Capítulo 25.

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-Mamá parece muy contenta, ¿verdad, Adam?-pregunta irónico.

-¡James!-me quejo-¿Cómo no me avisas que íbamos a ver a tus padres? Mira como voy vestida-me lamento.

Dirige la mirada hacia mí un solo segundo. Una sonrisa aparece en sus labios. Con la mirada en la carretera, su sonrisa sigue extendiéndose.

-Amor, eres la mujer más bella que se puede encontrar. Llevaras lo que llevaras puesto, que por cierto, esto es perfecto, todo te queda genial y va bien en cualquier momento.

Sonrío mirando a la ventana. Pero me viene una nueva duda.

-¿Cómo lo haré para caerles bien, James?

-Solo sé tú misma, cariño. Te adorarán.

-¿Y qué pasa con Adam? De repente aparece una mujer con su hijo, ¿qué pensarán?

-Que te quiero más que a nada.

-¡No! Pensarán que me quiero aprovechar de ti. Pensarán que quiero aprovechar tu sueldo para mantenernos. O pensarán que lo tuvimos hace casi dos años y lo has ocultado desde entonces.

Él se empieza a reír. 

-Michi, cariño, hace dos años yo hablaba con ellos cada día y les contaba todo lo que me pasaba. Como por ejemplo, que había conocido a una chica muy guapa, asustadiza, inteligente y divertida que tenía un bebé recién nacido y que me gustaba mucho.

-Entonces, ¿ellos saben de mí?

-¡Claro! Además, que ahora hable menos con ellos, no quiere decir que ya no les hable. Día sí día no , a veces cada dos días, les llamo y les cuento cómo me va. Lo que he hecho con mi novia o, por ejemplo, que su hijo ahora me llama papá.

-¡Genial! Me odiarán por hacer que les llames menos.

Ríe más fuerte.

-¡Oh, mi amor! Menudas paranoias.

Aparca el coche. ¡Mierda! ¿Tan rápido? ¿Pero no viven en Glanworth? ¡Eso está a casi una hora! ¿Cómo hemos llegado tan rápido?

Bajamos del coche. James se encarga de coger al bebé. De hecho, no deja que yo le alce, quiere ser él quien se lo presente a su madre. Madre mía, no se puede estar más nerviosa.

Los tres nos dirigimos a la entrada. James toca el timbre. Me dice que tiene la llave, pero que no quiere interrumpir lo que estén haciendo de forma repentina. ¿Eso quiere decir que venimos sin avisar? Porque de ser así estoy a tiempo de huir. Podría coger a mi hijo e ir corriendo a por algún transporte público que me lleve a casa. Sería perfecto. Solo hay un pequeño detalle. ¡James es muy cabezota! No me lo dará tan fácilmente. ¿Cómo huir entonces? No puedo dejar al peque aquí. Y... 

La puerta se abre.

...ya no puedo escapar.

Una mujer bajita nos abre la puerta. Sus ojos son de un precioso color miel y su pelo es de dorado blanquecino maravilloso. Es preciosa, sin duda. Se ve de dónde a sacado James la belleza. Tienen la misma nariz.

-¡Jamie!-exclama-Cariño, ¡qué sorpresa!-sonríe de oreja a oreja-Y, ¿quién es este niño tan guapo?-saluda a mi niño.

Adam sonríe y da palmaditas. Estira los brazos hacia ella, la mujer le coge maravillada.

-Se llama Adam-le comunica su hijo.

Ella sigue ensimismada con mi niño.

-¡Jonh cariño, mira quién ha venido!-grita.

Enseguida aparece un hombre de pelo castaño y ojos azules, aquí está la explicación de su herencia. Cogió lo mejor de ambos, la combinación perfecta.

-Pero, ¿quién es este pequeñín?-lo coge-¡Qué monada! ¿Cómo se llama?

-Es Adam-responde James.

-¡Qué guapo! ¡Y qué bien se porta! ¿Dónde está tus papás, Adam?

-Yo soy su padre-comunica James-Y ella-me abraza acercándome más a él-es su madre, y mi novia, Michelle Evans.

-Hola-susurro avergonzada.

-¡Madre mía! ¡Michelle!-se emociona el padre-¿Sabes? Creía que no llegaría a conocerte, nuestro hijo no parecía muy puesto a presentarte-explica-¿Te lo puedes creer? Casi 31 años y ni puede presentar a su novia.

Sonrío.

-Ha sido todo complicado, con el niño y todo eso... No podíamos correr.

Ríe.

-En eso tienes razón. Pero, ¡no os quedéis ahí fuera! Venga, pasad. Catherine, querida, no te quedes tan parada.

Él sigue riendo. James sonríe feliz. Yo sigo nerviosa. Mi hijo ya ha entrado con John. Y la madre sigue paralizada. ¿Qué pasa? ¿No dijo James que ellos ya sabían de mi existencia?

El corazón me va a mil por hora. No puedo conmigo misma. Puede tranquilizarme la reacción de mi suegro, pero Catherine... Lo suyo me tiene con el corazón congelado y la respiración entrecortada.

Nos sentamos todos en el salón, John trae las bebidas. Incluso trae agua para mi bebé. Le sonrío en agradecimiento.

-¿Qué tal va todo, hijo?-le pregunta su padre, parece que hoy son los hombres los que llevan el hilo de la conversación.

-Muy bien. Sigo ganando todos los casos y ahora mi vida personal es estupenda. Adam me sorprende más cada día. Ya sabe decir "mamá", "papá", "sí", "no", pide cosas o avisa cuando hay que cambiarle el pañal. La verdad, creo que nos ha salido charlatán.

-¿Nos?-interviene la madre-Juraría que el padre murió hace años.

-¡Mamá!-pronuncia tajante. Una clara advertencia.

-Sí que murió.-digo yo-Después de años haciéndome sentir inferior, finalmente me dejó, con un embarazo inesperado. Creí que mi vida había acabado, Adam era mi único motivo para seguir adelante. Hasta que apareció James y me demostró que la vida vale la pena y que el amor sano y placentero existe de verdad. Por eso mismo, sí, es nuestro hijo, porque Adam le quiere y yo también. Y lo más importante, porque James quiere serlo, yo jamás le utilizaría para conseguirle a mi bebé un padre, si lo es, es porque él ha querido.

Todos se quedan callados. ¡Vaya! Todos los nervios me han salido de repente. ¡Qué inapropiado! ¡Dios! ¡Qué vergüenza! Me sonrojo. ¿¡Por qué nadie habla!?

-Espero por tu bien que quieras a mi hijo.

-Más que a nada en este mundo, después de mi hijo.

-Nunca le hagas daño.

-Dañarle es mi mayor temor, Catherine.

Asiente. De repente sonríe. Yo la imito nerviosa.

-¡Hacéis una familia maravillosa!-exclama de repente.

Me quedo alucinada. ¿Así sin más? ¿Lo de antes ya no existe? ¡No entiendo nada! Miro a James, él sonríe de oreja a oreja.

-¿Verdad que sí?-responde-Y no sabes cuánto nos queremos.

-Sí lo sé, mi amor... Hacía mucho que tus ojos no brillaban así. ¿Lo mejor? Los suyos brillan de la misma manera-dice mirándome.

Después me guiña un ojo. Creo que ya comprendo lo que ocurre. He superado la prueba. Aunque, ¿no ha sido demasiado fácil? Yo creo que la información previa a la visita de hoy ha ayudado demasiado... Lo agradezco. 

De repente tengo una familia. ¡Vaya! ¿Desde cuando estoy tan familiarizada con la sensación de felicidad?

Destinos cruzados.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora