Es amor.

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Demoré casi 3 horas en arreglarme para verme con Nick. Agradecí que fuera sábado, aunque ni eso arreglaba mi ánimo de verme en el espejo. No me gustaba, pero lo hacía por Nick. Alisé mi pelo, me vestí con una blusa bastante suelta, no quería que se pegara a mi figura, unos shorts y un par de converse de todas las que tengo. Me aseguré de que todo estuviera perfecto, aunque no me sentía nada bonita. Salí de mi baño e iba a abrir la puerta de mi habitación, cuando vi mi brazo derecho

-Maldición –Pronuncié-

Me devolví rápidamente y me coloque unas cuantas pulseras, antes de que alguien viera ese desastre. Chequé mi otro brazo por si había una que otra cicatriz. Sí, me cortaba. Me cortaba. Nunca imaginé que lo haría alguna vez, pero… Ahí están mis brazos, destrozados como mi corazón. Víctimas de mi rabia, de mi tristeza. Nada podía detenerme cuando comenzaba a hacerlo. No quería que nadie supiera de eso. Si Nick lo hubiese sabido, ya me hubiese matado. Él es bastante serio con respecto a esas cosas. Bajé las escaleras, como siempre. Aunque mis hermanas y mi madre me dijeran que lucía como una princesa, me negaba a hacerles caso. Me senté en el sofá, hasta que a las 7:30PM, como prometió, Nick apareció en mi puerta, vestido con unos jeans bastante ajustados y de color negro, una camisa blanca muy arreglada y un reloj en su mano izquierda

-Hola –Le dije, con una sonrisa amplia en mi rostro-

Nick me besó en la mejilla y me examinó de pies a cabeza

-Dios mío, te ves tan… Tan increíble

Sonreí lentamente

Nick carraspeó y sacudió ligeramente su cabeza

-¿Estás lista? –Preguntó-

-Claro –Sonreí-

Al despedirnos, cerramos la puerta y Nick comenzó a jugar con mi mano mientras caminábamos. Fue todo tan único hasta ese momento. Único. Llegamos a la orilla de la playa, en donde caminamos acompañados de un atardecer maravilloso. De repente, Nick se detuvo y me miró, tomando de mis manos me dijo:

-Sabes, algún día tenía que decirte esto, aunque no iba a esperar mucho más tiempo –Dijo él-

Lo miré confundida. Nick suspiró, miró al cielo por un segundo y luego se clavó en mis ojos otra vez

-Tienes algo que siempre ha faltado en mi vida. Eres como una pieza de un rompecabezas que siempre traté de armar. Lo bueno, es que al fin pude encontrarte

Sonreí levemente

-Te amo, más de lo que alguna vez lo hice

Su rostro se fue apegando más al mío, y la distancia entre los dos se acortó, hasta que ambos sentimos la respiración del otro sobre nuestros labios

-¿Me dejas hacerlo? –Preguntó-

Asentí lentamente

Nick tomó mi cintura y me hizo chocar contra su cuerpo. Me abrazó y su boca se unió con la mía. Sus labios eran suaves, deliciosos. Apenas pasaban los segundos, ambos abrimos nuestros labios y dejamos a nuestras lenguas jugar un momento. Esto era todo lo que siempre quise. Todo lo que siempre soñé. Nick acariciaba mi espalda lentamente, y luego subió a mi cara, sosteniéndola cuidadosamente, atrayéndola hacia la suya, besándome más firme y profundamente. Nick se separó de mí para respirar. Besaba realmente bien. Nos vimos a los ojos por unos segundos y me sentí morir. El momento que vivimos no tenía explicación alguna. Fue simplemente asombroso. Caminamos un par de metros tomados de la mano.

-Estás muy delgada, me preocupas, ¿Comes alguna cosa al menos? –Rio.

Lo empujé y accidentalmente cayó en el agua

-Ay., Dios, como lo lamento –Comencé a reír descontroladamente

Nick sonrió

-Vaya, creo que ahora te toca a ti –Me miró vengativo-

Me puse seria. Nick trotó hacia mí rápidamente y agarró mi brazo. Me quejé y él me oyó

-Lo siento, ¿Tienes alguna herida? –Estuvo a punto de subir mis pulseras-

-¡No! –Lo detuve bruscamente-

Nick me miró raro. Al menos lo pasó por alto, me tomó de la cintura y me apegó a él nuevamente

-Eres muy juguetona, linda-

Nick me arrastraba suave y tiernamente hacia el mar mientras yo reía como tonta y le decía que no lo hiciera. Me atrapaba y me besaba si yo lograba escaparme de él. Finalmente, logró todo lo que quería. Terminamos ambos mojados sobre la arena, claro, con la diferencia de que estaba sobre mi besando mi cuello y acariciándome

-Nick… -Gemí al sentir a mi cuello prisionero de sus dientes-

Nick se levantó y me ayudó a pararme. Caminamos de la mano y yo no dejaba de darle pequeños empujones cada vez que me decía que quería devorarme o que me veía preciosa. No soportaba su ternura. Aunque tampoco iba a soportar lo que me pasaría dos días después. 

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