Capítulo 15.

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Que el motivo de mi desvelo esté causado por un fuerte dolor de cabeza es algo que no provoca el mejor de mis despertares, pero aun así no dejo que esto me destroce el día.

Ya es la décima vez que miro el reloj de la mesilla.

6:50 am

6:53 am

6:59 am

7:02 am

7:15 am

7:16 am

7:18 am

7:21 am

7:23 am

7:25 am

Estoy muy cansada. Le doy mil vueltas a la cabeza. Es horrible. Preferiría tener la mente en blanco. Miro la cuna. Adam sigue dormidito. Le sonrío.

Bostezo. Hoy voy a echarme una siesta increíble. Me estiro. Buf... Va a ser un día horrible.

Me levanto de la cama dirigiéndome directamente a la cocina. Me tomo una aspirina mientras preparo mi desayuno. Unas tortitas con chocolate, un café, un zumo de naranja y cinco fresas. Algo completito con lo que llenar mi estómago. 

Me siento en la mesa con todos los alimentos ante mí. El olor me embriaga. Ojalá pudiera quedarme con esta sensación durante todo el día... La tranquilidad.

Cojo mi taza de café. Un suspiro. Le doy un sorbo. Me quedo embobada mirando mi desayuno. Madre mía... Me voy comiendo el resto.

LLANTO. LLANTO. LLANTO.

¿Por qué a mí? ¿Por qué mi hijo tiene unos pulmones tan potentes? ¿Por qué me tiene que doler tanto la cabeza?

Dejando tan solo un trozo de tortita y un sorbo de mi zumo, voy corriendo al cuarto para poder apaciguar rápido este estruendo. Cojo a mi bebé en brazos y le acuno un poco.

-Buenos días, mi amor-le doy un beso en la mejilla-¿qué pasa? ¿Tienes hambre?-Me lo llevo a la cocina. Le siento en su sillita-Preparamos la comidita para Adam.

Voy preparando el biberón. Doy el último bocado a mi desayuno y lo pongo todo a lavar. Compruebo la temperatura de la leche. Perfecta. Me siento en mi silla colocando a mi bebé en mi regazo. Le doy su desayuno. Él lo acepta encantado.

Qué guapo es mi bebé. Qué ojazos azules grisáceos (como los de su padre). Qué pelito rubito (como el de su madre de niña). Qué mofletitos rechonchitos. Es mi futuro rompecorazones. Y él será bueno, como su mamá. Lo único que tendrá de su padre serán los ojos. Ni siquiera sabrá de su existencia.

¿Qué pasaría si él se enterara? Escalofrío. No quiero ni pensarlo.

Mi chico grande se acaba su biberón y me mira atento. Le sonrío de nuevo.

-mapppp-comenta.

Pronto conseguirá decir "mamá". ¡Estoy entusiasmada!

Pongo a mi hijo con su juguetes antes de ponerme a recoger lo ensuciado, cosa que termina enseguida. 

-¿Qué hacemos hoy, Adam?-le pregunto mientras le cambio el pañal.

-ppmpmappp.

-Podríamos ir a dar una vuelta-pienso en voz alta.

Mi bebé mueve los pies divertido y ríe. Es un caso fuera de lo normal. Me río.

Ya en la habitación miro mi armario. Un vestidito con estampado floral y unas sandalias y yo ya estoy lista. Una camisetita con su pañal para mi hijo y ya está listo. Le pongo en el cochecito y ya está todo preparado. 

Salimos de casa y nos vamos a una parada de bus... Directos al centro. ¡Día de compras!

Tres shorts, vaqueros todos, de tres colores diferentes: blancos, negros y azules.

Dos faldas de vuelo: una naranja y otra rosa.

Dos monos y un vestido: con gran escote y colores vivos.

Tres tops: uno rojo con rayas negras, uno blanco de encaje y uno deportivo con el número 39 en su centro.

Cuatro camisas: blanca "Pizza is my bae" en negro, rosa de tirantes, turquesa de tirantes, estampado étnico.

Dos chalecos de punto fino: rosa pastel y beig.

Dos camisones de seda: rosa y negro.

¡Cómo agradezco haber recuperado mi figura!

Dos conjuntos  para mi bebé y un peluchito.

No le iba a dejar sin nada...

Toda una mañana llena de compras con una gran lista que completo con una pulsera de plata. He gastado ya la mayoría de mis ahorros. Tendré que reincorporarme pronto en el colegio. ¿Con quién dejar a mi niño?

Volver a casa con tanta bolsa se convierte en todo un suplicio. Para rematar, la estúpida idea de que las compras solo han servido para llenar aquel vacío que James crea en mi interior cuando no está a mi lado. Eso ha traído a decenas de imágenes de lo ocurrido ayer. ¡Me cagüen...! ¿No me puede dejar sola ni así? Otro suspiro.

Abro la puerta. Entramos todos. Cierro la puerta. Camino a mi habitación. Pongo los conjuntos en el armario. Voy a la suya. Coloco su ropita en el armario y el peluchito en la cuna. Dejo el cochecito en su sitio. Vuelvo al salón. Dejo a mi bebé en su parque. En la cocina tomo un vaso de agua. Me tiro en el sofá. ¡Qué cansancio! Merecida siesta. Ya son las 18:21 pm. Dormiré una horita. Voy a cerrar los ojos. Voy a descansar. Voy a...

¡Ding, dong!

¿Por qué a mí? ¿Quién coño viene a molestar? Los días más horribles son con más visitas. ¿Cómo? ¡Si no conozco a nadie! 

Me tiro al suelo. Mi bebé se ríe. Me levanto a regañadientes y me acerco a la puerta. Cojo el pomo. Abro la puerta. Levanto la vista. Me arrepiento de no haber echado un vistazo por la mirilla.

-¿Qué?-pregunto tajante.

Se mueve nervioso. 

-Mmm... Esto es para ti-saca una caja de su espalda.

La miro fijamente. 

-No tenías que comprarme nada para que te perdone. Simplemente porque no vas a comprarme con nada.

-No es mi intención-hace una mueca.

-¿Solo has venido para darme eso?-lo señalo con la cabeza. 

Sigo sin cogerlo. La caja se mantiene entre nosotros dos.

-No... ¿Me dejas pasar?

-No, lo que quieras decirme... Aquí.

-Vengo a decir que lo siento.

-¿Algo más?

-Michi, por favor...

Suspiro.

-Esto es una puta montaña rusa, James. Si no la cago yo, lo haces tú. Nunca conseguimos estar completamente bien. Hace 6 meses que nos hablamos y ya no sé decir cuánto hemos discutido. No quiero esto. Y yo no voy a ir siempre detrás. No voy a ser tu perrito faldero. Estoy cansada de eso. Soy una persona. Tengo mis libertades. Y si me apetece quedar con Charles no tengo que pedirle permiso a nadie.

-Lo sé. Y por eso lo siento. No te merecías la escenita de celos. A partir de ahora lo haré muchísimo mejor. Lo juro.

Me lo replanteo durante segundos mientras mi vista va directa a sus ojos. ¿Por qué no puedo resistirme? Al fin y al cabo no es nada grave. Solo celos. Puto océano en el que siempre me pierdo.

-¿Qué hay en esa caja?

Él sonríe y me la tiende de nuevo.

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora