Capítulo 75.

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Todavía no nos hemos ido de luna de miel, pero no importa. Hacer el día a día no está mal.

Ahora Neiva tiene un año y creo que pronto dirá su primera palabra. Adam cumplió los siete hace poco y ya se cree el hombre de la casa. Creo que le quiere quitar el puesto a James y eso a él le hace gracia.

¡Dios! Hubo una vez que James se había ido a trabajar y yo me había quedado con los niños en casa. Pero estaba echa polvo y me apetecía echarme un rato. Lo siguiente que sé es que al levantarme me encontré a mi hijo lleno de pañales por todo, Neiva sin el pañal puesto. Uno sucio al lado. Polvos de talco por todo. Un desastre vamos. Y aunque le dije a Adam que era mejor que no se peleara tanto, agradecí mucho el intento y le enseñé a hacerlo por si le volvía a dar el venazo. En el fondo fue divertido y más cuando se lo conté a James y él se puso a reír como un loco. Se puso a bailar con nuestro hijo y después fue a contarle a nuestra hija lo bueno que era su hermano.

Hemos tenido a los Harrison y los Evans más pegados que nunca. Los primeros meses ni siquiera pudimos cuidar tranquilos de nuestra hija. Después de la boda parecía que todos querían tener a Adam y Neiva para que nosotros hicieramos un especie de luna de miel, pero, sinceramente, eso me estresó muchísimo más. Encima la madre de James cogía todo el rato a mi bebé y no me dejaba tenerla. Incluso quiso darle biberón antes de tiempo para poder encargarse ella de alimentarla. Menos mal que James puso cartas en el asunto, de no haber sido así no sé que habría pasado. Al final tuvimos que echarlos a todos de casa para poder ser una familia normal. Ahora en casa somos Adam, Neiva, James y yo.

Las reuniones que tenía con mis amigas en el restaurante Gallagher ahora han pasado a mi casa. James se encarga siempre de distraer a los niños mientras yo cotilleo con mis amigas y, a cambio, de vez en cuando he de soportar las fiestas que monta con sus amigos en nuestro jardín. Cosa que no me molesta, la verdad. Vienen con sus mujeres y al final yo sigo conociendo gente y pasándomelo bien. Al final le perdí el miedo a todo. Al matrimonio, a conocer gente, a salir sola a la calle.

Y Adam... ¡Ay, mi peque! Sigue siendo un hermano genial igual que sé que lo será siempre. La verdad, estoy deseando que crezcan solo para ver como defiende a su hermana de lo chicos que quieran hacerla daño. Será precioso. Y yo haré lo que deba, pero en fondo estaré llorando de la emoción. ¿No es precioso como van a cuidarse los unos a los otros? Estoy segura de que Neiva también defenderá a su hermano mayor. Mirará con recelo a las novias de este y las amenazará si le hacen daño. Será así, lo sé. Aunque ahora Adam esté más dormido que despierto porque su hermana le despierta llorando a las tantas de la noche, no importa, es un amor incondicional y sé que será así siempre, aunque lo nieguen. No se diran el te quiero con palabras, pero si con actos. Y yo seré la madre más orgullosa de este mundo y James el padre más feliz.

Por cierto, me he fijado en este tiempo que mi hija pequeña es muy mimosa. Le encanta que le hagan cariñitos y mimos. Le divierte y entusiasma a partes iguales. Y James como padre orgulloso y entusiasmado con su bebé, le da todos los que quiere y más. Además, él también lo disfruta.

-Michelle, no quiero interrumpir, pero tenemos que irnos a casa. Tienes que descansar. Mañana es el jucio.

-Ya voy, James. Dame un minuto más.

Sí, mamá, Ethan es el que ha vuelto a trarme aquí. Han pasado casi dos años, pero por fin tengo el juicio. Solo espero que le encierren por todo lo que me ha hecho. Así también podré venir a verte más a menudo. No venía desde que escapé con Adam, pero ya te he explicado el por qué. La próxima vez puedo venir con Bambi. Ahora nos llevamos de maravilla, como tú querías. Y mira allí mamá. Mira como Adam abraza la pierna de su padre mientras le pregunta algo tipo "¿qué hace mamá?". Mira como su padre coge el cochecito donde Neiva está sentadita esperando a que mamá vaya. Esta es mi familia, mamá, el sueño que siempre tuve. Siento que te enteres ahora de cómo me trató Ethan, pero ya nada importa porque ahora soy feliz y los años que vienen van a ser increíbles.

Llámame loca, pero siento tu abrazo. ¿Me estás abrazando, mamá?

-Mami, papá nos quiere llevar a comer al McDonalds. Mami, ¿cuándo nos vamos?

-Ahora-respondo-Pero antes saluda a la abuela.

-¿La abuela Marti está muerta?

-No cariño, esta es la mamá de mamá. La abuela Caitlin. Tú nunca la has visto. ¿Por qué no le dices a papá que traiga a Neiva? Así todos nos despedimos de la abuela.

Asiente y va corriendo. Parece muy feliz de poder hablar con su nueva abuela. Aunque ya no estés aquí. Eso no le importa.

Todos se acercan, mamá. Todos te miran sonrientes y James me abraza por la espalda para poder darme ánimos.

Para mí eres un ejemplo de superación, mamá. Espero que estés orgullosa de mí.

Te quiero, mamá. También a mis amigos, a mi familia y a las personas más importantes de mi vida. Ojalá estuviera papá aquí también para decirle lo mucho que le extraño.

Adam me abraza. Está cansado. Tengo que irme ya. Volveré y volveré para decirte que mi vida sigue siendo igual de feliz. Porque con James, Adam y Neiva no puede ser de otra manera.

-Amo a su hija, señora Evans-anuncia James.

-Y nosotros queremos mucho a mamá, abuela-sigue Adam cogiendo la manita de su hermana.

Mi sueño mamá. Soy feliz. Y ahora he de irme para seguir con una vida llena de anécdotas y buenos momentos que algún día vendré a contarte.

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora