Capítulo 71.

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7 meses más tarde...

-Nos casamos en 4 meses, James, y todavía quedan muchísimas cosas por hacer. Tenemos elegido el sitio. Tú ya tienes el traje y para mí es imposible encontrar vestido con este barrigón, así que tendré que buscar luego uno a todo correr. Hemos conseguido el divorcio de Ethan, pero todavía no hemos solicitado la documentación para el enlace. Hemos decidido con quién se quedan Adam y Neiva, pero no cuándo será la luna de miel ni dónde. Además, no podremos alojar a tu familia aquí, tienes demasiada, así que hay que buscar dónde alojarlos. Maika y Aroa pueden maquillarme y peinarme, eso está cubierto, pero ni idea de quién lo hará contigo. Sabemos que Bridget y Miriam son las madrinas, Louis y Charles los padrinos y Adam quien lleve nuestros anillos, pero tenemos que enseñarle a hacerlo. ¡Dios, James! No hemos enviado las invitaciones, como muy tarde tienen que salir mañana. Cuando confirmen tendremos que colocar las mesas. ¡Madre mía! Y eso sin contar catering y tarta, que no sé por qué no sale en esta guía online para boda. James, por Dios, nos estamos durmiendo con esto.

Silencio absoluto. Nadie dice nada. Nuestro hijo está en el entrenamiento de fútbol, ha ido con la madre de Joe, así que hasta dentro de dos horas no va a volver. Se supone que íbamos a aprovechar esto para organizar algo más de la boda, pero James está demasiado ido todo el tiempo. Como ahora. Al mirar a la izquierda veo que se ha quedado dormido. ¡Dormido! Yo hablándole de nuestra boda y él se queda dormido. ¡No me lo puedo creer! Luego se queja porque me enfado, pero ¿cómo no hacerlo? No es que sean las 6 de la mañana como pasó una vez, más bien son las 11. He esperado paciente a que abra los ojos y así he podido buscar guías por internet. Y menos mal, porque falta mucho más de lo que creía.

Bufo. Es un insensible. Me levanto de la cama y voy corriendo al baño. Y no, no es para vomitar, sino más bien por unas tremendas ganas de mear. Últimamente me paso la vida en el baño y ya digo que no mola.

Como soy yo quien se prepara el desayuno, cada vez que veo algo me entra más y más hambre. Al final acabo con tortitas con sirope de chocolate, un bol de frutas, unas tostadas con mermelada de melocotón y un zumo de piña. Tiene todo tan buena pinta. ¡Es irresistible! Así que obviamente lo devoro todo. Absolutamente todo.

Justo al acabar me voy directa al salón. Quiero ver un rato la tele. A ver si ese capullo se despierta. Me encuentro con 'How I met your mother' y me quedo como boba mirándolo. Mejor que observar como mi prometido se duerme mientras yo le explico lo que nos quedan de la boda. Por desgracia solo quedaba un capítulo, así que a la media hora me quedo sin nada que hacer.

Cuando vuelvo a la habitación, él sigue dormido. ¡Genial! Me pongo el bañador y voy a la piscina. Ya que él no va a escucharme, pues me entretengo yo y puestos a hacer algo, que al menos beneficie al bebé, ¿no?

Me dedico a hacer largos una y otra vez. Con descansos, claro está. Aprovecho que el controlador de mi marido ya no me controla para poder bucear un poquito, pero muy poco, al final me ha metido el miedo en el cuerpo.

Hoy no me apetece salir de casa, así que después de una ducha rápida, me pongo mi pijama blanco de seda. La comida ya esta lista, así que eso no es un problema. Cuando suena el timbre, yo estoy a medio camino del sofá. Mi hijo ya está de vuelta. Y aquel sigue sin despertar. Ya no sé si cabrearme o preocuparme. Este hombre antes madrugaba. ¿Ya se acomoda y ni siquiera nos hemos casado? Si me está mostrando lo que me espera, no sé cómo acabará esto.

La madre de Joe siempre me ha odiado. No sé qué le he hecho, la verdad, pero siempre me trata como si yo fuera una mierda. Y no es que a mí ella me caiga mucho mejor, siempre con aires de grandeza y superioridad. En otras palabras, ninguna se soporta, pero nuestros hijos se adoran.

-Hola, Michelle, ¿qué tal va todo?

-De maravilla, Natalie, ¿qué tal tú?

-Estupenda. Hoy he visto a mi hijo meter dos goles.

-Genial.

-El tuyo no ha metido ni uno, pero sí ha caído.

Me giro hacia él. Mi bebé me mira triste. Tiene la rodilla raspada.

-¿Te has hecho pupa, mi amor?-le abrazo-Ahora lo miraremos. Y tú Natalie, gracias por todo. La semana que viene nos toca a James y a mí.

-Nos vemos el sábado-se da media vuelta y se va.

Me llevo a Adam al baño para poder curarle la herida y una vez está, se va corriendo a su habitación. Enseguida vuelve otra vez.

-Mami, tengo hambre.

-Lávate las manos mientras yo despierto a tu padre. Ahora comeremos.

-¿Papi duerme?

-Sí, mi amor, no sé qué le pasa. Parece que le da pereza preparar la boda.

Mi hijo se encoge de hombros y va directo a lavarse las manos como le he pedido. Yo voy a la habitación. Le muevo de un lado a otro y así me percato de que está demasiado caliente.

-No me lo creo-susurro. Pongo mi mano en su frente-¡Estás ardiendo!-me digo.

En la habitación de Adam está el termómetro, así que voy corriendo a por él y se lo pongo a mi marido. Mientras espero a que suene le pongo el plato de comida a mi hijo y le dejo comiendo en la cocina.

¡39'5º! ¿¡Que!? ¡Esto tiene que ser una broma! Por eso está tan ido. Por eso duerme tanto, pero he de bajarle la temperatura de alguna manera. Y yo que no me baño siempre que quiero porque me cuesta agacharme. Mejor dicho, después levantarme. Voy al baño y lo lleno de agua fría. Helada más bien. Yo no me metería, pero él ha de hacerlo.

Cuando ya está lista voy a la cama.

-James-le llamo-James, cariño, tienes que despertarte. Hay que meterte en la bañera, estás ardiendo. Vamos.

Empiezo a desvestirle, él no pone mucho de su parte, la verdad. Cuando ya le tengo desnudo, se ha medio desvelado, así que puedo llevármelo al baño. Le meto en la ducha y, con la esponja, mojo su cuello, nuca, pecho y frente. Madre mía, ¿ha cogido la gripe? ¿Ahora? No tengo la agilidad que él necesita, me ha costado un mundo traerle hasta aquí y no quiero contagiarme, ¡pero he de cuidarle! Enserio, ¿no podría haber elegido un momento mejor? Pobrecito, si el que está fatal es él.

La temperatura le va bajando. Menos mal que esto funciona. Cuando ya está más o menos bien, él mismo sale de la bañera y se pone un pijama nuevo. Mientrastanto yo le preparo su plato de comida y el medicamento.

-Lo siento mucho-me susurra al entrar en la cocina.

-Tranquilo, amor. Solo recupérate-le sonrío.

Michelle Evans, embarazada de 7 meses, en busca de mimitos, cuidando de los dos hombres de la casa.

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora