Capítulo 9.

177 10 0
                                    

Me gusta cómo es. Me gusta cómo me hace sentir. Es un chico muy raro. Es dulce y tierno. No teme decir lo que siente. Siempre está ahí para hacerme sentir bien y ayudarme. Al final con el tiempo he conseguido confiar en él. Es muy curioso, incluso he dejado que se quede con Adam mientras yo voy a comprar en más de una ocasión. Le he mostrado mi sonrisa. Me he pillado a mí misma durante media hora ante el espejo eligiendo conjunto a sabiendas de que iba a verle. Entonces... ¿por qué no quería explicarle como yo soy? No me molesta contarle cosas superficiales, pero me aterra la idea de profundizar, ¿por qué?

Yo sé que ama el color verde. Sé que escucha música muy rara (a mi entender). Sé que ha tenido 4 relaciones estables en sus 29 años. Sé que estuvo a punto de casarse. Sé que ama a los niños. Sé que su ídolo es Obama (y no comprendo cómo puede ser). Sé que quiere una mascota y que un perro es la mejor elección. Sé que tiene muchísimas primas en Murcia. Sé que tiene un hermano en Toledo que está casado con una mujer bellísima que le ha dado con hijo fabuloso. Cuidó de ese pequeño durante un año antes de venir a Irlanda, donde tiene a sus padres. No lo sé... Tengo la sensación de que conozco toda su vida. Tengo la tremenda sensación de que puedo saber lo que piensa con tan solo mirarle. Y es que en estos meses que han pasado desde aquel día las quedadas se han hecho casi diarias. "¿Puedo quedarme a cenar? He llegado ahora a casa y me muero de hambre, pero no tengo nada" me había dicho más de una noche. "¿Puedes cuidarme a Adam?" "Solo si después os quedáis a comer?" habíamos acordado alguna vez. Comidas, cenas o incluso meriendas que habían intensificado nuestra relación. ¿Podía ahora llamarle amigo?

He de reconocerlo, "Modern Family" es una serie muy buena. Muy entretenida. Me gusta mucho y me alegra que James me la haya enseñado. He creado mi rutina cada día a las 17:00 y los fines de semana me toca junto a él. Compartimos ya sea un helado, una galleta o una porción de pastel que yo misma he preparado. 

Me acomodo en el sofá colocando mis pies sobre su regazo y miro hacia la tele. No quiero perderme ni un segundo. James acerca los pies un poco más y empieza a jugar con mis dedos. Me permito un solo instante para mirarle.

-¿Qué haces?-pregunto sonriente.

-No lo sé-ríe continuando con su juego-Lo he hecho sin pensar. ¿Te molesta?

-Es relajante-vuelvo mi vista a la televisión.

Sin darnos cuenta nos sumimos en un silencio sepulcral que me resulta extrañamente agradable. De vez en cuento nuestras risas lo neutralizan, pero no es algo constante. 

Mi hijo está en su parque jugando con dos de sus muñequitos. De vez en cuando me mira interrogándome. "¿De qué ríes, mamá?" parece pensar. "¿Qué hace James con tus pies?" debería replantearse.

Al final, de la serie pasamos a una película. ¡Y mira que dije que odiaba las de terror, eh! ¡Me da miedo hasta lo más mierda, joder! Y va y me pone "Hannibal". Creo que no me hace falta decir que estuve escondida en el pecho de James durante dos horas. Ni siquiera que nos llevamos a mi pequeño al dormitorio junto a su walkie. Cuando la película acaba yo ya estoy de los nervios. Encima el muy idiota me ha dejado sola en el salón y yo, inteligente, miro a todos lados que Hannibal no esté cerca. Al final me tumbo en el sofá y hago del cojín mi escudo.

-Vengo a por ti-oigo en un susurro en mi oído.

Doy un salto tal que casi me quedo con las uñas clavadas en el techo. Mi corazón va a mil por horas y, ni sé cómo, me encuentro a mí misma al otro lado de la sala.

Una carcajada transforma mi terror en desconcierto y este en enfado.

-¡Pero qué coño haces!

Me acerco corriendo a él y empiezo a pegarle en el pecho. Al principio él se ríe, pero no le dura mucho.

-¡Ey! ¡Michelle, me haces daño!

Se queja. Y no lo dudo. Me acuerdo cuando era pequeñita y mi hermano jugaba a batallas con mi padre. Yo quería unirme, pero nunca me dejaban. ¿Debió perdonarme mi padre aquel ojo morado? De verdad que no lo hice a propósito.

Seguí pegando sacando así todo el miedo y enfado. Pero creo que hubo un momento que perdí el hilo. Sobretodo en el momento en el que recriminé ciertos detalles que James jamás había hecho.

-¡Miserable! ¡Cobarde! ¿Ya no eres tan fuerte, eh? ¡Ya no me dominas!

-¿¡Pero de qué coño hablas!?

Oír su voz me desubica. ¡Mierda! No es Ethan, joder, no lo es. Estoy metiendo la pata.

-No vuelvas a darme un susto como este-pronuncio más tranquila.

Me dirijo a la habitación donde Adam sigue jugando. Al verme me mira curioso. Le sonrío y él corresponde.

-Nos vamos a casita, mi amor-le cojo en brazos.

Y sí, señores y señoras, una vez más huyo de la situación. Soy experta en eso. No se me ocurren rápido las mentiras. No puedo enfrentarme.

-No huyas tan rápido. ¡Deja de huir! Michelle estoy harto de que te vayas cada vez que una situación va a hacerte profundizar. ¡Te sabes mi vida! Conoces hasta mi grupo sanguíneo... Y en cambio yo de ti no sé más que tu día a día. 

-Algo es, ¿no?-me encojo de hombros.

-¡Claro, Michelle! ¡Algo es! ¿¡O no ves que estoy harto de ir detrás de ti!? Michelle, no vienes aquí sino es para que te cuide a Adam y he de ser yo el que te invita. He de ser yo el que te pide cenar porque tú no me invitas. Soy yo quien te ha enseñado la serie y ha indicado horarios para ver en qué casa lo vemos. Soy yo quien pasea el parque del bebé de una casa a otra para que Adam esté cómodo. ¡Me canso! Estás muy cómoda en esta relación, pero yo estoy agotado. ¡Agotado! Harto de arrastrarte. ¡Tengo más amigos! No te necesito.

-¡Pues déjame en paz!-estalle de repente. James había ido a hacer daño-¡Te recuerdo que fuiste tú quien insistió una y otra vez! ¡Yo no! Fuiste tú el pesado, Harrison, no me recrimines nada ahora. Y si no quieres volver a verme... Simple-me encogí de hombros-no toques a mi timbre.

Voy corriendo hacia la salida dispuesta a marchar y no volver. Las lágrimas luchan por salir. ¿Por qué confiar en alguien que no respeta cómo soy? ¿Por qué darle mi cariño? 

Sabía que no podía confiar en él. Tendría que haberme hecho caso el primer día. Al menos sé que Adam jamás me abandonará. 

-¡Ya huyes otra vez! ¡Contéstame! ¡Cabréate! ¡Demuéstrame que te importo!-me coge del brazo y me tira hacia él.

Niego con la cabeza mirándole a los ojos. Está muy enfadado, pero consigo soltarme. Adam lleva un rato llorando y esto me mata. Salgo casi corriendo de esa casa. Solo pienso en estar tranquila. En mi zona de confort. En la paz de mi pequeño.

**Narra James**

¡Simplemente increíble! ¿¡Hola!? ¿Qué coño ha pasado! ¿¡Un puñetero susto generando esto!? ¡No! No te mientas James. Lo que ha ocurrido es que solo se necesitaba el chasquido que prendiera la cerilla llena de aquellos reproches que llevaba 4 meses acumulando. 

Ya luché una vez por una relación con fecha de caducidad... ¡Y casi me caso! No voy a volver a luchar solo.

El timbre suena sacándome de mi ensoñación. ¡Estoy cabreado! Y temo por quien esté tras la puerta. Se llevará una reacción que no merece.

Abro la puerta sin mirar. Y todavía no he reaccionado cuando ella habla.

-No me has pegado... ¿Por qué?

La incomprensión y sus lágrimas consiguen reblandecer mi corazón.

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora