La Cena

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Cuando abro la puerta tiengo la cabeza agachada, pero poco a poco la voy levantando. Veo unas largas piernas cubiertas de una tela negra, -y un gran bulto que se nota debajo del pantalón no logra evitar que clave mi mirada allí por unos segundos-. Nick está vestido de traje y corbata. Es encantador. Su pelo sigue tan rizado y peinado como siempre.

-Hola -me sonríe. Alza mi mentón y me besa suavemente

Sus labios. Sus besos...

-Luces tan hermosa, ___. -me admira de pies a cabeza.  Me sonrojo cuando su mirada llega a la mía

-¿Quieres pasar? -le pregunto, algo aturdida

-Preferiría que nos fuéramos ya, está haciendo algo de frío...

Nick es interrumpido por dos voces chillonas coreando al unísono <<Nick y ___ se aman>> y al mismo tiempo, la voz de mi madre regañándolas. Nick ríe tiernamente.

-Hola, Nick, querido -mi madre lo besa en la mejilla- ¿Ya se van?

-Sí -respondo amablemente

-Bien. Espero que disfruten. Mándale saludos de mi parte a tu padre, Nick, ¿sí?

-Claro, señora -le sonríe, con esas sonrisas que derriten hasta el corazón más frío

Nos despedimos de mi madre y Nick dejó que le tomara el brazo. Abrió la puerta de atrás e hizo que me sentara. La cerró después. Él conduce. Su padre está a mi lado. Nick le dice a mi padre el recado que mi madre le envió y nos dirigimos a un restaurante bastante elegante. Su padre me hizo algunas preguntas y las respondí sin mayor nerviosismo. Era un señor bastante relajado y divertido. Nos abrieron las puertas y nos sentamos en el lugar reservado para nosotros. Unos minutos después, nos trajeron una cena bastante apetecible y un Cabernet Sauvignon delicioso.

-¿Qué me cuentas, ___? ¿Cómo vas en la escuela? Claro, si asistes, te ves más como una universitaria, ojalá no me equivoque -dijo Patrick

-En realidad, voy en mi último año de secundaria -le sonrío- Pero me va bastante bien, no hay ningún problema -miento estrepitosamente

Al momento en que voy a tomar mi copa de Cabernet, me doy cuenta de que no traigo ninguna pulsera y mis cortes más profundos se notan demasiado. Cuando miro a Nick, noto que está mirando mi muñeca. Luego me mira serio -tal vez hasta enojado- y se retuerce en su silla, desviando la atención de mis cortes.

Mierda, se dio cuenta.

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