Han pasado tres meses más y estoy empezando a no tolerar el dolor. He salido con mi padre, conocí a varias chicas y casi todas cayeron a mi cama, pero no se siente igual. No es igual que cuando hacía el amor con ___. Camino y me siento en la cama. Deslizo mis dedos a través del edredón. Cuantas veces la amé sobre este colchón. Extraño esos gemidos que me daba al oído. Extraño cuando me decía <<Te Amo>> antes de dormirse. Extraño cuando se corría en mis brazos. Extraño cuando sentía su cuerpo junto al mío. Extraño sentirme seguro, amado. Ahora siento... Nada. No siento nada. Me siento totalmente vacío. No sé quién soy, sin ella no lo sé. Me siento perdido. Nunca debí tomar las llaves y arrancar el auto. Nunca. Estoy avergonzado, me siento culpable. Realmente no soy nadie. Voy al baño y tomo una hoja para afeitar. Antes de haberlo pensado, la deslizo sobre mi muñeca izquierda rápidamente. Es irónico: Saqué a ___ del agujero en el que se había metido, y ahora siento que yo merezco entrar en él. Sonrío involuntariamente al ver la sangre brotar sobre mi piel. Lo hago incontables veces más. Hasta que no hay lugar en mi brazo. Sin darme cuenta, he manchado toda mi ropa. Maldición. Espero a que mi brazo deje de sangrar y me cambio de ropa. Escondo la que me he sacado y me miro al espejo. Demonios, mi brazo está hecho un desastre. Cojo un polerón y lo pongo sobre mi camiseta. Al menos lo cubre todo. Bajo las escaleras y mi padre me da una gran sonrisa; ha preparado la cena. Me siento al frente de él, pero no tengo ganas de comer nada.
-Estás algo callado, Nick. ¿Pasa algo? -me pregunta
Niego con la cabeza mientras como un pedazo de la carne que hay en mi plato. De verdad no quiero comer nada. No con la carga emocional que llevo en este momento. No nos hablamos hasta que termino de comer. Me levanto y retiro su plato. Cuando extiendo el brazo justo en frente de su rostro, noto que algunos cortes se asoman. Levanto su plato rápidamente y me voy a la cocina lo más brevemente posible.
-Nick -alcanza a decir mi padre
Dejo los platos sobre una mesa de la cocina y me apoyo en ella. Respiro hondo y luego exhalo. No debí haberlo hecho. Mierda. Me volteo, aparentando no haber pensado en eso.
-¿Sí? -digo con una voz temblorosa
-Ven aquí -dice, algo molesto.
Mierda, mierda, mierda.
Apenas estoy a su alcance sube completamente mi manga. Jadea sonoramente y zafo mi brazo de su agarre.
-Lo siento, yo... -balbuceo
-Nick, ¿sabes lo que te hubiera podido pasar si...? -se detiene
Lo sé, y no me hubiera importado morir.
-Lo siento, pero... Esto se está volviendo cada vez más difícil, maldición -se forma un nudo en mi garganta
-Pero esto no solucionará las cosas, Nicholas Jonas -me reprende
-¿No? Bueno, no lo hará, pero, ¿Hay algo más que solucione esto? -me detengo- ¿Hay algo en esta puta vida que vuelva a hacerme feliz de nuevo? -digo, casi gritando. Las lágrimas caen por mis mejillas- Sé que no podré seguir, papá. Lo siento. Lo siento mucho, de verdad. Esto me está matando, ¿sabes? -las lágrimas no me dejan seguir hablando
-Nick, entiendo lo que sientes, pero...
-No. La verdad no lo entiendes -le interrumpo. Subo mi manga nuevamente, pero con furia esta vez- Esto fue hace unos minutos y me he sentido algo mejor desde aquel instante, pero te diste cuenta. Dejé que te dieras cuenta. Dejé que las cosas pasaran, eso es lo que siempre hago -digo, con ira, recordando todo lo que ha pasado.
-Es mejor. Así puedo controlarte aún más y no dejaré que sigas haciendo esta mierda -dice, molesto
-¡No valdra la pena, mierda! -grito- Me he convertido en un hijo de puta. No puedo entender como sigues aquí conmigo aún -me acerco a mi padre y le doy un abrazo. Tarda un poco, pero también lo hace.
-Papá, quiero morir -digo, llorando
-No, no lo harás, ¿me oíste bien? -dice, alarmado
-Oh, por favor -digo contra su pecho- Ya no lo soporto. La extraño tanto -sigo llorando
-Lo sé, lo sé -acaricia mi espalda
Desde ese momento, me hundo en el dolor cada segundo. Desde que la perdí. Desde que ya no puedo tomar su mano, besarla, observarla, escucharla reir, gemir, llorar, verla sonreír. Necesito esa sonrisa. Pero tengo que aceptarlo. Ella no vendrá a mí, así que yo iré a ella de cualquier manera. Solo necesito algo de tiempo... Y valentía.