La magia es poder

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Las noticias traídas por Remus así como el éxito que había tenido Kreacher al encontrar al ladronzuelo Mundungus Fletcher animaron muchísimo a Ron. Por fin tenían algo que hacer. Cierto que no sería fácil encontrar a Umbridge, pero por lo menos sabían dónde buscar el dichoso guardapelo.

Los días siguientes los pasaron discutiendo alternativas y vigilando las entradas al ministerio. Averiguaron en seguida que la vieja entrada de visitantes sita en la cabina telefónica que conocían de su quinto año había sido clausurada. También supieron, espiando las conversaciones del personal que entraba y salía, que ahora ya no era posible Aparecerse dentro del ministerio. En cuanto a Umbridge, ni rastro, aunque eso podría deberse a que se trasladara a su despacho mediante la Red Flu.

-¿Qué vamos a hacer? -preguntó Ron una noche, mientras cenaban (Otro factor que había animado mucho al pelirrojo era que desde que Harry le regalara el falso guardapelo a Kreacher, el elfo doméstico había empezado a ser amable con ellos, a limpiar la casa y a prepararles comidas de verdad. No es que tuvieran punto de comparación con las de su madre o las de Hogwarts, pero por lo menos era comida de verdad).

-Tendremos que entrar en el Ministerio y buscar a Umbridge allí-respondió Hermione.

-¿Pero cómo?

-Tendremos que hacernos pasar por personal del Ministerio.

-¿Cómo? Las entradas están más vigiladas que nunca. Harry está en busca y captura, y tú...-se interrumpió.

-¿Yo qué?

-Esto-dijo Ron, sacando un ejemplar de El Profeta que había robado esa tarde a un empleado, aprovechando que estaba bajo la capa invisible de Harry.-Mira aquí.

Hermione miró donde le indicaba Ron y comprendió: era una lista de magos y brujas hijos de muggles que no se habían presentado ante la Comisión de Registro de Hijos de Muggles, y su nombre figuraba en ella.

-No debes entrar en el Ministerio, Hermione-murmuró Ron, muy preocupado por que a la chica le pasara algo.

Hermione sonrió ligeramente y le apretó la mano, lo cual hizo que Ron se estremeciera ligeramente.

-Eres muy amable, Ronald, pero el peligro es para los tres. Lo que propongo es: que nos hagamos pasar por funcionarios del Ministerio usando poción multijugos.

-¿Pero tienes?-preguntó Harry.

Por toda respuesta, Hermione rebuscó en su bolsito y sacó un frasco de la poción.

-Eres increíble, Hermione-dijo Ron con admiración sincera. Hermione volvió a sonreír.

Adoptada la idea de Hermione, decidieron que mientras vigilaban, tratarían de de captar la mayor cantidad de información posible sobre cuáles eran las medidas de seguridad en las entradas(averiguaron que se entraba por unos servicios, y que eran necesarias unas fichas), sobre las horas de entrada y salida del personal y sobre la disposición actual de las oficinas (en especial, la ubicación del despacho de Umbridge, del que pronto supieron que estaba en la primera planta). Ron se ofrecía voluntario para estas aburridas vigilancias más que nunca, en parte para que Hermione no corriera peligro, pero en parte también con la esperanza de ver a su padre entre los empleados que entraban y salían. De hecho, pudo verle más de una vez, pero tuvo que contenerse para no salir corriendo a abrazarle, porque sabía que eso sería ponerle en un grave peligro.

El primer día de septiembre, le tocaba a Harry salir a vigilar, mientras Ron y Hermione se quedaban en la casa, estudiando los planos del ministerio que habían esbozado. Al atardecer, Ron miró por la ventana y se fijó en que había más vigilancia que otros días.

Ron Weasley y las reliquias de la muerteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora