejar colores, cintas, y flores, de desgnomizar el jardín y ayudar a la señora Weasley a preparar vastas cantidades de canapés, las sospechas de Ron se habían convertido en certeza. Personalmente no es que tuviera queja de ello, porque eso le daba muchas oportunidades de quedarse solo con Hermione y poner en práctica con ella las enseñanzas de "Diez formas infalibles de hechizar a las brujas". Pero por otra parte aquello le irritaba porque Hermione había averiguado cosas muy importantes sobre los Horrocruxes, y era importante compartirlas con Harry.

Aquella noche, la cocina estaba tan atestada que era difícil maniobrar con cuchillos y tenedores. Ron vio con cierta inquietud que Harry estaba al lado de Ginny, y pensó que sin duda habrían podido verse a solas. "¿Pero de qué vas, Harry? ¿Después de haberle roto el corazón diciendo que cortabas con ella, ahora la persigues otra vez? Maldita sea, entonces cuando nos vayamos se lo romperás otra vez. Más te vale que te alejes de ella". Decidió que en cuanto tuviera una oportunidad, tendría que ponerle las cosas claras a Harry sobre ese punto.

—¿No hay noticias sobre Ojoloco? —le preguntó Harry a Bill.

—Nada. —replicó Bill.Todavía no habían podido celebrar un funeral por Moody, porque Bill y Lupin no habían podido recuperar su cuerpo. Había sido difícil calcular donde podía haber caído, dada la oscuridad y la confusión de la batalla.—El Profeta no dice una palabra sobre su muerte o sobre el descubrimiento del cuerpo —siguió Bill—, pero eso no significa mucho. Se está callando un montón de cosas estos días.