El cuento de los Tres Hermanos

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Ron alzó las cejas. ¿Las Reliquias de la Muerte? ¿De qué estaba hablando aquél chalado? Vio que Hermione tampoco había entendido nada, y eso le hizo sentirse menos tonto. Harry, por su parte, le preguntó con tono de extrañeza qué era eso.

-Eso es -dijo Xenophilius-. ¿No habéis oído hablar de ellas? No me sorprende. Muy, muy pocos magos creen en ellas. Como ese joven cabeza hueca en la boda de su hermano -se inclinó hacia Ron- ¡me atacó por ostentar el símbolo del bien conocido Mago Oscuro! Que ignorancia. Al menos no hay nada Oscuro en las Reliquias, no en esencia. Uno simplemente utiliza el símbolo para mostrarse a sí mismo ante los otros creyentes, con la esperanza de que puedan ayudarle en la Búsqueda.

Aunque Ron estaba de acuerdo con el calificativo de "cabeza hueca" referido a Krum, pensó que Lovegood estaba delirando. Vio que Harry seguía tan desconcertado como antes.

—Lo siento -dijo Harry-. De verdad, todavía no lo entiendo.

Ron vio que su amigo tomaba un trago de la infusión que les había servido Lovegood y hacía una mueca de disgusto. Probó un trago a su vez y entendió perfectamente por qué: la cosa estaba bastante asquerosa, como si alguien hubiera licuado Grageas de Todos los Sabores con sabor a moco. Mientras tanto, Lovegood siguió hablando de las Reliquias y Hermione volvió a preguntarle qué eran,

-¿Doy por supuesto que todos ustedes están familiarizados con "El Cuento de los Tres Hermanos"?-preguntó Lovegood, dejando la taza de té sobre la mesa.

Harry dijo "No", pero Ron dijo "Sí", lo mismo que Hermione. Por supuesto que conocía bien ese cuento, ¡la de veces que se lo habían contado cuando era pequeñito! Sintió una punzada de dolor al pensar en sus padres y en lo cerca que había estado de ellos unas horas antes, pero procuró contenerse y escuchar, poque Xenophilius acababa de decir que todo aquello tenía que ver con ese cuento. Se puso a buscar un ejemplar, pero entonces Hermione sacó del bolsito de cuentas el que le había legado Dumbledore unos meses antes.

-¿El original? -preguntó Xenophilius con agudeza, y cuando ella asintió, dijo-. En fin, ¿por qué no lo lee en voz alta? Es la mejor forma de asegurar que todos lo entendemos.

-Eh... de acuerdo -dijo nerviosamente Hermione. Abrió el libro, se aclaró la garganta y empezaba a leer.

"Había una vez tres hermanos que viajaban al atardecer por un camino solitario y sinuoso...

-A medianoche, mamá siempre nos lo contaba así -dijo Ron, que había extendido los brazos detrás de la cabeza para escuchar y recordaba perfectamente ese detalle.

Hermione le lanzó una mirada de enfado.

-¡Lo siento, creo que es más espeluznante si es medianoche! -dijo Ron, un tanto cortado.

-Sí, porque necesitamos realmente un poco más de terror en nuestras vidas -dijo Harry. Pero Ron vio queXenophilius no parecía prestar mucha atención, sino que miraba fijamente el cielo a través de la ventana.

-Continúa, Hermione.

"Con el tiempo, los hermanos alcanzaron un río demasiado profundo para vadearlo y demasiado peligroso para cruzarlo a nado. Sin embargo, estos hermanos habían aprendido las artes mágicas, y con el sencillo ondear de sus varitas hicieron aparecer un puente sobre el agua traicionera. Iban ya por la mitad del puente cuando encontraron el paso bloqueado por una figura encapuchada. Y la Muerte les habló...

-Perdón -interrumpió Harry-, pero ¿La Muerte les habló?

-¡Es un cuento de hadas Harry!

-De acuerdo, lo siento, sigue.

Ron Weasley y las reliquias de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora